Capítulo 3: Así son las cosas.

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El tiempo transcurre de forma graciosa, los días corren o caminan y estos años de estar fuera del laboratorio y convivir más con el mundo exterior me hicieron darme cuenta de eso; mi vida había dado una vuelta de 355° grados... básicamente dejándome casi en el mismo lugar, sin embargo no era el mismo lugar y jamás lo volvería a ser. Si hablamos de mi vida puedo decirles que cumplí con el objetivo que mi tío tenía para mí, seguía tratando de ocultar los avances que los químicos y pruebas tenían en mí, así como trataba de ocultar que mi primo se enterar de mi trabajo como mercenaria, aunque viviendo en la misma casa hacia mi tarea más difícil de lo que debería ser.

Sí bien he cumplido con todo lo que se me ha pedido he de admitir que ser la representante artística de la escuela es algo muy agradable de hacer, así como ser parte del consejo estudiantil. Son cosas que nunca imagine que pudiera hacer y aun así lo estoy haciendo, Aunque hay veces en las que no puedo evitar pensar ¿qué estarán haciendo mis amigos? ¿Cómo seguirán las cosas en el cuartel? Cunado asisto a las pruebas y a los exámenes del laboratorio algunas veces llegó toparme con ellos, sin contar las veces que nos vemos en misiones pero por alguna razón no se siente como antes, y me hace preguntarme como hubiera sido si nos hubiéramos conocido de forma normal o si yo nunca hubiera salido de ahí.

- Te estoy hablando.- reaccione ante la friolenta y amenazante voz.- al parecer estás perdiendo los modales.- reclamo aquel hombre de traje blanco y elegante.

- Como le estaba diciendo.- retomo la palabra mi tío.- es necesario que dejen de enviarla a trabajos a altas horas de la noche, mi hijo está empezando a preguntar.

- Imposible, el acuerdo claramente dice que ella debe estar disponible siempre que se le requiera.- sentencio con firmeza el contrario.- usted estuvo de acuerdo con ello, si gusta puedo mandar a traer una copia del acuerdo donde usted firmo.

- Se bien lo que firme.- refunfuño con enojo.- debe haber una manera de solucionar este problema.

Con sutileza y gracia levante mi mano pidiendo autorización para hablar y no recibir algún castigo por insolente.

- ¿qué es lo que quieres?- hablo exasperado el hombree de traje claro.

- Podría mudarme.- hable clara y sin rodeos.- a un lugar cerca de la escuela y a la vez un poco más céntrico, al vivir sola ya no habría necesidad de ocultarle a Gakoshū-san mis salidas improvisadas, sin contar que facilitaría mi movilidad y mejoraría mi puntualidad.

De ese día al presente las cosas no han cambiado mucho, si me mude a un departamento con una buena distancia entre el centro y la escuela, se me facilitaron las cosas en muchos sentidos, empezando por el hecho de que logre trabajar fuera del gobierno (sin que ellos lo notaran) ganando así mi propio dinero; también había logrado una "estabilidad" en mi ritmo de vida, aunque bien no todo era bueno, también había tenido algunos percances como el hecho de que mi querido Shu-kun y yo competíamos constante mente por el primer lugar en las tablas de calificaciones y eso de alguna forma causaba un conflicto en nosotros.

- maldita sea shu~kun lo que hago por ti- conteste cabreada por el teléfono de mi habitación

- sabes que te quiero an~chan y que no te lo pediría si no fuera importante.- me animo como respuesta, sin embargo no me sentía del todo bien con eso.

- yo también nos vemos mañana, solo no andes alardeando sobre eso o realmente me enojare y tendré que considerar en golpearte.- una ligera risa fue mi respuesta y después un silencio blanco ya colgó pensé antes de colgar el celular de igual forma y dedicarme a mi rutina nocturna.

Competir, siempre competimos por ver quién es el más inteligente, el más habilidoso y por supuesto el mejor. Pero conforme fue pasando el tiempo se volvió algo diferente, pero eso se los contare más adelante.

La Escuela Secundaria Kunugigaoka un lugar donde residen las mentes más brillantes de Tokio, con un alto nivel educativo y las mejores calificaciones de todo el país... por algo es lo más preciado para mi tío Gakoshō Asano el director de la instalación y por eso mi primo Gakoshū y yo estamos constantemente compitiendo por el primer lugar en calificaciones, solamente trajo a mi vida esperanza y desilusión empezando por el hecho de que en la escuela no se me reconozca como familiar del director ya que eso causaría una imagen fatal al apellido Asano, es por eso que doy lo mejor de mí, para que cuando sea el momento sea digna de portar el apellido, porque se lo debo y quiero que esté orgulloso de mi.

A sweet cake (edición No.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora