Arlet esperó sentada en la última clase del día a que todos se fueran del instituto para que ella pudiera ir al despacho del señor Price sin que nadie hiciese comentarios tipo: "¿Qué habrá liado de nuevo esta chica?" O "Cómo no, la chica rara va de nuevo al despacho del señor Price." Porque no es un secreto entre los alumnos de Blackwell, que Arlet ha estado en muchos problemas gracias a su rebeldía e incluso ha llegado a estar una semana expulsada.
Arlet recorre el familiar camino de los solitarios pasillos hacia el despacho del señor Price. Justo enfrente de su puerta, se detiene, respira hondo, y llama a la puerta y espera a oír un "adelante" para poder pasar.
-Hola, señor Price. - dice Arlet.
-Buenas tardes señorita Lee. - devuelve el saludo el señor Price. - me han llegado noticias de su nuevo revuelo con la señora Edwards. Sé que es una mujer difícil de tratar, pero, ¿no está cansada de tener problemas con ella?
- ¿Usted no está cansado de que siempre intente ligar con usted?
- Si le digo la verdad, sí. Pero la ignorancia es una de las mejores respuestas, ¿no es así? Con esto quiero decir que la ignore cada vez que quiera atacarla, la ignore, y verá como vence sobre ella. Aunque tampoco la ignore leyendo un libro, y si es así, ¡sé más disimulada! - se ríe. Arlet esboza una sonrisa. - Esta vez no te sancionaré, puesto que no quiero que se pierda el baile de fin de curso que se está organizando.
- No voy a ir, no me llama la atención ver como los alumnos se visten de gala para bailar cuatro canciones de mierda, y luego emborracharse y finalmente acaben en la cama con su acompañante para el baile. No es muy bueno de ver, ¿no cree?
- Tienes toda la razón del mundo. El realismo que tiene es algo que poca gente tiene y es digno de admirar. Por cierto, se me olvidaba - dice desviando el tema de conversación - Abadie, me ha dicho que quería reunirse con usted después de clase, pero me ha pedido que le diga que hoy no puede.
- Oh, sin problema. Dígale que no se preocupe. ¿Algo más?
- No, ya puede retirarse.
- Hasta mañana, señor Price.
- Hasta mañana, señorita Lee, cuídese.
Arlet recorre de nuevo el camino que ha seguido para ir al despacho, y sale por la enorme puerta del instituto.
Allí, apoyado en el muro, está un chico de un curso superior fumando un cigarrillo. Arlet no tarda en reconocerlo. Pelo azul tapándole media cara, camiseta negra de un grupo de música, esta vez de nirvana; pantalones negros pitillos rotos y zapatillas negras desgastadas. Se trata de Blake. Lleva dos años en Blackwell. Vino desde Sidney, Australia. Padres separados, vive con su madre ya que su padre perdió la custodia por agredir psicológica y físicamente a ambos. Aunque ahora, de nuevo, lo sufre por sus compañeros. Una vida difícil.
Arlet pasa por su lado cabizbaja para evitar cualquier contacto visual con él.
-¿Quieres uno? - le pregunta Blake refiriéndose a un cigarrillo.
Arlet fuma, no muy a menudo, pero fuma. A escondidas de todos, pero fuma. Le autodestruye por dentro, pero fuma.
- Vale.
Blake saca un cigarrillo de su bolsillo y se lo da a Arlet, que acto seguido se lo pone entre los labios y se lo enciende él.
- Quiero hablar contigo. - dice Blake. - ¿Quieres venir al baile conmigo?
- No me gustan esas mierdas. - responde Arlet.
- No me refiero a la forma convencional.
- ¿Entonces?
- Vamos a dar una vuelta y te lo digo, no quiero que Price se entere.
Salen del instituto y giran a la derecha de forma automática, como si se hubiesen puesto de acuerdo desde en principio.
Y cuando están lo bastante alejados del instituto, empieza a hablar.
- Quiero devolver todo lo que me han hecho a esos hijos de puta.
- ¿Y para qué me quieres a mí?
- Necesito a alguien que venga conmigo al baile, y a alguien que también les tenga rencor, y esa eres tú, Arlet.
- ¿Qué has pensado?
- Todo el mundo está organizando el baile para que sea la "mejor noche de sus vidas", pues, hay que arruinarles el baile para que sea la peor de ellas.
- Suena genial... ¿y qué vamos a hacer?
- ¿Esta tarde tienes algo que hacer?
- No.
- Entonces, quedamos en frente del instituto a las seis y media, vamos a mi casa. No habría nadie y podré contarte mi plan tranquilamente.
- Vale, allí nos vemos.
- Adiós.Ya en la puerta de su casa, Arlet tira el cigarrillo en la acera y lo pisa.
Entra y la espera su madre que acaba de llegar para comer juntas.
- ¡Hola, cariño! Papá vendrá tarde, tiene mucho trabajo hoy, nos ha dicho que comamos, que no le esperemos.
- Hola, mamá. Voy al lavabo y voy a comer.
- Vale, cariño. Date prisa que se enfría.
Arlet se enjuaga la boca y se echa un poco de perfume para tapar el olor a tabaco, lógicamente no quiere que sus padres se enteren de que fuma.
Ya en la mesa su madre le dice:
- Dime, ¿ya tienes pretendiente para el baile de este sábado?
- Bueno... más o menos... se puede decir que sí.
- ¡Qué bien! Iremos a comprarte un precioso vestido rosa, unos tacones y te llevaré a la peluquería para que te hagan un precioso peinado. ¡Serás la reina del baile!
- Te hace más ilusión a ti que a mí.
- Será una noche mágica, ya verás. Hoy mismo vamos a ir a ver vestidos.
- No puedo, ya he quedado. - dice levantándose de su sitio para evitar preguntas innecesarias.
- Pues mañana, no te preocupes.
Arlet se encierra en su cuarto dejando a su madre delirando sobre el baile, mientras ella espera la hora para irse.
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I'm not okay.
Teen FictionUna chica rara. Un colegio lleno de zorras. Una fiesta. Una broma. Una caída.