Tres: Roller ¿Track?

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NINA

Ni bien llegue a mi casa esa noche, no encontré a nadie. Mi papa me había dejado una nota que decía que volvía en unas horas, que la comida estaba preparada y que la vecina, que era una señora de mayor edad muy buena y amable, estaba a mi disposición ante cualquier cosa. Me tire en el sillón y me mordí el labio. Nuevamente lo mismo. Mi mama sale, mi papa también, ninguno me dice a donde, me dejan sola unas horas, me avisan por notas y no sé nada. Tonta no soy y las coincidencias son demasiadas. Cuando uno no cree en las casualidades, aparecen las causalidades y es obvio que están juntos.

Al otro día en el colegio me encontré con Luna antes de entrar, que estaba desanimada. No había tenido un buen entrenamiento el día anterior, no estaban entendiéndose muy bien con Simón. Él estaba muy enfocado en su banda y la competencia de patín había pasado a segundo plano.

- No puedo entenderlo Nina. – negó con la cabeza al ver que fallaba por quinta vez una ecuación de matemáticas. – Esto es difícil.

- Es lógica pura, cuando entiendas la regla vas a poder llevar acabo el ejercicio, tenes que leer esto. – Le di una hoja de teoría – No es tan difícil como parece Luna, en serio te digo.

- Igual, me canse. – tiro los libros a un lado. El profesor no nos estaba mirando. – No vamos a estudiar más.

- ¿Qué? Es matemáticas ¿Qué vamos a hacer sino? – ni bien me miro a los ojos supe que no debería de haber preguntado nada. Luna comenzó a toser muy fuerte y toda la clase volteo a mirarnos. Ella seguía tosiendo y hiperventilando mientras que yo la observaba sin saber muy bien que hacer.

- Luna ¿Qué pasa? ¿Estás bien? – la profesora se acercó corriendo, algo asustada.

- Me, me siento un poco mal. – susurro sin dejar de toser. - ¿Puedo ir a enfermería?

- Por supuesto, pero no podes ir sola. Nina – la mire con sorpresa - ¿la acompañas?

- Sí. – Ayude a Luna a caminar a la salida del aula y ni bien estuvimos fuera ella volvió a la normalidad. Mi cara de incredulidad lo decía todo. No podía estar haciéndome esto. - ¡¿Estás loca?!

- No. – Rio – Vamos Nina, me vas a decir que nunca te escapaste de clase alguna vez. – negué con rapidez. - ¿No? Bueno, primera vez.

- Pero yo no me quería escapar, Luna – rogué, mientras ella tiraba de mi brazo. – La profesora va a notar que no estamos en la enfermería, ni que nunca fuimos, estaba preocupada... Luna – insistí.

- Nina, es una única vez, en un rato pasamos por enfermería, finjo sentirme un poco mal y listo. – sonrió raramente, yo no podía creerlo. – Por favor.

- No estoy de acuerdo con esto – llegue a susurrar, pero Luna riendo tiro de mi brazo y nos dirigimos al bar.

Nadie noto nuestra ausencia mientras estuvimos dando vueltas en el patio y en el baño, pero al entrar al bar nos chocamos con Matteo, que se detuvo de inmediato al ver a Luna.

- ¿No debería de estar en enfermería, pequeñas mentirosas? – Mis nervios eran notorios. Nos acusaría, estaba segura, y de no hacerlo él lo haría su novia, porque de seguro le contaría. Ni imaginaba las burlas que tendría de parte de Ámbar y su grupito por haberme salteado una clase siendo la nerd del curso...

- Me siento mucho mejor, chico fresa. Y para que lo sepas, no es a ti a quien debo explicarle todo – Como siempre, Luna comenzó a discutir con él. A Luna le gustaba, o por lo menos le atraía Matteo y las peleas o el patinaje en el Roller eran las únicas cosas que los unían. O eso parecía. O eso me parece más específicamente a mí.

Corazón | Gastina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora