Capítulo 3.

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[Taissa]

Hace algunos minutos Evan me obligó a meterme en el cuarto de Josh, sabía cuál era por las decenas de veces que vine a hacer trabajos prácticos del colegio. No entendía por qué tardaba tanto. Me senté en la cama y solté un ruidoso suspiró.

-Perdón por tardar-dijo entrando y se dio vuelta para cerrar con llave-.

-Lo mire confundida-¿Pero qu...?

No me dio tiempo de terminar de decir la palabra porque sus labios ya estaban sobre los míos. Lo empuje y este chocó con la pared.

-¿Qué mierda te pasa?-grité-.

-Yo, lo siento-dijo apenado-.

Pateé el piso y me crucé de brazos.

-Taissa-murmuró-.

-¿Qué? -dije con un tono seco-.

-Vos sabes que yo, hum, yo me quiero acostar contigo desde cuarto año ¿O no?

Yo asentí.

-Solo te pido una noche, una maldita noche, no te hará daño.

-Supongamos que digo que sí, ¿Qué pasa si Emma entra y nos ve?

-Por eso tarde, le estaba diciendo a Emma que te duele la cabeza y que te fuiste a acostar en el cuarto de Josh, le tive que pagar para que no suba, igual creo que subirá, justamente por eso le puse cerradura, eso ya estaba cubierto.

-No tenés protección.

-¡Oh claro que sí!-dijo sacando de su pantalón un preservativo-¿Y? ¿Qué dices?

Rodé los ojos y me acerqué a él, puse mis labios sobre los suyos y coloque mis manos en su nuca. Él hizo muchas cosas por mi, ¿Por qué yo no lo hago por él? Sólo es tener sexo y nada más, además era la única virgen del colegio. Sentí sus manos acariciando mi espalda, bajo el cierre de mi vestido haciendo que caiga al suelo, no traía sostén así que mis pechos estaban a la vista. Me tiró a la cama y el se puso arriba mío. Estaba prácticamente temblando.

-Tai-susurró cerca de mis labios-.

-¿Sí?

-Tranquila-acaricio mi hombro, eso me ponía más nerviosa-.

Me volvió a besar, sus labios eran suaves, sus besos eran cálidos y su sabor mentolado mezclado con un poco de alcohol me encantaba. Desprendí los primeros botones de su camisa y se la quité.

-¡Taissa, cariño!-gritaron mientras golpeaban la puerta-.

-Emma-susurre-.

Empuje a Evan y me puse mi vestido, tomé si camisa y se la tire, el la atrapó en el aire.

-Vamos, acostate-dijo terminando de prender los botenes-.

Me saqué los tacos y me tire a la cama.

-Hace que te duele la cabeza.

-Tranquilo, soy una profesional.

El río y fue a abrir la puerta. Emma estaba parada con los brazos cruzados. Empujó a Evan y entró.

-¿Por qué cerraste con llave?

-Pues, para que no entre nadie más, viste que vienen acá para cojer como conejos.

-Ajá -dijo y se acercó a mi-¿Qué te duele?

Yo miré a Evan alarmada. Él se tocaba la cabeza.

-La cabeza.

-¡Pobre!-exclamó-.

No me gustaba mentirle a Emma, pero era por un bien mayor, no quería que se enoje conmigo, y tampoco Evan.

Sexo con la lesbiana >> evan peters y taissa farmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora