VI

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La lluvia no demoró en llegar. El cielo se desmoronaba y Levi sólo sentía la mano de Eren apretarse con la suya, lo estaba conduciendo a quién sabe dónde mientras sentía las gotas frías cayendo, empapando sus ropas y su rostro.

La lluvia era extraña, en más de un sentido. De niño había hecho una lista de las cosas que más le gustaría ver algún día, entre estos estaba la lluvia. ¿Era tan especial para que todo el mundo hiciera tanto escándalo por ella? ¿O sólo no les gustaba?

―Levi ―lo llamó Eren, las gotas habían dejado de estamparse en su rostro así que supuso que habían llegado a un lugar seco. Por alguna razón le pareció gracioso que ese día lloviera, se la estaba pasando tan bien que la lluvia era sólo un regalo más.

―¿Dónde estamos? ―preguntó Levi, Eren se acercó hacia él y lo abrazó

―Oh, sólo es un bonito café ―respondió―, si la lluvia pasa te llevaré a otro lugar

―¿Hasta que pase? ¿Te da cosa mojarte? ―contestó Levi sentándose donde Eren le había indicado.

La estancia estaba ligeramente llena a causa del clima, los meseros trabajaban agitadamente despachando aquí y allá mientras nuevos clientes llegaban a cada minuto, buscando resguardarse de la tormenta más que disfrutar un café. Había una mujer con unas curiosas gafas rectangulares sentada en una mesa del otro lado del local, tenía el cabello color caoba y leía un libro sin inmutarse por el ruido, Eren sonrió al verla, casi le pareció que era confiable.

―Yo quiero un cappuccino y... ¿Levi, qué quieres?

―Té negro

―Enseguida ―dijo la mesera. Eren notó como Levi volteaba hacia la ventana, ¿qué estaría pensando?

―¿Es ruidoso, no crees? ―dijo Levi, sacando a Eren de sus pensamientos

―¿Ruidoso?

―La lluvia, hace mucho ruido, todo el mundo se vuelve cobarde cuando aparece

Eren soltó una risita, a veces Levi decía cosas de ese tipo que realmente no terminaba de entender. En ese momento, más que una cita, estaban pasando un buen rato, aún si afuera seguía cayéndose el cielo y los recuerdos de sus sueños venían a su mente, en ese momento era infinitamente feliz al observar a su amado.

―Levi ―lo llamó, alargando su mano para tomar la suya, estaba fría.

―¿Cómo es la lluvia, Eren? ―le preguntó, sus ojos estaban fijos en él, Eren reparó en la ventana detrás, estaba empañada y desde ahí podía apreciar perfectamente como desfilaban las gotas, ¿cuántas caían a cada minuto?

Gotas, gotas, gotas de lluvia desapareciendo al tocar el suelo, agrupándose y perdiéndose...

―La lluvia es... ―su mirada viajó hasta posarse en la ventana

―Fría, ¿no es así? ―respondió Levi antes de que ordenara lo que tenía en mente

―Es fría, sí ―convino Eren.

La mesera se acercó con las tazas humeantes y las dejó sobre la mesa, preguntando si deseaban algo más, Eren pidió un trozo de pastel y Levi negó con la cabeza.

―¿Qué te pareció la presentación? ―preguntó Eren dándole un sorbo a su taza, sin cuidar el quemarse la lengua

―Demasiado tranquila, pude haberme quedado dormido... ―se detuvo, alzando la taza y llevándosela a la boca

The only exceptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora