VII

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 Aquella mañana siguió la rutina de siempre: despertar, ducharse, prepararse para ir al instituto... Al salir de su casa revisó mentalmente el tener todas sus cosas en orden, por alguna razón se sentía más tranquilo de lo normal, era como si el aire fuera más ligero y el frío de la mañana más agradable. Inevitablemente la imagen de Levi vino a su mente y recordó lo que habían acordado un par de días antes.

¿Había hecho algo mal? Sabía que era duro salir con Levi, para empezar no podía hacer ciertas cosas como todas las parejas. Eso no le importaba en lo más mínimo, su compañía era perfecta, Levi tenía una curiosa opinión sobre casi cualquier tema.

Sus familiares decían poco acerca de su relación, al principio le había preocupado lo que pensara su padre pero poco a poco fue olvidándose de eso, la felicidad que sentía entonces lo estaba cegando... ¿Cómo describirlo con palabras? Levi era terco, grosero y casi nunca cedía a sus antojos. Cada cita era como un reto: debía conquistarlo.

Y mientras los pensamientos se confundían en su mente cruzó la calle sin mirar a los lados, en ese segundo su visión se volvió borrosa y percibió un fuerte impacto, entonces todo se volvió negro y la consciencia se le escapó...

Las autoridades llegaron a los pocos minutos, la gente se amontonó alrededor. Se confirmó que ambos conductores habían salido ilesos, sin daños mayores pero Erwin no había corrido con tanta suerte: su brazo derecho estaba atrapado entre el metal de los vehículos y los paramédicos no pudieron hacer más que extraerlo con todo y el fierro encajado en su brazo.

Durante el trayecto, mediante los procedimientos de rutina se llegó a una decisión un tanto apresurada, había aún que ver lo que decía la familia.

El día pasó lentamente, las personas cercanas fueron avisadas del desastre, inclusive Levi, que no hizo más que maldecir al aire cuando se enteró.

Pudo verlo a la mañana siguiente, Petra había esperado en la sala de espera y él había tenido que entrar solo, mejor así. Sabía por la pequeña charla con su padre que Erwin había perdido algo importante, el metal en su brazo se había hundido tan profundo como un cuchillo y los nervios se habían destrozado.

―¿En qué diablos estabas pensando? ―preguntó Levi acercando su mano para tocar la herida, su hombro estaba vendado y abajo no había nada más, le dolió el sentirlo, un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo.

―Sólo fue un accidente ―se excusó Erwin tomando su mano y llevándola hasta su rostro, estaba fría como era costumbre

Levi se sentó en el borde de la camilla y dejó que Erwin lo envolviera en su abrazo. Se sentía culpable por todo aquello, pero si se quedaba a su lado sólo seguiría haciéndole daño.

No quería destruir lo que estaba a su alrededor. Si es que había algo sólido que rescatar... En ese momento todo parecía tan inútil... Tenía que aceptar que ciertas cosas simplemente no tienen solución...


―¿Qué hay de esos extraños peluches en forma de oso?

―No son extraños –se rio Eren―, es el animal más común en peluche

―¿Qué más hay?

―Una serpiente arcoíris, algunos perros y... una almohada, creo.

―Quiero el perro

―Muy bien

Levi escuchó como el hombre le daba algunas indicaciones a Eren antes de lanzar los aros a las botellas, realmente no quería un extraño peluche, así que no diría nada si Eren fallaba. Claro que el otro no se dio por vencido y luego de algunos turnos más ganó un pequeño perrito de peluche color café.

The only exceptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora