III.

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El pecho se comprime

como la masa del pan,

las hogazas del invierno

se calientan en el fuego.


Si me dejas esta noche

capturar el corazón del mar

que por muchas manos han pasado

y ninguna con cuidado.


Ya el viento no corre

en la misma velocidad,

esta tierra no se mueve

en las  raíces secas del amor.


La arepa ya bañada

en el feo desayuno,

solo miro a la ventana

que me lleva a la nada.




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