Respiro nuevamente y la observó, quizás era muy pronto para decirlo, de limito a mirarla unos segundos más, su posición de ella era bastante relajada cruzada de piernas y manos juntas sobre los muslos.
Llevaba un vestido blanco largo, el cual hacia que se viera su piel blanca y fría.
Su complexión era delgada, el rostro fino y de hermosas facciones, cabello largo y un poco ondulado con un color negro profundo, los ojos color café obscuro, su mirada paracia noo mirar nada y todo a la vez.-¿vas a decirme algo o sólo me observarás?-.
-Estoy aquí para matarte-.
-¡oh, ya veo! Sabes alguien que va a matar a otra persona no se seca la ropa, de hecho no se pondría tan nervioso como tu-.
-No creas que no lo hare, platicar contigo es mera cortesía por los tiempos pasados, donde estuvimos juntos-.
-Cariño ese fue el mejor tiempo de tu vida, pero no creo que sea suficiente motivo para matarme, ¿Cuentame cuál es la verdad?-.
-No te serviría de nada saberlo a fin de cuentas hoy moriras-.
-Entonces matame, ¿Cómo lo harás? Será asfixia, puñalada o un balazo, cuentame-.
- aún no lo decido-.
Su cara demostraba temor, la de ella parecía muy Serena, como quien no tiene ninguna preocupación en la vida.
Hubo un silencio de unos minutos, nadie decía nada solo se observaban.-En fin, no has tenido el valor de matarme, así que puedes cerrar la puerta al salir-
Caminó rumbo a su habitación a paso calmado, moviendo las caderas sutilmente, y dejando el aire impregnado de su perfume.
-¡carajo!.... no puede ser que aún me afecte tanto-. Penso.
Ella entró a su habitación dejándolo pensando en la sala de espera.
Se levantó y camino de nuevo a la habitación está vez si lo haría no importaba su amor con ella o cualquier cosa que dijera.