capitulo 3:

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El dolor de cabeza del que sufría Sherlock se intensificó al escuchar voces que provenían de la sala de estar. Al parecer sería otro día más de visitas indeseables, a excepción de John.

- Él no tiene ni la más mínima idea de lo que se debe hacer en esa clase de situaciones

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- Él no tiene ni la más mínima idea de lo que se debe hacer en esa clase de situaciones. – Explicó John a la Sra. Hudson.

- Eso lo sé, John. Nunca he visto que entré en compañía de una mujer.

- ¿Cómo es posible que nunca haya salido con una mujer? – Preguntó Mary.

- Es Sherlock Holmes, está casado con su propio trabajo. – Dijo John

- ¿Casado con su trabajo? – Preguntó Mary. – ¿Cómo se te ocurrió eso?

- No se me ocurrió a mí, él mismo lo dijo, cierta vez en que hablamos sob-- - Se interrumpió a sí mismo, no era necesario contarles cómo es que sabía esa respuesta. – Él lo ha mencionado en varias ocasiones...

Mary lo miró con el ceño fruncido, ahora conocía lo suficiente a John como para saber lo que aquella repentina interrupción significaba, a ella no se le podía mentir y si lo hacían lo notaba en seguida.

- Si no mal recuerdo, sólo he dicho esas palabras en una ocasión, John. – Dijo el pelinegro uniéndose repentinamente a la conversación.

- ¡Wow, John! – Dijo Mary comenzando a reír. – Sólo te pedí que lo llevarás a la cama no que lo desvistieras.

Sherlock se les había unido llevando puesta solamente la sábana con la que John lo había tapado la noche anterior. Podría haberle aclarado a Mary el por qué sólo usaba eso, pero prefirió ver cómo John trataba de dar una explicación donde no era necesaria.

- ¿Q-qué? – Balbuceó John mirando a Mary, luego a Sherlock. – No he sido yo.

- Le puedo asegurar que no ha sido su esposo, Srta

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- Le puedo asegurar que no ha sido su esposo, Srta. Morstan. – Declaró Mycroft entrando al apartamento. – Mi hermano gusta de recibir así a sus visitas.

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