Capítulo 4

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- Hola hermosa.

- Creí que no lo volverías a hacer, pero veo que no es así.

- No, no, no te vallas. Es que están mis amigos allí, y debemos fingir ¿lo recuerdas?

-Oh, lo siento fui una estúpida - el rio - así que en este momento me voy "enojada" - dije haciendo comillas en lo último y empecé a caminar.

Al llegar al Instituto mis amigas me esperaban con una gran sonrisa plasmada en sus rostros, esto no era para nada bueno. Había otra broma.

- Hola - dije llegando a ellas.

- ¡Adivina! - dijo emocionada Cam.

- ¡Otra broma!- chillé fingiendo estar emocionada.

Día largo - pensé para mi.

Me coloqué mis amados auriculares y camine a mi clase de biología, esta no me tocaba con ninguna de mis amigas por lo que tendría tiempo de reflexionar lo que estaba pasando en mi vida. Al llegar tome uno de los últimos asientos y me perdí en mi música. Empecé a pensar en que podría llegar a ser lo que mis amigas tenían pensado,pero sus mentes eran tan malvadas que serían capaces de cualquier cosa y eso me preocupaba bastante, pero a ellas no se las podía contradecir. Luego me acordé lo de esta mañana, había sido una estúpida con Ryder, el solo quería mantenerlo en secreto al igual que yo, pero yo tenía que ser tan idiota como para no darme cuenta de que estaban sus amigos y deberíamos actuar como normalmente lo hacíamos, en este momento tenía un gran nudo en mi cabeza, y eso me estresaba más de lo normal.

- Señorita Evans, la clase ya a acabado ¿nesecita algo?

- No, lo siento es que me distraje.

- Bueno, creo que debo irme.

-Está bien, hasta luego. Si necesitas algo llámame.

-Ok.

Salí rápidamente del salón para ir a buscar a mis amigas a la cafetería. No entendía muy bien que había sido eso, el profesor se había dado cuenta de que tenía un gran lio en mi cabeza y necesitaba que alguien me ayude a ordenar mis pensamientos. Estaba por entrar a la cafetería cuando mi celular comenzó a sonar en el bolsillo de mi pantalón. Lo saque, y mire la pantalla, era Ryder. Me debatí unos segundos entre atender y no, hasta que decidí hacerlo.

-Hola

-Hola, ¿Cómo estás?

- Bien ¿vos?

- Em, bien - dijo algo nervioso - ¿Estas por entrar a la cafetería?

- ¿Si? - Contesté algo confundida

- No lo hagas, hay una trampa. Sal del Instituto con alguna excusa, tienes 5 minutos. Te espero en la esquina y te llevo a tu casa.

- Bueno, ¿gracias?

Corté la llamada algo confundida y comencé a caminar fuera del Instituto, mañana diría que me dolía la cabeza o algo así. Llego al lugar pactado. Y el me esperaba recargado en su auto.

- Hola - lo salude llegando hasta donde se encontraba.

- Hola - respondió dándome un beso en la mejilla. - Perdón por lo de hace un rato más es que mis amigos son muy insistentes y no hay nada que los pare.

- Tranquilo, no pasa nada. - Dije sonriendo amablemente.

- Bien, ¿Donde quieres que te lleve?

- Agradecería que me lleves a mi casa, no me siento muy bien.

- Esta bien, pero me debes una salida - dijo apuntándome con un dedo.

Subimos a su auto y partimos hacia mi casa. En el camino nos la pasamos cantando todas las canciones que pasaban en la radio, era muy divertido pasar tiempo con el. Al llegar a mi casa me encontré con el auto de mi padre aparcado al frente de la casa, algo raro porque hasta donde yo sabía el no venía hasta las ocho de la noche.

- Parece que tu papá está en casa.

- Así es, nos vemos mañana.

- Hasta mañana entonces. - dijo dándome un beso en la mejilla a modo de despedida.

Entre a mi casa en cuanto vi su auto doblar en la esquina. Mi papá estaba sentado en el sofá hablando con una chica que estaba de espaldas a mi, por lo que no podía saber quién era.

- ¿Hola? - digo captando su atención, ya que no me habían notado.

Mi padre me mira sorprendido y la persona que estaba frente a él se da la vuelta, dejándome ver a la segunda persona que más extrañaba en el mundo.

- ¡Ashley!- dije mientras corría a abrazarla - No lo puedo creer, te extrañé tanto - digo con las lágrimas corriendo por mi mejilla.

- Pues, yo te extrañé más.

No lo podía creer, Ashley era mi mejor amiga en mi otro colegio, ella y mi padre eran las únicas personas que habían estado en todo momento, mas unos meses después del fallecimiento de mi madre, mi padre había decidido que era mejor que nos mudemos lejos de la ciudad. Dios, no la veía desde entonces y teníamos mucho de que hablar.

- Por Dios, ¿que haces aquí?

- Pues, mamá consiguió trabajo aquí, por lo nos mudamos a unas cuadras.

- Bueno, pues tenemos mucho de que hablar, te necesité tanto estos años.

- Bien ¿vamos por un café?

- Vale, voy a buscar plata y vamos.

Subí corriendo a mi habitación. Estaba por bajar cuando mi celular sonó.

Guerra De InstitutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora