Violines Bajo el Agua.

15. El hombre que teme.

** EDITADO: 16/07/17 **

sorry not sorry

15. El hombre que teme.

...

Harry siente que el calor se le sube a las mejillas.

—Debes de estar bromeando.

Frente a él, en botas y ropa para montar a caballo, Louis le sonríe de oreja a oreja mientras asiente con parsimonia. Se escuchan las voces de Perrie y Niall de fondo, ambos peleando pero tratando de mantener las apariencias (en vano) para que su hermano no les escuche y terminen castigados.

—Hablo muy en serio.

No puede evitar negar con la cabeza con rapidez.

—¡Pero tú y yo...! En definitiva tu ropa no me quedará.

Ve a Louis suspirar con cansancio, un destello burlón en sus ojos. Harry sabe que hay un sonrojo en sus mejillas, sin embargo, eso no es o más importante. Es raro que dos hombres compartan ropa y eso causa algo extraño en su interior, aunque supone que es su culpa al no traer ropa aparte de la que ya lleva puesta.

Por otro lado, es muy probable que la ropa de Louis no le quede en lo absoluto, además de que lo pone un poco nervioso.

—Quizá sólo un poco grande, pero nada de qué preocuparse. —Louis hace un ademán con su mano al tratar de restarle importancia al asunto—. Aunque de seguro te verás ridículo.

Tan extraño en él, sólo se dedica a hacer un mohín bajo la atenta mirada azul sobre su rostro.

—Eso me anima aún más, gracias.

—De nada—Louis se gira mientras le indica que le siga, aún con la sonrisa bien plantada en su rostro—. Lo hago con toda sinceridad.

Ya pasaron tres días desde que Harry puso un pie por primera vez en esa casa del campo de los Fairfox. Es silenciosa, bonita y por algún motivo con cierta calidez en cada lugar que visite; a simple vista se ve cómoda a pesar de que las habitaciones no están repletas de cosas que a veces son innecesarias.

(La primera vez que amaneció ahí, se despertó debido a los gritos que se escuchaban desde afuera. Recuerda que cuando se fijó por la ventana con la imagen de Perrie y Niall persiguiéndose el uno al otro mientras Louis tomaba té en una de las mesas con toda la tranquilidad del mundo. Era imagen graciosa, en especial porque representaba la forma en que veía a los tres únicos integrantes de esa familia cuando nadie les veía: los gemelos con las emociones a flor de piel, tan inquietos y felices, con Louis siendo ahora el eje y la base de esa unión familiar.

El simple pensamiento aún lo hace sonreír.)

Días antes le mandó cartas a su madre y, a pesar de que Anne jamás le comentó nada referente a algo personal o familiar, tiene la ligera sospecha de que algo sucede, todo gracias a la forma en que ella se explayaba. No habla ese tema con Louis ni con nadie ya que cree que no es más que su imaginación. Quizá sólo exagera las cosas.

O de verdad pasa algo. De todos modos no le importa en esos momentos; lo único que quiere es despejar su cabeza, divertirse, relajarse aunque sea sólo unos cuantos días.

...

Cuando sale de la ducha con la ropa de Louis ya puesta, lo primero que hace es mirarse en el espejo para ver qué tan ridículo se ve en algo que no es de su pertenencia y mucho menos de su talla. En efecto, es algo de lo que desea olvidarse tan pronto como pase el momento vergonzoso y, de ser posible, le gustaría que la tierra se lo tragase por completo antes de permitir que alguien le vea así.