18. Ese hombre, enamorado.

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** EDITADO: 29/05/17 **

Arco II.

18. Ese hombre, enamorado.

Tiene que pasar al menos una semana para que Harry se atreva a hablar con Louis o verlo a la cara. En ese tiempo lo único que hace es mandarle una carta para cancelar las clases de alemán (en las cuales su padre no pone ningún pero) con el pretexto de que se enfermó y no le gustaría contagiarlo, además de querer enfocarse en otras cosas que tiene pendientes... que al final es el salir con Charlotte o pasar más tiempo a solas con ella.

En esos días se da cuenta de que no es tan insoportable como parece, al menos no lo suficiente como para obligarlo a salir corriendo o a gritar como enloquecido al escuchar su voz. Ambos tienen cosas en común o comparten algunas ideas, pero eso no significa que Harry siente algo hacia ella más allá que algo familiar. Es demasiado penoso y forzado para él el tener que tomarla de la mano o sonreírle, mucho más cuando nadie los ve y no existe la necesidad. Mientras Charlotte y él pasean por las calles aprovechando que son el tema principal de todo el cuchicheo en Londres, los dos se encuentran a Perrie paseando con Liam.

Se trata de una situación incómoda, en especial porque Liam le mira como si supiera todo y Charlotte muestra una actitud inmadura hacia Perrie cuando ella no hace nada más que sonreír y felicitarlos por su futuro matrimonio. Si el tono de sarcasmo que nota en la voz de Perrie es su imaginación, no lo sabe; de lo que está seguro es del terrible sonrojo que aparece en sus mejillas cuando le pregunta por Frank.

—Oh, por favor—Perrie exclama en un tono fingido de ofensa—. Deténgase, conde Goodshawn. ¿Cómo es que se enteró?

Se siente raro al tener ese tipo de contacto con Perrie pero es entendible. Ahora es un hombre comprometido, la mujer con la que se casará está frente a ellos y no hay oportunidad de levantar rumores falsos, mucho menos después del error fatal que cometió Ross al decir cosas como su falsa atracción hacia Perrie.

Sólo le sonríe con vergüenza mientras se encoge de hombros, todo bajo la atenta y a leguas protectora mirada de Liam y la expresión de Charlotte. Al final tiene que soportar las insistencias de su prima, quien casi le ordena a gritos que le cuente ese gran secreto que a leguas se nota que existe entre los dos. Harry se niega con todas sus fuerzas porque no es su asunto, mucho menos su vida, además de que puede meterlos en problemas (en especial porque Charlotte no es la persona más callada del universo, mucho menos cuando se trata de alguien que no es de su agrado.)

Después de eso la semana se pasa rápido, y el temido día en que verá a Louis, luego de siete días, llega. Finge que no se siente nervioso, inquieto, deseoso de quedarse en cama hasta bien entrada la tarde o fingir que cae enfermo, que es tan grave que el doctor familiar tiene que ir a visitarlo para darle reposo eterno o algo así. Pero ya es demasiado tarde. Antes de que se dé cuenta, Richard ya recibe a Louis en la entrada, quien viene tan pulcro y tranquilo como siempre.

Cuando le ve, no comprende cómo es que se muestra tan casual ante él a pesar de la situación que ambos vivieron hace poco más de una semana. Louis le saluda como cualquier otro día a pesar de que sus ojos se posan más tiempo sobre él; Harry le observa desde arriba de las escaleras mientras Louis hace lo mismo desde su posición, dedicándole un gracias a Richard cuando éste toma su abrigo y sombrero para dejarlo en el perchero de la sala principal.

Harry no se atreve a moverse de su lugar hasta que Louis le sonríe con tranquilidad, pero él siente que sus mejillas se encienden con fuerza por esa simple acción, que su corazón late más rápido y que por su cuerpo corre una descarga eléctrica como ninguna otra.

Violines Bajo el Agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora