La habitación se encontraba completamente a obscuras, solo una pequeña franja de luz se hacia presente desde la puerta, la cual se encontraba entre abierta como todas las noches. La obscuridad era uno de los mayores miedos de la joven de 16 años, la cual se encontraba cómodamente recostadas en la gran cama de dos plazas. Su vista se encontraba en el techo blanco de la habitación, admirándolo, como si este se tratase de una de las grandes obras de arte que tanto le gustaba apreciar cada vez que iba a los museos. Algo rondaba por su cabeza o mejor dicho, alguien. De un momento a otro, un leve ruido se hizo presente en la habitación, la chica sin pensarlo dos veces prendió rápidamente la lampara que se encontraba situada sobre la mesa de luz a un lado de su cama.
— ¡Boo! — la luz se encendió, dejando ver el cuerpo de su mejor amiga a unos cuantos centímetros de la cama, Meryl tapo su boca con ambas de sus manos intentando retener un grito, en cuanto solo observo que se trataba de Tessa, la rubia dejo escapar un suspiro aliviador mientras llevaba una de sus manos a su corazón, el cual latía demasiado rápido. Tess se dirigió lentamente hacia la puerta, cerrándola con cuidado de que esta no hiciera ruido alguno, en cuanto esta ya se encontraba completamente cerrada, se hecho a reír. — deberías a ver visto tu cara.
— Casi me matas del susto, no fue gracioso. — hablo Meryl exaltada— ¿donde estuviste, Tess?
— Eso no importa, solo ... — Tess hizo una pausa para luego tragar saliva y negar divertida. — necesito que me cubras, Mery. — la chica de cabellos negros se acerco hacia el espejo de la ultima nombrada, observándose. Descolgó una pequeña mochila azul de su hombro y de esta saco un labial. Un rojo pasión daban vida a sus labios violetas, estos estaban congelados por el frió. — Solo necesito que digas que me quede a dormir acá, mis padres deben estar preocupados y a la primera persona que van a llamar va a ser a vos.
— Esta bien, pero ... ¿a donde vas a ir? — pregunto la chica de cabellos dorados mientras fruncía el seño, odiaba que su mejor amiga hicieras sus típicas escapadas nocturnas y ni siquiera le contase que hacia o con quien se reunía a esas altas horas de la noche.
— Voy a encontrarme con un chico. — Tess sonrió ampliamente al comentar esto ultimo y tiro un beso al espejo, dio media vuelta bruscamente, mientras guardaba su labial nuevamente en la pequeña mochila y volvía a colgarla en su hombro.
— Solo te pido que tengas cuidado, por favor. — comento la menor mientras observaba como Tess se despedía con su mano y se escabullía por su ventana. Ni la mismísima Meryl se hubiese imaginado que esa seria la ultima vez que vería a Tessa.
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Dos tazas de chocolate caliente se encontraban situadas sobre la mesa del comedor, Meryl observaba desde la ventana como caían las pequeñas gotas de agua. El clima se encontraba así desde que la joven había despertado y según el chico guapo del pronostico, este no iba a mejorar por unos cuantos días mas. La rubia tomo delicadamente la taza de chocolate y bebió un sorbo, rápidamente la aparto al sentir como el liquido quemaba su labio inferior. Su madre, quien se encontraba sentada en frente de ella leyendo el diario de esa mañana, se levanto de la mesa al escuchar el timbre sonar, dejando a Meryl sola en el comedor. Una pizca de curiosidad le llego en el momento en el que escucho varias voces en el living, sigilosamente se paro de su asiento para dirigirse a este.
— ¡Claro que no! — contesto con calma Clarissa, la madre de Meryl — Yo sabría quien entra a mi propia casa y puedo asegurarles que Tessa no paso la noche en mi hogar, lo sabría.
— Según sus padres, ella vino a dormir con su hija menor. — Meryl observaba todo desde detrás de su escondite, el hombre que habia venido a preguntar sobre su amiga se trataba de un policía, la joven lo había podido identificar gracias a su uniforme.
— ¡Meryl! — grito Clarissa, la rubia rápidamente se encamino hacia donde se encontraban su madre y el hombre de unos 20 y pico de años, en cuanto llego, sonrió a medias. — ¿anoche Tess estuvo acá? — la rubia mordió el interior de su mejilla, en signo de nerviosismo. Esta no sabia si contar la verdad o mentir e encubrir a su mejor amiga.
— Necesito que me digas la verdad, Meryl — la voz gruesa del hombre intimido a la menor. — Tessa Bennington fue encontrada muerta esta mañana en el bosque epping y necesitamos saber todo lo que sucedió anoche para encontrar a su asesino.