Disgustos.

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Su mirada curiosa viaja por todo el lugar... Ya había estado ahí antes, sin embargo se siente vulnerable e indefensa.

Ha pasado tanto tiempo, demasiado, pero ella no esta lista aún para enfrentarse a él y reclamarle su abandonó. Todavía no esta preparada para hacer un reproche... Y siendo sincera no quería hacerlo. No quería volver a ver aquel hombre que le partió en corazón en cientos de pedacitos, no quería volver estar cerca de la persona que destrozo su vida.

- No lo hagas, Anne. - la voz de su amiga Miranda la saca de sus mas profundos pensamientos.

La mujer con expresión triste mira la enorme casa frente a ella una vez más, sintiendo como un gran nudo se forma en su garganta. Se siente una mierda y el hecho de que su vista esta borrosa a causa de las lágrimas que amenazan con salir no ayuda en absoluto.

La casa esta igual que la ultima vez que la vio; tan grande, tan colorida, tan acogedora... Tan hermosa. No puede creer que aquel bastardo disfrute de tanta comidada cuando sus hijos pasan frío en las noches.

- Debo hacerlo. - susurro Anne en respuesta. - Necesito ayuda... Ellos también son sus hijos.

Su voz sale entrecortada debido al nudo en su garganta, sin embargo traga duró, toma fuerzas de donde no las tiene y tirando su orgullo a la basura... Oprime el timbre de la gran casa.

Como se menciono antes... Ella ya había estado ahí antes mas no se atrevía nunca a timbrar. Siempre se arrepentía a ultimo momento y regresaba a casa con su autoestima por los suelos.

No paso mucho tiempo cuando una mujer joven y muy bien vestida atendió el llamado a la puerta, mantenía una sonrisa amable y sincera.

- ¿En que puedo ayudarle? - la voz de aquella mujer era dulce.

Anne sabia perfectamente quien era esa mujer. Rossy era ahora la mujer de Dess, ella era su nueva esposa y futura madre de sus hijos. Llevo su vista hasta su abultado vientre. Rossy era delgada por lo que su vientre resaltaba a la perfección.

- Yo... Q-quisiera hablar con D... El señor Dess. - estaba completamente nerviosa.

- Mmm... ¿Quien le busca? - la mujer lucía ahora dudosa.

- An...

- ¡Rossy, amor vuelve ahora! - la voz de Dess se dejo escuchar desde adentro. - ¡Quiero seguir acariciando tu vientre!.

Anne sintió algo de envidia en esos momentos. Dess nunca fue atento con ella durante el embarazo de sus dos hijos. Nunca acaricio su vientre, nunca lo beso y mucho menos le habló alguna vez.

Dess nunca fue un hombre sentimental. Siempre se mostraba frío y dominante ante todo. Solo usaba apodos cariñosos a la hora de tener relaciones o cuando buscaba algún perdón de su esposa; cosa que no sucedía muy seguido.

- ¡Mami! - una niña pequeña llego, mostrando emoción en su rostro. - Dice Papi que ha taído degalos pada mi y pada mi helmanito. - por la forma en la que hablaba y su estatura se podría decir que la pequeña no tenia más de tres años.

¿Regalos? Dess nunca les compró algún regalo a sus hijos, ni siquiera en su cumpleaños, siempre era Anne quien gastaba sus ahorros para poder comprar algún pequeño pastel y un barato juguete para ellos.

Entonces... ¿Qué hacia ahí? Si en aquel entonces Styles nunca se preocupó por sus hijos ¿Por qué lo haría ahora?, ¿Qué le hacia pensar que Dess la ayudaría?. Que estúpida fue al pensar que a Dess le importaban.

No fue a buscarlos antes y estaba segura de que nunca lo haría. Estaba cien por ciento segura que no le importaban en lo mas mínimo. Él tenia una nueva familia y al parecer era muy feliz... Entonces ¿Por qué molestarlo con cosas como esas?, ¿ Como es que siquiera llegó a pensar que Dess le ayudaría económicamente para alimentar a sus hijos? Que estúpida, estúpida, estúpida era.

El Niño De Los Rizos De Chocolate  | Larry Stylinson, Ziall, LiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora