Primer Día De Clases.

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- Adiós Anne, nos vemos mañana. - se despidió una de las compañeras de trabajo de Anne.

Anne solo movió su mano despidiéndose comenzando a caminar por las frías calles de Londres. Hoy fue un día  pesado para la mujer, pues el restauran donde trabajaba como mesera con un sueldo miserable estuvo mas lleno que de costumbre por lo que tuvo que estar de aquí para allá, llevando y recogiendo platos. La única ventaja de que el restauran se llenara de gente era que dejaban más propina y eso era algo realmente bueno.
Llevaba en su bolsillo el suficiente dinero para librar el día de mañana

Mientras caminaba hacia su casa su mente dibujaba las hermosas caritas de sus dos hijos.
Se sentía mal porque tenía que dejar a sus hijos solos todo el día mientras ella trabajaba, pero no podía hacer otra cosa, si no trabaja se quedarían sin comer y de solo imaginarse a sus hijos muriendo de hambre se oprimía su corazón. Le hubiera gustado encontrar un mejor trabajo con buenos horarios y más sueldo, pero lo único que pudo conseguir fue uno de mesera donde entraba de 6:30 a.m. a 8:30 p.m., a ella enserio le gustaría tener otro empleo pero por su falta de estudios fue lo único que pudo conseguir.

Anne nunca regresaba a su casa en autobús para ahorrar dinero y tener siempre su despensa llena, aún que eso significara no comprar ropa y zapatos muy seguido. Y hablando de ropa y zapatos, recordó que sus hijos no tenían ropa buena que usar, la que tenían ya estaba muy gastada y los zapatos ya no les quedaban aparte de que estaban rotos.

Metió la mano a su bolsillo sacando de este el dinero que había ganado el día de hoy.
Paro en seco mirando a su alrededor. Estaba parada justamente enfrente de una zapatería. No lo pensó dos veces y entró, por suerte esta aún estaba abierta.

Miraba los zapatos a través de los probadores, eran realmente lindos y había unos que había llamado mucho su atención. Seguramente se verían muy lindos puestos en sus pies. Miro el precio de estos, pero al hacerlo trago en seco, eran realmente caros.

- Buenas noches, ¿Puedo ayudarla en algo? - pregunto una educada jovencita que trabajaba ahí.

- Emmm... ¿Podrías mostrarme unos tenis para niño que sean resistentes, y otros de esos que según las chicas están a la moda?.

La chica dudo un poco sobre el pedido de la mujer, no entendía muy bien a que se refería con eso de los tenis para las chicas, hasta que algo hizo clik en su cabeza. - ¡Oh! Ya, usted se refiere a esos tenis altos que parece que son de tacón.

Anne asintió. Recordó la vez que Gemma le pidió unos, recordó la ilusión en su rostro.

- Okay, ¿En que numero?

Anne le dio el numero que calzaban sus hijos, claro que los pidió uno más grande para que estos duraran más.

Miro el reloj en su muñeca. ¡Dios! Ya eran las 9:20 p.m y no sabia si sus hijos ya habían cenado o se habían bañado. Mañana era su primer día de clases en sus nuevas escuelas.

Sus hijos solían estudiar en una escuela pública , pero lamentablemente ella no pudo pagar mas las colegiatura por lo que tuvo que darlos de baja. Se quedaron un tiempo sin estudiar, pero Caroline una compañera de trabajo de Anne le hablo sobre una ayuda que recibía su hijo para seguir estudiando. Ella solicito las becas para sus hijos las cuales le dieron sin ningún problema ya que ambos son muy inteligentes.

Al principio no estaba muy de acuerdo en que sus hijos asistieran a una escuela de niños ricos y mimados. Ella quería que sus hijos estudiaran en una simple escuela llena de niños con su misma clase social. Lastima que las cosas no son como uno quiere y las becas solo eran para asistir a esas escuelas.

- Aquí esta su pedido señora. - se acerco la joven con dos cajas en sus manos. Las entrego a Anne para que las revisara y una vez que estuvo totalmente de acuerdo pago y siguió su camino hasta su casa.

El Niño De Los Rizos De Chocolate  | Larry Stylinson, Ziall, LiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora