Las ideas de América y los recuerdos de Rusia: entre Moscú y Washington

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Hacía muchísimo frío y una gruesa capa de nieve se extendía por todo el paisaje, aunque no vieran gran cosa por culpa de la ventisca. Rusia caminaba erguido, sin preocuparse, Prusia le seguía bien el ritmo, caminando al lado del ruso. Inglaterra no parecía preocupado, manteniéndose totalmente estoico a las bajas temperaturas, pero Bella estaba rezagada y su cuerpo se sentía entumecido y muy pesado, aunque fuera bien abrigada, sentía el gélido frío igualmente.

Prusia se paró, alertado, buscándola con la mirada, viéndola muy atrás, encogida. Sin decir nada, le dio una palmada en el hombro a Inglaterra, que paró, contemplando como el albino volvía sobre sus pasos, acercándose a la chica.

-¡Rusia!-clamó Inglaterra, lo que provocó que el eslavo se detuviera, volteando. Inglaterra no dijo nada, sólo señaló a Bella por encima de su hombro, viendo que hablaba con Prusia, ambos muy atrás. El británico llegó a la altura del ruso.-No está tolerando bien estas temperaturas y esta tormenta no ayuda tampoco... Estaba muy rezagada.-explicó Inglaterra, alzando la voz para que lo oyera.-No conozco apenas Moscú... ¿Estamos muy lejos de dónde diablos vayamos?-

-Niet!-respondió viendo como Prusia  cargaba a la chica en su espalda.-Y si Prusia fuerza mucho... recaerá.-señaló el ruso, observando al inglés con sus ojos violetas.-Y eso, aquí, sería fatal para él.-

Las miradas de ambos se cruzaron, con el rostro serio, volviendo las cabezas de nuevo hacia el albino, el cual estaba de regreso.

-Todo solucionado.-sonrió Prusia al llegar junto a ellos.-

En ese preciso momento, Rusia se quitó su abrigo beige, cubriendo a la muchacha, pero al mismo tiempo, también a Prusia. Ambos lo miraron entre atónitos y espantados.

-Rusia... ¡Te vas a congelar!-exclamó el germano, alarmado.-

-Ufufu~ Estoy habituado a estas temperaturas... Pero ella no y tú, por muy valiente que seas, todavía no te has recuperado.-expuso el ruso.- ¡No me mires así, Prusia! ¿O ahora te preocupa mi bienestar?-se burló, alejándose.-

-¡Eres...!-chilló, pero entonces notó como Bella colocaba bien aquel enorme abrigo, cubriéndolo casi por completo. Consternado, bufó.-

-¿Decías algo~?-rió el ruso.-

-Taube, Russland! (¡Muérete, Rusia!)-clamó, acercándose.-

-Dejad ya la pelea de amantes para después, wankers.-recriminó Inglaterra.-

Las miradas de ambos recayeron amenazantes sobre el británico, quedando totalmente lívido, agachando la cabeza, empezando a caminar más a prisa, a pesar de no saber donde se dirigía. Prusia y Rusia se miraron un segundo, sintiendo un extraño escalofrío, caminando en silencio en pos del inglés. _________________________________________

Miraba aburrido el contorno de los elevados rascacielos. Estaba acostumbrado a las capitales, al fin y al cabo, él vivía en una, pero nada tenían que ver las ciudades europeas con las estadounidenses. Suspiró, abatido, cerrando los ojos, apoyando la espalda en el respaldo del asiento del taxi. Podría haber ido en un coche oficial como muy bien le había ofrecido el americano, pero denegó la idea, pidiendo llegar por sus propios medios. Necesitaba pensar en todo lo que estaba sucediendo y en que se iba a encontrar cuando llegará a la reunión con aquel loco estadounidense.

Mientras observaba el discurrir de los edificios, llegó con nitidez la última pregunta que le hizo el británico, golpeando con fuerza en su memoria una y otra vez.

"¿Cuanto estás dispuesto a arriesgar para proteger lo que quieres?"

-Todo lo que haga falta y más.-susurró, apretando los puños.-Incluso mi vida...-

Las Dos Caras De La MonedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora