LA NIÑA Y LOS MONSTRUOS

¿QUIENES SON LOS VERDADEROS MONSTRUOS?

Los vampiros le aconsejaron que se alejara de los lobos lo más que pudiera, pues ellos también tenían buen oído y un agudo olfato. Además de una buena visión y eran igual de rápidos y fuertes como un vampiro ya fuera en su forma humana o de animal.

Le contaron que los lobos estaban en el convento, por orden del líder de este grupo de cazadores llamado Jesús, y que este cazador estaba seguro de que alguien estaba ayudando a los vampiros, pero no creían que fuera una niña sino un niño, uno pequeño y ágil.

Ángel pensó enseguida en domingo y en lo que había pasado días atrás. Entre ellos se miraron y le dijeron a Ángel que seguramente sospechaban de él por su tamaño y su agilidad. La niña pensó que en cualquier momento la pillarían, les pregunto qué le harían si descubrían que era ella la que entraba a la celda. Enoc le dijo que la asesinarían, pues en los cazadores no había cabida para el perdón o la piedad. Le contaron también que los lobos no ayudaban a los cazadores porque quisieran, sino porque estaban obligados a hacerlo pues si no les obedecían, los cazadores matarían a sus familias. Los lobos eran esclavos de los cazadores y los odiaban incluso más que a los vampiros, pues debían hacer cosas atroces con tal de asegurar la vida de sus seres queridos.

Ángel oyó atentamente sus palabras mientras las meditaba, entendía las razones de estos hombres y estaba segura que ella haría probablemente lo mismo si estuviera en su caso. Debía ser horrible verse obligado a hacer cosas malas por proteger a la familia. Aún así, ellos le daban mucho miedo.

Antes de irse abrazo a cada uno de ellos y les dijo que buscaría una forma de sacarlos de allí. Ellos aprovecharon la oportunidad y le contaron que tenía una manera de liberarlos, pero sería muy peligroso. Ella sonrió y les dijo que no importaba, los ayudaría, no quería que terminaran como los esqueletos de la otra celda.

Salió bastante rápido del lugar y no se demoró nada en llegar a casa. Era temprano, sus primos aún no salían de clases. Se fue a su cuarto y se acostó a pensar en cuál sería la manera que ellos habían encontrado para salir de la prisión, se le ocurrieron muchas maneras de sacarlos, pero no creía que ninguna de ellas fuera posible.

Su madre interrumpió sus pensamientos y les pidió que recogiera uno de sus aretes que había caído bajo la cama. Después de ayudar a su madre se acostó a su lado y le hablo a su hermano o hermanita. Su madre disfrutaba de esos momentos pues oía las locuras que Ángel le decía al futuro nuevo miembro de la familia. En más de una ocasión la oyó decirle al bebe que cuando naciera y fuera grande le contaría su gran secreto. Su madre le preguntó que secreto era ese, pero Ángel le dijo solo se lo diría a él o ella.

Durante el fin de semana le fue imposible ir a visitar a los vampiros. Sus hermanastros y sus familias habían llegado de visita. Ella, Katia y Daniela tendrían que ocuparse de la casa. Yulia nuevamente guardaría reposo por orden del médico.

El domingo después de almuerzo se fueron las visitas, Ángel tenía permiso para ir a jugar, pero estaba tan agotada que no quiso. Se bañó, arregló sus cosas para el día siguiente y se fue a dormir. A la mañana siguiente a Katia le costó mucho despertarla para ir a estudiar, Desde hace varios días le estaba costando bastante levantarse en las mañanas, apenas abría los ojos y veía la luz del día, los volvía a cerrar y se cubría la cara. La luz lastimaba sus ojos durante las primeras horas de la mañana, luego el malestar desaparecía.

Al igual que todos los días paso por la casa de Viorica y esta vez su madre le permitió pasar a verla, a pesar de que otras veces se lo había negado. Ángel pensó que quizás ya no podía contagiar a nadie. La verdadera razón de Anna para permitir que Ángel viera a su hija era porque Viorica estaba cada vez peor. El médico les daba pocas esperanzas que la niña sobreviviera, su estado cada día empeoraba más y ni siquiera sabían con certeza que tenía. Por esta razón la mujer dejo que las niñas se vieran.