¡Hoy va a ser un gran día!

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BOKUTO

-Japón..., Japón...- oigo como Kuroo me susurra mientras estoy medio dormido. Abro un ojo y allí está él, mirándome sonriente, ya vestido para ir a entrenar.- Tío, vamos a llegar tarde. ¿No querrás perderte el mejor día de nuestra vida, verdad?- cierro el ojo y sonrío.

Todo ha sido tan rápido... dos años han  pasado desde que nos graduamos. Nunca pensé en ir a la universidad, no es que sea un cerebrito, por lo que cuando me llamaron de uno de los mejores equipos de Kanto no me lo podía creer. Me habían estado observando durante la Spring High, ¡a mí! ¿Yo, elegido por un equipo tan fabuloso? Era impensable, tan impensable que aún sigo sin creérmelo. La suerte también sonrió a Kuroo, que fue seleccionado por otro de los equipos de la región, uno de nuestros mayores rivales para ser exactos.

Así que aquí estábamos, en el día en el que elegían a los jugadores que representarían a nuestra selección y teníamos bastantes probabilidades para ello. Me levanto de golpe, tirando las sábanas al suelo.

-¡Ohoho ho! Este va a ser nuestro día, hermano.- le digo mientras me mira con una sonrisa gatuna desde la puerta de la habitación.

-Además hoy viene Kenma al entrenamiento.- abro mucho los ojos, bastante sorprendido.

-¿Le han dejado salir de la cárcel?- Kuroo sacude la cabeza.

-Ha pedido el día libre en el trabajo Bokuto, no es ninguna cárcel. Tiene un puesto importante así que no puede estar librándose de las responsabilidades como si nada.- baja la vista al suelo, como si hubiese algo súper interesante en él. Yo también miro, por si acaso, pero no hay nada, obviamente. Sube la mirada, esta vez con una sonrisa amplia.- Él sabe lo importante que es este día para mi.- me acerco a él y le pongo una mano en el hombro.

-¡Claro que sí! Ya verás, va a ser de los mejores.- digo con una sonrisa que poco a poco se desvanece. No dejo que Kuroo me vea así y entro en el baño. "Al menos tu tendrás a Kenma a tu lado", pienso mientras abro el grifo de la ducha.

Dos años han pasado y no sé nada de ti. ¿Dónde estás Akaashi?

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AKAASHI

¡Bienvenido a Tokio!

Bueno, eso es lo que me gustaría encontrarme nada más aterrizar en el aeropuerto de Narita, pero solo me encuentro con Wataru esperándome para llevarme a Tokio. ¿Hacia dónde? Pues no lo sé... Aún no tengo un lugar en el que vivir, ni si quiera dónde dormir. Pero bueno, no es algo de lo que me preocupe por ahora.

Hace un año que no estoy en Japón, desde que me ofrecieron una beca para estudiar en Australia tras terminar la preparatoria, así que imagino que las cosas por aquí habrán cambiado. He vuelto porque el sistema de estudios de la Universidad de Tokio me ofrecía un mejor programa. Bueno..., puede que también porque echase de menos ciertas cosas que dejé atrás. Sí, lo sé, soy un idiota, pero en ese momento pensaba que hacía lo mejor, que nada podía ser posible, que no podría tener una oportunidad... ¿Es distinto de lo que pienso ahora? No, pero las ganas de verle, las ganas de hablar con él, de tan solo volver a ver su sonrisa o de poder animarle cuando está mal..., sólo eso duele más que la imposibilidad de estar junto a él toda la vida.

Veo que Wataru me hace un gesto para indicarme que me ha visto, así que me acerco y le abrazo.

-¿Qué tal el viaje?- me pregunta mientras me ayuda a llevar una de mis maletas.

-Ha estado bien. ¿Llevas mucho esperando?

-En absoluto. ¿Has encontrado piso ya?

-No, la verdad es que no he tenido tiempo. En cuanto me enteré fuiste al segundo al que llamé.- me mira alzando las cejas, pero no dice nada.- Pero no te preocupes, tan solo necesito hacer unas llamadas y todo estará listo.

-¿A quién piensas llamar?

-Tsukishima Kei.- llegamos a la salida de Narita y Wataru me guía en dirección a su coche.

-¿El de Karasuno?- asiento con la cabeza.- ¿Y por qué no le llamaste desde Sidney?

-Prefiero quedar en persona, es más fácil tratar con él.- llegamos a su coche, metemos las maletas y nos ponemos en camino.

-Sabes que siento no poder invitarte a mi casa, desde que mi hermana se divorció de su marido no tenemos espacio ni para un alfiler.

-No es ningún problema.- le sonrío, bastante ha hecho el pobre con venir a buscarme. Nos quedamos en silencio durante un buen rato y admiro el paisaje de camino al centro. Es bueno estar de vuelta en casa. Saco el móvil y me dispongo a llamar a Tsukishima.

-¡Hola! ¿Quién es?- me responde una voz que no me suena para nada.

-Sí, hola, habla Akaashi Keiji, ¿es el teléfono de Tsukishima Kei?- tras decir eso retiro el móvil de la oreja y miro la pantalla extrañado. Sí, estoy llamando a Kei.

-¡Oh, Akaashi! Soy Tadashi, Yamaguchi Tadashi. Es que Tsukki ahora mismo se está duchando. ¡Oh! Espera, creo que ya sale.- me quedo mirando a Wataru algo extrañado mientras tapo el teléfono para que no me oigan.

-¿Sabes si Yamaguchi Tadashi es aquel chico con pecas que estaba en Karasuno?- se encoje de hombros. Me vuelvo a poner el teléfono en la oreja.

-¿Akaashi?- ahora sí oigo que es Tsukishima.

-Buenos días, Kei. Verás..., necesito un favor.

Te Olvidarás De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora