En realidad la atraccion por la sangre y lo macabro me viene desde pequeña.
Si, posiblemnete yo fuera el tipo de niña sentada en el suelo con los cuerpos de las muñecas en mis brazos y sus cabezas esparcidas por el suelo.
Era un encanto de niña.Pero bueno, lo interesante de mi vida no es solo el hecho de matar, son las razones por las que lo hago.
¿Alguna vez has sentido que si tú gobernaras el mundo, lo harías mejor? ¿Que si pudieras empezar de nuevo lo harías? Yo sí. Se llama Hidris, orgullo desmedido, orgullo mortal. Crees que puedes hacer las cosas mejor que nadie.
Pero piénsalo, mira tu alrededor. ¿Qué ves?. Una sociedad corrupta, donde los valores humanos han desaparecido, donde sólo existe el "yo" y el consumismo. Una sociedad de seres mecanizados, materialistas y nada filántropos.
Si pudieras solucionarlo ¿lo harías?
Yo sí. Y parece algo radical, pero yo no le tengo aprecio a la vida humana y nadie es imprescindible.
¿Serías capaz de destruir todo lo que conoces? Yo sí.
Sinceramente hay gente que no aporta nada el mundo, que son como los piojos de la sociedad. Toda esta gente debería desaparecer. Por esa regla de tres me quedaría sola en el mundo. Pero es la verdad tal y como la siento. No tendría ninguna piedad, sin escrúpulos y sin pensármelo dos veces. Apretaría el gatillo y no sentiría nada de pena ni compasión.Y así lo hice.
Mi primera victima fue perfectamente estudiada y planificada.
Todos tenemos un vecino gordo, que se pasa el dia tirado en su casa, con la musica a tope y que si te acercas a la puerta de su casa puedes oler perfectamente la pizza que se cenó el dia anterior. El tipico vecino que vive de las rentas, que te mira por encima del hombro y que por ser mujer se cree que tiene cierta autoridad sobre ti.
Llevaba una semana evitándole. Ya no sabía qué hacer, me seguía, me acompañaba hasta la puerta de mi casa. Era una mierda que supiese donde vivía. Justo enfrente de su casa.
Mis padres trabajaban durante todo el día por lo que cuando llegaba el colegio pasaba la tarde entera sola en casa.Sí, él sabía que estaba sola. Solía llamar a la puerta de mi casa más de una vez insistiendo en que solo quería traerme la merienda. A veces incluso esperaba a que yo saliera de casa para meterse en el ascensor conmigo y toquetearme.Lo bueno es que cuando le cortas los dedos a alguien ya no te pueden tocar, o al menos no como ellos quisieran.
Es interesante los motivos, si no me acosara y no supiera como funciona su asquerosa mente de pederasta a lo mejor le había dejado la cabeza sobre los hombros.
Pero no podía permitir que algo tan depravado siguiera en pie. Llámalo ética de psicopatía.
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Nací para esto.
HorrorNo soy una demente, sólo soy una excéntrica. A veces ni yo misma me comprendo. No me entienden. Tal y como suponía, no son capaces de hacerlo. Yo estoy más allá de su experiencia. Estoy más allá del bien y del mal. No fue tan oscuro y obsceno como...