Capítulo 2

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Di dos pequeños golpes a la puerta en la que se suponía era mí clase de matemáticas, ya casi terminaba la hora pero aún quería hacer valer el hecho de que Mary se preocupara, sentí que me dieron permiso desde adentro y me adentré a la habitación.

—¿Por qué razón llega a esta hora?— hola, sí, también estoy muy bien, ¿y usted? Lo veo y...

Ulalá señor francés.

Pero eso no justifica nada. Solo pasé por su lado, le di la nota que estaba en mí mano, se la estampe en su pecho, lo iba a hacer en la cara pero me contuve. Vi como leía la nota y suspiraba, yo ya estaba sentada en un lugar por la clase.

—¿Podría presentarse?— me dijo mientras toda la clase me prestaba atención. Lo que quería.

—Claro, me llamo Roberta Sánchez, vengo del colegio Miles y pues nada más— dije y algunos se burlaron cuando dije el nombre falso pero eso ahora no me interesa.

—Aquí en este papel dice que su nombre es Lauren Jauregui— dice el profesor tocando el puente de su nariz.

—Profesor, ¿Cree que alguien vestida de esa manera puede ser capaz de tomarse en serio?— dijo una taradupeda que ni idea de dónde salió y no me interesa.

—¿Alguien de aquí habla idioma perruno? No entiendo una sola palabra de lo que esta perra me dice— dije y todos soltaron carcajadas y el profesor golpeaba la mesa para que hagan silencio, pero sonó la campana.

Salvada por la campana Lauren.

Todos salieron corriendo como si fueran toros diabólicos, y yo agarré mis cosas para también retirarme. Cuando estaba saliendo escuché la vos del profesor detrás mío:

—Lauren...— yo no me gire para verlo pero me detuve en la puerta—. Bienvenida.

Sonreí y salí de la clase, me iba a llevar muy bien con ese profesor, ya lo presiento. Me dirigía a mí casillero a sacar mis libros de literatura que era mi próxima clase cuando veo que dos espécimenes de sexo femenino se encontraban ahí, justo en mi casillero. Cuando llegué me sonrieron.

—Fue genial como le hablaste a Holly, nadie se atreve a hablarle así— dijo súper emocionada, con que la zorra se llama Holly. O sea, hija mía, eso lo hace cualquiera pero no tienen el valor.

—Sí, como digas— dije corriendo a ambas con mis manos para poder sacar mis libros pero parece que estaban empeñadas en fastidiarme.

—Soy Lena, y ella es Alisson— se presentó ella y la otra que solo permanecía callada.

—¿Acaso te pregunté?— dije cerrando el casillero de un golpe para luego irme sin ni siquiera mirarlas.

Creo que escuché un "solo queríamos ser buenas", pero no me quedé a analizar nada, odio que me hablen si yo no les hablé primero, es detestable y hoy no estaba con el humor precisamente alegre.

Cuando llegué a la clase, estaba la habitación completamente vacía, solo estaba yo y el sonido de los alumnos que andaban cambiando de clases. Tomé un lugar ni muy cerca ni muy lejos, me encantaba esta materia como para que me aleje demasiado. Al instante de sentarme entra alguien más y no me molesto ni siquiera en mirar, claro, hasta que veo que toma asiento al lado mío. Veo que es una chica pelinegra, tiene una falda que a mí parecer es algo corta una camiseta sin mangas que también es corta y una vincha con un moño blanco. Y su perfume huele a dulce, demasiado dulce. Este día no podría ir peor.

—Hola, me llamo Camila, es un placer, ¿Y tú eres

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—Hola, me llamo Camila, es un placer, ¿Y tú eres...?— me preguntó dejando la pregunta incompleta para que yo agregue lo que falta pero solo me limité a suspirar rodando los ojos—. No sé si te enseñaron, pero es una falta de respeto lo que estás haciendo.

Y esa fue la gota que derramó el vaso.

—Mira...

—Camila— dijo viendo que no me acordaba de su nombre.

—Mira, Camila— dije mirándola directamente a sus ojos—. Me importa un carajo quien seas y me importa un carajo la enseñanza de respeto, ¿Yo te pedí que me hablaras? Claro que no, espero entiendas eso, nena.

Dicho eso me puse los audífonos para no escuchar nada más y esperar al profesor o profesora, lo que quiera que sea, pero no, la niña me quitó los audífonos de un tirón y la miré muy mal.

—Y a mí me importa un comino que seas una... Una... Una... Una tarada, eso eres, tarada— dijo eso y se cambió a otro lugar de la habitación.

La vi de reojo y se sentó bruscamente en el asiento, se cruzó de brazos como si de una niña se tratase e hizo un pequeño puchero con sus labios.

Creo que la miras directamente, Lauren, no de reojo.

Inmediatamente miré hacia delante cuando oí que entraban los demás alumnos y la profesora, dando por comenzada la clase.

***

Al finalizar la jornada escolar yo me estaba muriendo, literal, sentía que me moriría en cualquier lugar. Moría de hambre, de sueño, de cansancio y sinceramente hoy fue un día de mierda.

El auto que me llevaría a casa ya estaba fuera del instituto cuando salí, pedía mentalmente que por el bien de las personas inocentes nadie se me cruzara en el camino, en cualquier momento explotaba y eso no iba a ser bueno. Para mi suerte todo va bien hasta que llego a casa y Mary ya tiene mi comida preparada, necesitaba de esto, en el instituto había decidido no probar ni comer nada de esa cafetería, no la conocía y hoy no tenía ganas de conocerla así que vine a casa. Luego solo me fui a mi cuarto donde ya me estaba durmiendo cuando un celular sonó, mi celular para ser exactos. Era una llamada de un número desconocido.

Inicio de llamada.

—¿Hola?

Hola, ¿Hablo con Lauren Jauregui?

No lo puedo creer.

No, con Roberta Sánchez.

—Sé que eres tú, quería pedirte dis...

Fin de la llamada.

No iba a estar perdiendo mi valioso tiempo oyendo lamentaciones, la cosa es como habrá conseguido mi número de celular y no sé cómo se atrevió a llamarme y perder la dignidad de esa manera...

Camila, creo que realmente serás un dolor de cabeza.

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Gracias por tomarse el tiempo de leer :D

¿Enamorada? De ¿Ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora