Desperté. Mire la mesa de noche que se encuentra junto a mi cama. Un marco, con una foto de cuando tenía 10 años, reposaba junto a mi despertador. ¿Cómo pude pasar de toda esa felicidad, a solucionar mis problemas con cortes? Hasta el día de hoy, esa pregunta ronda en mi cabeza, mientras busco su respuesta. Aparto la mirada del pequeño marco de foto y miro el techo, blanco como el algodón.
—Arriba, princesa.—escucho a mi padre tras la puerta de mi habitación.— es hora de tu cita, querida—dijo asomando su cabeza por la puerta. Él siempre me apoya, aunque hay ocasiones en las que no lo tengo cerca.
—Bueno, papá. Me baño y bajo en 15 minutos.—le informe desde mi cama, cubriendo mi hombro con las mantas.
—Te espero abajo, querida.— dijo cerrando la puerta.
10 segundos después me digne a levantarme de la cama. El rose de mis pies con el suelo me erizo la piel. Estaba frío, para varear. Quitando mi camiseta, me encamine hasta el baño que hay en mi habitación. Este detalle me proporcionaba privacidad. Agradezco el día en que mis padres quisieron cambiar de ciudad para mi bien.
Había cumplido 13 años, 3 días antes. Mis padres me habían regalado un nuevo teléfono. Lo había llevado a la escuela. Mala idea. Unas niñas de un grado mayor, me habían amenazado. Dijeron que si no les entregaba el teléfono, me golpearían. Les entregue el dichoso objeto, y de todas formas, me golpearon. Recuerdo haber estado una media hora en el suelo de un baño publico, retorciendo me del dolor. Cuando regrese a casa, apenas mi madre me vio, me llevo con un doctor. Mi padre decidió que nos iríamos a California. También aprovechando un trabajo que le propusieron. Y así es como llegue a esta ciudad.
Entre al baño y me dispuse a quitar el piyama que traía puesto. Me adentre en la ducha y encendí la regadera, dejando que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo. A decir verdad, yo no necesitaba estar medía hora bajo el agua. Era más simple. Tanto, que en 7 minutos ya me encontraba limpia. Quizás era por el hecho de que no soportaba el contacto de mis brazos con el agua caliente. Esta hacia que mis heridas y cicatrices ardieran. Y ni loca me adentraría en el agua fría. Ya lista, salí agarrando una toalla y la en volví en mi cuerpo. Cuerpo de reloj de arena. Uno regordete. Mis padres decían que estaba normal. Mi espejo, el decía lo contrario. Enrolle una toalla en mi pelo, y salí a la habitación.
Un simple cuarto. Una cama para dos, apegada a la pared. Frente a ella, una puerta. Un armario en una de las esquinas. Y un escritorio, con mi laptop sobre este. A mi me gustaba así, simple.
Fui directo a mi armario. Al abrirlo, tome unos jeans claros, rasgados en la rodilla. Una camiseta negra. Y una capucha gris. Deje todo sobre mi cama, y me puse a secar mi cabello, lo único lindo en mi. Cuando ya estaba seco, quite la toalla que tenía enrollada al cuerpo. No quería comenzar a deprimir me, así que me vestí lo mas rápido que pude. Puse un par de calcetines en mis pies, unas vans. Y listo. Antes de salir, agarre una gorrita negra y mi teléfono. "Hoy será un largo día. Espero dures” dije mirando mi teléfono.
Baje corriendo las escaleras, Encontrándome con mi padre al final de estas.
—¿Lista?, debes desayunar— dijo mirándome preocupado.
—Si— le dije metiendo mi teléfono en el bolsillo de mi capucha.— Al rato pasamos por un café al starbucks—dije pasando delante suyo— venga, vámonos luego—dije abriendo la puerta de entrada.
—bueno—dijo mi padre saliendo y cerrando la puerta.
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Todo esto por hoy ;-;. Espero les guste. Acepto votos y comentarios<3.
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Only One More {Justin Bieber}
Fiksi PenggemarCada vez me siento más, y más loca. Es raro que me sienta así. En si, todo esto se ha debido al psicólogo. Vamos, que por cortarme, no creo estar loca. Y eso es lo que yo pienso, y siempre estoy equivocada.