Cambio

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Ya había llegado el día, esta noche seria la noche en la que me transformaría, estaba nerviosa. Durante estos pocos días que me quedaban (que fueron tres)  estuve reuniendo un poco de información, tendría que esperar unos días para que mi cuerpo se acostumbrara al cambio y que iba ser doloroso, pero tenía que aguantarlo, mi padre, mi madre y mi hermana llegaron ayer para ver la ceremonia. Me alivio que mi padre viniera y estuviera presente en estos momentos.

Al parecer en la ceremonia todos tenían que usar blanco incluida yo, y solo los alfas debían usar negro, tal parecía que los miembros de las manadas debían usar el blanco para simbolizar la paz y confianza que le darán al nuevo integrante y los alfas debían usar el negro simbolizando que se harían cargo del sufrimiento y problemas que vinieran a la manada.

-¿Estas lista? –pregunto Mae.

-Si –dije arreglando los tirantes de mi vestido.

-Vamos.

Bajamos hasta la primera planta y salimos, hoy hacia frio pero debía soportarlo aunque por lo menos mi vestido era largo.

-¿Vamos? –pregunto Aiden tendiéndome la mano.

-Si –dije tomando su mano.

Seguimos el camino, aunque yo tenía bastante cuidado para no lastimarme ningún dedo o planta de los pies.

-¿Me pueden recordar por que debo ir descalza? –pregunte cuando me lastime con una piedra.

-Tienes que estar en contacto con la naturaleza lo más que puedas –respondió Jenny-. Es parte de la tradición.

-¿Eso implica para ustedes también? –dije mirando los pies desnudos de todos.

-Por supuesto –asintió Zeke.

-Ya debes avanzar desde aquí sin nosotros –dijo Mae cuando llegamos al inicio del sendero que guiaba al pavimento circular.

-Estaré junto a ti cuando te transformes, buena suerte –dijo Aiden, me apretó la mano y luego se fue para ir con los demás.

Respire hondo y exhale lentamente. Es la hora.

Empecé a caminar y cuando empecé a entrar al Claro sagrado sonaron tambores. Golpe, pausa, golpe, pausa. Moví la cabeza y vi que habían varias mujeres con vestidos como el mío bailando y cantando.

Escucha nuestra suplica.

Protégenos del mal.

Oh gran Diosa, te ofrecemos nuestra vida.

Deja que entre una hermana más.

Déjanos luchar.

Deja nuestro lado liberar.

Protégenos bajo tu manto.

Oh, gran Diosa de la luna te lo rogamos.

No sabía diferenciar si era en realidad una canción o una plegaria, parecía una combinación de ambas, varios de los miembros que estaban a mí alrededor tenían antorchas encendidas.

Dale a nuestra hermana el espíritu de guerra.

Dale la fuerza.

Que sea una guerrera.

Concédele una nueva vida.

Oh, gran Diosa que sea humana.

Oh, gran Diosa que sea loba.

Nuestra GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora