Terrible año nuevo

645 39 5
                                    

   Hoy era veintitrés de diciembre, mi vientre estaba un poco crecido, pero no lo suficiente para que se viera a simple vista. Estaba en el primer mes y ya casi dos semanas, pero parecía que iba por el segundo, aunque se sentía maravilloso saber que tenía una vida por dentro. Se notaba que el pequeño o pequeña era fuerte porque podía sentir a veces un revoloteo en mi interior.

   Seguiría yendo a la escuela hasta enero, podía usar ropa de invierno porque aun haría frio y podría encubrir mi estómago, pero aun así  no duraría mucho tiempo ya que el desarrollo sería mucho más rápido.

 –Aiden ¿estás seguro que no te molesta que esté embarazada? –pregunte, mientras él me acariciaba el vientre.

 –Para nada, tú sabes que no quería ser padre muy pronto, pero no me molesta que venga el niño.

 –El momento no es muy apropiado para tenerlo.

 –Eso es cierto… pero no me arrepiento.

 –Me pregunto a cuál de los dos se parecerá más –dije, acariciando mí vientre–. ¿Será un pequeño Aiden?

 –Tal vez sea una tu pequeña.

 –Si fuera una niña, ya me la imagino con catorce años y empezando a salir con chicos.

 –Ni lo pienses –dijo tenso, se puso a la altura de mi vientre y puso una mano en el–, no dejare que salga con un chico hasta los treinta.

 –Ooooh, ¿así que eres un padre celoso? ¿Sabes que tuve mi primer novio a los doce? ¿Y si tu hija empieza a esa edad? Mira que mi padre hizo la misma promesa cuando nací.

 –Ya deja de decir eso –dijo, tenso–. Yo pienso cumplir mi promesa, ¿oíste bien, Caroline?

 – ¿Caroline?

 –Así quiero que se llame si es niña.

 –No me gusta ese nombre –arrugue la nariz–, ¿y si es niño que nombre le ponemos?

 – ¿Qué te parece Matthew?

 –Matthew… Matt, me encanta.

 – ¿Qué te parece si hasta que sepamos que será el bebé lo llamemos Mattie?

 – ¿Por qué Mattie?

 –Porque si lo llamamos Matt hasta que sepamos y resulta ser niña entonces quedaría mal, y si la llamamos por un nombre femenino también. Entonces Mattie porque así no nos referiríamos a un niño o niña, sería como un intermedio.

 – ¿Por el nombre de Matthew y Matilde?

 –Sí.

 –Entonces será Mattie –dije, sonriendo.

 –Hola, Mattie –le dijo a mi vientre–, soy yo: papá, tú me fuiste una gran sorpresa, pero me esforzare por ti.

 – ¿Crees que podrás escucharlo?

 –Déjame intentar –puso su cabeza en mi vientre y cerró los ojos–, lo puedo oír pero no mucho, seguramente con un estetoscopio lo oiría mejor.

 –Pero qué imagen más encantadora –dijo mi madre, al abrir la puerta principal.

 –Hola mamá.

 –Hola cariño –camino hacia mí–, ¿tuviste mareos?

 –Por el momento no.

 –Ya veo, ¿mi nieto no ha demandado ninguna comida?

 –Aun no, mamá cuando quieras referirte al bebé lo puedes llamar Mattie.

 – ¿Mattie?

 –Es como un intermediario, un sobrenombre para no llamar al bebé por un nombre femenino o masculino.

Nuestra GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora