Capítulo 7.

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Paige y Kim estaban almorzando al aire libre en el campus. Ambas estaban en silencio.

Kim aún parecía triste y Paige esperaba señales de vida Edward. Aún no recibía ni una llamada.

Ni un mensaje.

Y mucho menos lo había visto.

No sabía que pasaba exactamente.

No paraba de ver su teléfono, con la esperanza de ver la llamada entrante de Ed, pero aún no había nada.

—Lamento haber interrumpido ayer el beso... sinceramente, no tenía idea de que estabas ahí con alguien más —dijo Kim, moviendo un guisante de un lado a otro por el plato con su tenedor.

—¿L-lo viste? —Dijo Paige bajando la mirada y sonrojándose levemente—. ¿Viste el beso?

—Sí, vi cuando tú y el lindo chico de ojos azules estaban frente a la puerta besándose —Kim intentaba animar un poco a Paige y a ella misma.

—Ya no importa, y no lo llames así, su nombre es Edward.

Kim entrelazo sus dedos, apoyando los codos en la mesa y su barbilla en sus dedos. Miro a Paige con la ceja encarnada y una sonrisa.

—¿En serio me vas a negar que es un lindo chico con hermosos ojos azules? —Dijo arqueando su ceja lentamente.

—No...

—Entonces, eso significa que tengo razón —dijo Kim con una media sonrisa victoriosa.

—Bien, bien. Tú ganas —dijo Paige mientras ambas reían.

Terminaron de almorzar y fueron a la biblioteca a acabar sus deberes.

Mientras estaban sentadas cerca de la puerta, Kim suspiro y su mirada volvió a ponerse triste. Su sonrisa desapareció por completo y sus ojos se llenaron de lágrimas, lo que hizo que bajara nuevamente la mirada a la mesa.

Paige volvió la mirada hacía donde Kim miraba hace un momento y vio a Al parado frente a la puerta de cristal, cargando varios libros entre sus fuertes brazos. Entro con dificultad y camino al mostrador. Dejo los libros en un carrito y miro hacía la mesa donde estaban Paige y Kim sentadas.

Él apretó los puños y sus músculos se tensaron luego de tragar saliva bruscamente.

Ambos cruzaron miradas sin querer, se notaba el nerviosismo de Al y la tristeza de Kim en sus miradas. Aunque los dos lo negaran, seguían queriéndose como locos.

Apartaron la mirada segundos después, Al dio media vuelta y se salió de la biblioteca mientras Kim miro hacía su cuaderno.

—Será mejor que me vaya —dijo después de unos minutos, para después levantarse y guardar sus cosas.

—¿Estarás bien?

—Creo que si... —la voz de Kim se oía como si le hablara a Paige desde el otro lado de la biblioteca-. Te veré más tarde, en la habitación, cuando termines...

—Bueno...

Kim salió apresuradamente de la biblioteca.

Paige saco su computadora y la encendió para revisar la página donde subía Deseo.

Introdujo sus datos y abrió su cuenta para ver los últimos comentarios.

<Definitivamente, esto es lo mejor que he leído. Sigue así, Paige.>

<¡Uno de los mejores capítulos que has escrito! De verdad, no tienes idea de cuán enamorado estoy de tu historia.>

<Paige, espero con ansias el siguiente. Pd: Odio infinitamente a Yuta>

Quiero escribirte una canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora