Capítulo 12.

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Nunca paso realmente por la mente de Paige que Liam hablaba en serio sobre salir solos esa noche hasta que lo vio a través de la ventana de su habitación bajar de su auto y dirigirse hacia la entrada, provocándole un nudo en las entrañas.

Decidió vestirse algo mejor, así que saco rápidamente lo mejor que tenía en la maleta y se vistió a toda prisa. Cuando estuvo lista, salió de la habitación y entro a la de Chloe para arreglarse un poco. Se acerco al tocador; primero se cepillo el cabello y se hizo un moño sencillo y luego tomo el lápiz de ojos. Hizo una delgada línea pegada a las pestañas en ambos ojos y se miro al espejo. Todo estaba en orden.

Se había puesto unos jeans oscuros con una blusa color violeta y sobre esta, una vieja chaqueta de mezclilla. Paso las palmas de sus manos en su regazo para quitarse el sudor de estas.

Cuando bajo, la puerta de la entrada estaba abierta y Liam la esperaba justo allí. Llevaba una camiseta gris lisa con jeans negros y una chaqueta de cuero. Estaba recién afeitado. Realmente, parecía un chico no mayor de los diecisiete años. Tenía la mirada puesta en sus zapatos y las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón mientras esperaba a Paige con el hombro apoyado en el marco de la puerta. En cuanto escucho los pasos de ella acercarse, levanto la mirada y le regalo una de sus típicas sonrisas torcidas.

—Hola Sunshine, te vez realmente hermosa. ¿Estás lista para irnos?

—Sí, ya estoy lista. Vayámonos.

Paige salió junto a él hacia el jardín, cuando ambos estuvieron fuera, ella cerró la puerta. Caminaron al auto de Liam y él —como gesto de cortesía— le abrió la puerta del copiloto, tomo su mano y la ayudo a subir.

o ~ o ~ o ~ o

Liam se estaciono frente a un lugar que parecía un oscuro callejón. Paige estaba hecha un manojo de nervios cuando él bajo del auto, lo rodeo por el frente y volvió a abrirle la puerta y la ayudo a bajar. Asustada, tomo la mano de Liam inconscientemente y trago saliva.

—¿Sabes? Había callejones más lindos y cerca de mi casa si querías asesinarme esta noche —dijo Paige con una pizca de gracia entre todo su nerviosismo mientras se adentraban a la oscuridad del callejón.

—Algo me dice que no te gusta que te sorprendan Sunshine, ¿verdad? —Dice él soltando una risa.

—Mejor dime, ¿adónde me llevas?

—Ya te dije, es una sorpresa.

Liam se adelanto un par de pasos sin soltar la mano de Paige y se escucho el sonido de una reja de metal moviéndose, rasgando la pared de ladrillo del viejo edificio. Él soltó la mano de Paige y volvió a mover la reja, pasando debajo de ella.

—Bien Sunshine, entra y tranquila; yo no te dejaré aquí sola —dijo ayudándola a cruzar debajo de la reja con cuidado de que no se rasguñara.

Cuando estuvo seguro de que ella cruzó, soltó la reja que golpeo con un tubo haciéndola saltar, asustada. Él rio unos segundos y tomo de nuevo su mano.

Minutos después de caminar, vieron un pasillo iluminado por la tenue luz de una farola lejana; avanzaron hasta llegar a él. Cuando llegaron, Paige lo miro confundida y él solo asintió. Caminaron por el inclinado y estrecho pasillo, cuando llegaron al final, Paige vio con una expresión confundida a la pared que les impedía continuar con su camino al "lugar secreto". Liam la miro con una sonrisa, se puso detrás de ella y puso sus manos alrededor de su cintura para luego levantarla; ella notó que detrás de la pared había césped a la misma altura de esta. Puso sus manos contra el césped y él la levanto otro poco para ayudarla a subir con más facilidad, luego le dio un pequeño empujón en la planta del pie para ayudarla a que sus rodillas tocaran el césped y pudiera pasar al otro lado del muro. Cuando lo logro, se alejo de ahí a gatas y Liam subió sosteniéndose de la orilla de la pared y dando un salto, ya arriba, se arrastro hasta estar junto a Paige. Se levanto y se sacudió la tierra y la hierba de los pantalones y luego le tendió la mano a Paige para ayudarla a levantarse. Ya que ambos estuvieron de pie, él tomo su muñeca de ella con suavidad y la llevo hasta la orilla de la pequeña colina que acababan de subir para luego sentarse. Desde ahí, podía apreciarse gran parte del lugar que los rodeaba, los grandes edificios detrás de ellos y de frente podían ver las casas y las farolas encendidas a lo lejos.

Quiero escribirte una canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora