Capitulo 5

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- Arriba, dormilona – Suelto un quejido al sentir el cuerpo de mi madre y padre caer encima de mí.

- Ya, ya estoy despierta – Rio mientras soy atacada por besos de ambos – Es molesto cuando son así de melosos luego que se reconcilian

- Y que buena reconciliación – Dice papá ladeando su sonrisa a lo que mamá le da un golpecito en su nuca.

- ¿Salimos? Tu papá me conto que iba a tener un día de padre e hija ¿Qué te parece tener una tarde de familia? – Pregunta divertida.

Si señores, a esto se le llama el efecto Ignacio. Un estado que puede durar días y días.

- Por mi está bien – Respondo, ocultando mi sonrisa.

- Te esperamos abajo – Ambos me dan un beso en la mejilla y salen.

Luego de unos minutos me encuentro haciendo una trenza de espiga lateral, me aplico un poco de rímel y me observo en el espejo. Muchos me dirían loca, por usar un suéter con este clima, pero entre toda la ropa, prendas así son mis preferidas.

- Pero que linda estas – Silba mi padre al entrar a la sala.

- No empieces. Es la ropa que uso siempre – Ruedo mis ojos.

- Te recuerdo, hija. Que tu vestimenta consiste en ropa oscura. Tu padre y yo llegamos a pensar que sufrías de algún tipo de problema psicológico – La mío indignada - ¿Lista?

- Invite a Clarisa, si no les molesta

***

- Ahora si me dirás como conociste a Daniel – Dice Clarisa, tomando un poco de su helado.

- ¿Daniel? Oh ¿Un chico nuevo? – Mi madre coloca sus manos bajo su barbilla, mostrando interés, puedo notar un brillo de diversión en sus ojos.

- No es... Nadie. Sabes que Clarisa siempre exagera a lo que chicos se refiere, mamá. De hecho papá lo conoce ¿No papá?

- Uhm ¿El chico de la panadería? – Asiento – No es adecuado para ti. Todas dirigimos las miradas incrédulas hacia el - ¿Qué? Está muy pequeña para estar pensando en chicos. Tendría que pasar por una seria de pruebas antes de aceptarlo

- ¿¡El chico de la panadera!? ¡Nunca me dijiste que era el chico de la panadería! – Exclama Clarisa – Tampoco dijiste que fuese tan lindo

- Si, supongo que lo es – Digo, removiendo la cucharita en el helado.

- Mira cómo se sonrojo ¿Ya te gusta Annie? No pensé vivir para presenciar esto – Mi madre estalla a carcajadas.

- ¡Mamá! Basta ya – Cubro mi cara con los mechones de cabello que se soltaron de la trenza.

Todos se unieron a la risa de mama dejándome a mí en vergüenza. Rápidamente siento mis mejillas tornarse en un suave color rojo.

Mientras disfrutábamos de nuestros helados en silencio vino a mi mente la discusión de mi madre con Ismael... Desde entonces ha sido complicado que esa pregunta se borre de mi mente ¿Por qué no quiso hablar? ¿Qué fue lo que sucedió? Sé que algo importante fue, jamás había visto a mi madre palidecer de tal forma.

- Mamá ¿Puedo hacerte una pregunta? – Tomo su mhm como asentado - ¿Hay algo que hiciste de lo que te arrepientas?

Las miradas de mi padre y la de ella se clavan en mí en un abrir y cerrar de ojos.

Esta soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora