A La Intemperie...

Capítulo II

-Estoy Completamente Sólo-

Era un día lluvioso, me encantan los días lluviosos, ¿Cómo no te va a gustar un día diferente al resto? Es algo sensacional, es un día que se transforma, en un día especial por hacer algo diferente, por no ser como los otros días comunes, soleados y calientes, wow, realmente me encantan esos días.

Todo aparentaba ser normal, la misma rutina, día de exámenes, revisiones, clases aburridas, llegar a la preparatoria con tu "sonrisa" fingida, igual que siempre, llegar a tu salón lleno de gente hipócrita y envidiosa, claro excepto mis amigos,  levantar la mirada y verlos ahi  sentados, tome asiento frente a ellos y empezamos a platicar de cosas incoherentes como siempre, me sentía raro, pues este día lluvioso no era igual al que todos los otros, tenía algo especial, tenía un toque que lo hacía diferente a los demás días lluviosos, me hacía sentir muy sentimental, sinceramente sentía que cualquier cosa que me dijeran o hicieran me arruinaria el día por completo, y así fue, no pudo faltar eso.

Casi concluía ese día que al parecer era un día normal cuando tuve una pequeña discusión con algunos de mis amigos, me sentí raro, pues de alguna forma sentí que todo fue por mi culpa, y que había explotado y había soltado todo el estrés que tenía en sima.
Aún faltaba una clase, la más dura, no entre a ella pues harían un examen del que yo estaba exento, asi que decidí irme a mi casa.
Tome un camión que me llevará hacia aya y cuando ya llevava 15 minutos de camino me di cuenta que se ma havian pasado volando, pues estuve pensando y analizando las cosas que me habían pasado hoy, ¡Yo no tuve ninguna culpa! Inmediatamente voltie hacia la ventana y sin pensarlo 2 veces me baje ahí, faltaban muchas cuadras para llegar a mi casa, me puse mis audífonos y mejor camine hacia mi casa.
Cuando llegue a casa mi mama me esperaba con un poco de comida ya preparada.
Terminando de comer, subí a mi recámara y seguí escuchando música, pensando varias cosas, cuando ni siquiera me di cuenta que me quede dormido.
Muy a lo lejos escuchaba algunas voces que decían -Hay que decirle, Es Momento de hacerlo.
No sabía si era parte de mi sueño, o realmente estaba pasando algo. No sabía de que se trataba y seguí en mi sueño ligero hasta el día siguiente.