CAPÍTULO 5º NACE UN HÉROE

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CAPÍTULO 5º

NACE UN HÉROE

Dos semanas después de que tenga lugar la conversación entre James Hannigan, John Tagawa y el Mayor Freemont, los tres vuelven a reunirse en el más absoluto secreto en el laboratorio del científico.

―¿Estás completamente seguro de que quieres seguir adelante con todo esto? Aún estamos a tiempo de inyectarte un antídoto y anular los efectos de la primera inyección –Tagawa mira al joven Hannigan con el semblante mortalmente serio.

―Estoy listo –es la firme respuesta de James―. Sigamos adelante con el proyecto.

―Ven conmigo, entonces –pide el científico al muchacho con una amistosa sonrisa en los labios―. Voy a enseñarte tu traje de batalla.

Poco después...

―¡Vaya, es...! ¡Acojonante! –Exclama James al ver el traje de color blanco, sinceramente emocionado.

―Está fabricado con un tejido experimental, dos veces más resistente y fuerte que el kevlar pero tan ligero como la seda –explica Tagawa sin ocultar el orgullo que le produce haber participado en la confección del traje.

―Es verdaderamente impactante –dice el joven Hannigan mientras comprueba la textura de la tela―. Pero le falta algo; le falta un toque personal.

Durante unos instantes, nuestro joven protagonista no dice una palabra. Finalmente su rostro se ilumina con una amplia sonrisa al tiempo que camina hacia una vieja cazadora militar que alguien dejó olvidada.

―Ahora está perfecto –dice mientras se pone la cazadora y se mira al espejo de cuerpo entero que Tagawa y Freemont han preparado para tal efecto.

―Me complace ver que te gusta tu traje de faena –dice Freemont asintiendo levemente con la cabeza.

―¿Gustarme? ¡Me encanta! –Exclama James mientras ejecuta una pirueta en el aire, llegando a tocar el techo del laboratorio ante la fascinada mirada de los dos hombres de mayor edad.

―Veo que has seguido entrenando tus habilidades tal y como te dije –tercia Tagawa mientras manipula varias probetas llenas de una sustancia azulada.

―Sí –James sonríe mientras muestra sus manos al científico―. Y mire lo que descubrí hace un par de noches –dicho esto, el joven hace un gesto con su muñeca. Al instante, una sustancia pegajosa surge del dorso de su mano formando lo que parece ser una hebra de aspecto sedoso y resistente, cosa que parece dejar bastante perplejo a Tagawa, que boquea como pez fuera del agua mientras examina la extraña sustancia.

―¡Qué me aspen! –Exclama mirando alternativamente el misterioso material y al joven Hannigan.

―Puede decirse que ahora soy una araña completa –dice James mientras hace brotar la extraña sustancia del dorso de sus manos, lanzándola con gran maestría hacia el juego de probetas manipuladas anteriormente por Tagawa y pillándolas luego al vuelo ante la atónita mirada del científico y del Mayor Freemont.

―C-creo que deberíamos estudiar esto con más atención antes de seguir adelante con el proyecto –John Tagawa mira al maduro militar en busca de consejo. Mas Freemont se limita a encogerse de hombros y a soltar un leve bufido de difícil interpretación.

―¿Qué hay en estas probetas? –Inquiere entonces James tomando uno de los tubos y examinando su líquido contenido con suma atención.

―Estabilizadores de ADN –responde Tagawa con un cierto temblor en la voz―. Cuando te inyecte esto en la sangre no habrá marcha atrás, te convertirás en una araña humana con todas las consecuencias que ello conlleva... ―El científico dedica a Freemont una mirada cargada de muda súplica, pero el militar se limita a asentir leve pero firmemente con la cabeza.

―¿Qué pasa? –Inquiere James dándose cuenta de que algo raro sucede entre los dos hombres.

―Pasa que no te hemos contado toda la verdad acerca del Proyecto Captain Spider –responde Tagawa lanzando un suspiro al tiempo que toma la probeta de manos del joven―. Pasa que si te inyecto esta sustancia tu vida puede correr un gravísimo peligro, y lo último que deseo es tener tu muerte sobre mi conciencia.

Entonces, James Hannigan hace algo que deja boquiabiertos a los dos hombres.

―¡Qué diablos! –Exclama al tiempo que vuelve a arrebatar el tubo de ensayo al científico y de un sólo trago ingiere su contenido.

―¿¡P-pero...!? –Casi grita Tagawa mientras se lleva las manos a la cabeza―. ¿¡TE HAS VUELTO LOCO!?

―Tranquilo, Profesor –el muchacho dedica al asiático una amplia sonrisa antes de ponerse la capucha del traje y salir por la puerta con estas palabras―: Como suele decir mi tío. "El Mundo no está hecho para los cobardes".

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EL ORIGEN DE CAPTAIN SPIDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora