CAPÍTULO 9º EL NUEVO HÉROE DE NEW YORK

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CAPÍTULO 9º

EL NUEVO HÉROE DE NEW YORK

A la mañana siguiente, mientras James y su tío desayunan tranquilamente en su pequeña y acogedora cocina...

―¿Te has enterado, Jim? –Frank tiende a su sobrino el periódico del Domingo, en cuya primera página puede verse una fotografía, a todo color, de Captain Spider luchando contra el Doctor Scorpio―. Parece ser que ha llegado un circo a la ciudad, y que sus artistas no son precisamente amistosos.

James Hannigan lee con atención la noticia y luego sonríe, cosa que no parece ser del agrado de su tío y tutor, ya que le recrimina.

―¿Se puede saber a qué viene esa sonrisa? –Inquiere el hombre con una clara nota de acritud en su voz―. ¿Acaso te parece gracioso que dos payasos disfrazados se líen a tortas y pongan en peligro a gente inocente?

―¡Por el amor de Dios, tío Frank! –Exclama entonces el joven con aire también exasperado―. ¿No te has parado a pensar que quizás el tal Captain Spider, con su actuación, salvase a muchas personas?

Tras esto, James Hannigan coge una tostada untada de mermelada y sale a la calle, dejando a su tío sumido en un auténtico mar de dudas.

Hace un día espléndido, y pronto James Hannigan olvida por completo la pequeña discusión que puede haber tenido con su tío.

Sin embargo, tiene razón, su tío Frank habla y critica sin conocimiento de causa sobre los superhéroes y lo ocurrido en el World Trade Center hace tan sólo unas horas.

Camina tan ensimismado que no se da cuenta del enorme Sedán negro que se acerca a él, ni de cómo se abre una de las ventanillas de la parte trasera y el bien conocido semblante del Mayor Maxwell Freemont se asoma y lo llama a voz en grito.

―¡SOLDADO HANNIGAN, TENEMOS QUE HABLAR!

―¿¡Eh, qué!? –Nuestro protagonista da un respingo y luego sonríe al reconocer a su superior.

Poco después, en el despacho de Freemont...

―¡Muchacho, eres un héroe! –El veterano militar abre sus brazos y abraza con fuerza a su joven y sorprendido subordinado, que, un tanto confuso, se aparta de él una vez cesa el abrazo.

―N-no sé q-qué decir, Señor –musita luego James, aún con expresión azorada en el juvenil rostro―. Y-yo sólo hice lo que consideré era mi deber... Creo que para eso crearon la formula y el Proyecto Captain Spider, Señor.

―Así es, así es –Freemont asiente enérgicamente con la cabeza al tiempo que palmea los delgados pero fuertes hombros de James―. Pero lo cierto es que tu actuación de anoche ha superado con creces todas nuestras expectativas; tanto Tagawa como yo quedamos maravillados de ver cómo te desenvolvías ante el Doctor Scorpio.

―Pues, si quiere que le diga la verdad, estaba muerto de miedo –James Hannigan esboza una tímida sonrisa, que hace reír a Freemont a mandíbula batiente.

―En eso consiste el verdadero valor, hijo, en eso consiste.

―No le entiendo, Señor...

―Supiste vencer el miedo que te paralizaba y enfrentarte y derrotar a Scorpio. Confiaste en ti y en tus posibilidades; hiciste un trabajo fabuloso, muchacho, fabuloso.

―¿Y ahora, qué? –Inquiere entonces James mirando fijamente al curtido militar.

―¿A qué te refieres?

―El Proyecto Captain Spider. ¿Sigue adelante?

―Eso, jovencito, lo decides tú y sólo tú –Freemont estira su manaza izquierda y palmea amistosamente uno de los delgados hombros de su subordinado.

James Hannigan, como toda respuesta dedica una amplia sonrisa a su inmediato superior y una fabulosa cabriola de mas de tres metros de altura, que hace que el Mayor Freemont vuelva a reír a mandíbula batiente.

EL ORIGEN DE CAPTAIN SPIDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora