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La reacción de Adael era épica, no se movía, sólo mantenía los ojos totalmente abiertos al igual que la boca, la cual formaba una perfecta "o".

-¿Adael? -dije moviéndolo levemente de los hombros, pero aún así el no reaccionaba. -¡Responde, pinche pato! -grité, pero no tan alto como para que mis padres y los invitados me escucharan.

Él reaccionó inmediatamente para después mirarme mal.

-No juegues con eso por favor, ____. -me dijo algo molesto mirándome irónicamente.

-¡Es verdad! ¡Ellos están abajo! -grité/susurré para que no me escucharan.

Él me seguía reprochando, diciendo lo tonto e irreal que sonaba lo que dije sobre Alonso, mientras caminaba hacia las escaleras haciendo movimientos exagerados con sus manos. Al momento que llegó a el comedor paró en seco teniendo casi la misma reacción que tuvo en su habitación, las personas que estaban en el comedor a punto de cenar miraron raro a mi mejor amigo que iba cayendo de espaldas lentamente, más de la mitad de los presentes de alarmaron y levantaron de sus asientos con intención de correr hacia mi mejor amigo; Adael cayó en mis brazos prácticamente desmayado, miré a mis padres y a los invitados y dije...

-Eh... No se preocupen por él... Es que... Es un reflejo de... De... -tartamudeo nerviosa sin saber que más decir.

-¿De qué? -me preguntó Alonso con el ceño fruncido.

Todos me miraban raro, NOS miraban raro, excepto Braulio, él es un angelito.

-De... De... De él (? -dije rápido y salí corriendo mientras arrastraba a Adael, quien iba delirando.

Arrastré a Adael a la habitación adicional que estaba en la planta de abajo, la cual consistía con sólo una cama individual, con sábanas blancas, al lado de ésta una pequeña mesita de noche, y en una de las esquinas de la parte izquierda un pequeño armario. Ésta recámara era prácticamente para invitados. Acerqué a Adael a la cama y lo lancé a ésta.

-Oye, despierta. -le susurré mientras le daba leves golpecitos en las mejillas. -¡Reacciona, cabrón!

-Esto es demasiado. -dijo recuperándose poco a poco.

-Tienes que controlar un poco tú... -y me interrumpió.

-¡Es que estás ciega! ¡¿tienes mierda en la cabeza?! ¿¡Porqué no enloqueces?! ¡Ese de allá era Alonso Villalpando! ¡ALONSO VILLALPANDO, WEY! -gritó desesperado levantándose de la cama para comenzar a caminar como loco por toda la habitación.

-Sí, era él, pero no he enloquecido, ni lanzado a él a abrazarlo por que no quiero que se sienta incómodo y nos tache por locos.

-¿Entonces no puedo abrazarlo ni pedirle fotos? -dijo haciendo pucheros.

-Por ahora no, sólo para no incomodarlo, trátalo como a alguien normal, quizá eso le guste, puede que llegues a caerle bien.

-Está bien... -dijo algo decepcionado. -trataré de controlarme.

-Ok... -di un suspiro -Ya vamos a cenar, creo que tardamos mucho.

De camino a el comedor Adael iba algo nervioso pero a la vez tenso.
Tomé su mano para que se tranquilizara un poco, pero él la quitó y decidió pasar su brazo por mis hombros, y yo sólo sonreí.
Llegamos a el comedor y nos sentamos en los sitios libres, yo quedé entre Braulio y Adael. En frente de mi estaba Alonso y frente a Adael estaba Diego.

-Hija, ¿Porqué tardaron tanto? -Preguntó mi madre.

-Estaba preparando mentalmente a Adael. -y era cierto.

La Hermana de Bryan Mouque -CD9 & Tú -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora