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19 de octubre de 2016

7:02

Antes de abrir los ojos noto un brazo rodeando mi cintura y un calor que no es mío. Su otro brazo descansa bajo mi cabeza y su respiración en mi nuca me hace tensar los músculos de la espalda. Me alejo con una rapidez inusual y caigo de la cama. Suelto un gemido de dolor cuando mi espalda impacta contra el suelo y escucho una risilla. Mis neuronas empiezan a funcionar segundos después y comprendo que fue Ian quien vino a pasar la noche conmigo para que no estuviera asustada. Dentro de mí se enciende una alarma.

"PI, PI, PI, S.O.S."  la vocecilla en mi cabeza me impide pensar con claridad.

Me pregunto si ha sido una buena idea o si, por el contrario, he cometido un error, quizá piense que ha sido una excusa, a lo mejor no se cree que fuera miedo. ¿Y si intenta algo? Oh, madre mía, no sé qué voy a hacer. ¿Cómo hemos acabado en esta situación?

-Buenos días, chica miedosa- me dice desde lo alto de la cama y me muerdo el labio.

-¿Buenos?- pregunto indignada por no haberme ayudado tras mi penosa caída.

-Vaya... Parece que la chica miedosa se suele levantar de mal humor- continúa burlándose.

-Y parece que Mr. Mala Persona se levanta siempre de buen humor- contesto repitiendo sus palabras.

-Me levanto de buen humor siempre que hay una chica guapa a mi lado- suelta de pronto.

Me quedo muda, incapaz de responder a ese comentario y me levanto del suelo. ¿Lo dice de broma? Tiene que haberlo dicho para reírse más de mí. No va en serio, está claro.

-Tienes un baño en la puerta de la derecha- comento mientras abro mi armario en busca de algo que ponerme.

Se levanta sin decir nada y escucho abrirse la puerta poco después. Cuando miro ya no está, por lo que elijo una blusa sencilla granate y un pantalón vaquero negro. Unos minutos después Ian vuelve y yo voy hasta el baño para asearme. Al volver, ya vestida, él está sentado a los pies de mi cama.

-Tengo que pasarme por mi casa para coger algunas cosas, si salimos antes puedes acompañarme.

Asiento con la cabeza y preparo mi mochila para el instituto mientras Ian hace la cama. Al terminar, me cuelgo la mochila de un hombro y caminamos fuera de la habitación. No sé qué pensar sobre que haya pasado aquí la noche ni cómo se comportará conmigo a partir de ahora. No sé lo que siento ni lo que pienso al respecto y eso me pone nerviosa. Por suerte para mí, nunca me pongo roja, pero se nota en mi actitud.

-¿Qué hay ahí?- pregunta. Giro la cabeza y veo que señala la puerta que hay justo enfrente de la mía. Me tenso en pocos segundos y sé que ha sacado un tema peliagudo para mí. No quiero sacar un tema tan complicado, no ahora.

-Es... la habitación de mi hermano- digo finalmente. Espero que no haga más preguntas y se conforme con mi respuesta pero, evidentemente, no lo hace. Necesita más información. Es una persona curiosa, demasiado para mí; y yo no puedo responderle a todo lo que quiere saber.

-¿Dónde está?- me muerdo el labio y empiezo a bajar las escaleras, incapaz de soportar su mirada.

-No está- concluyo-. ¿Está muy lejos tu casa?

Mis intentos por cambiar de tema parece que funcionan, porque me sigue por las escaleras y no pregunta nada más.

-No, a unos diez minutos andando.

Asiento con la cabeza y entro en la cocina, abro un armario superior y cojo una barrita de cereales para desayunar. Escucho sus pasos acercarse a mí y me tenso automáticamente, como siempre.

Doce sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora