En un futuro distante, la cibernética recae en el mercado negro. El mundo a cambiado... pero ciertas estructuras se mantienen. La Revolución se cubre de matices y un grupo de mujeres llamadas "sicarias" pelearan por un objetivo...
Tal vez su celular sea su mejor amiga... pero es difícil penetrar su mente; mas difícil es deducir lo que piensa... en lo que cree.
Ceci contempla a Mariano desde la cama. Su mirada, parece no cambiar; con su expresión casi desafiante, penetrante. A Mariano le molesta que lo mire de esa forma. Luego de ponerse el pantalón y la camisa lisa, tomar el arma 9mm de la cómoda y guardársela en su cintura, sostenida por su cinturón, él sale del cuarto sin ni siquiera mirarla. Ceci, lo sigue con su mirada y una vez que desaparece, recoge su celular que estaba posado sobre la almohada y desactiva el bloqueo de pantalla con sus incontables números de seguridad.
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Ella no parece la misma de siempre... tal vez porque ya a crecido lo suficiente, o sus cambios de humor se deban a otra cosa. Pero lo cierto es que Ceci, observa a las personas con una mirada acusante. Apenas escucha las ordenes de Mariano y hasta, ya varias veces lo ha hecho, desaparece largas horas, como una gata despreocupada. Al menos eso piensa Mariano, mientras bebe una cerveza sin gas, que tomó de la heladera. Aun así, sus besos parecen tener la pasión de los primeros días, cuando apenas ella era una niña medrosa sin hogar. El sexo parece ser lo único que los une... Como cierra sus ojos al besarla suavemente... luego al presionar su vientre suave, o sus pechos apenas nacientes; en ese momento parece ser, que Mariano, la posee... la controla... pero todo termina en sueños de cama.
Ya hace unos meses, Ceci a demostrado su odio hacia los hombres. Un desprecio expulsado por sus ojos color oliva. Ella es una persona callada. No se sabría si decirle "introspectiva". Sus frases son acotadas, concisas. Mas si debe de decir algo, lo hace tan solo con sus ojos; su mirada felina; sus cejas arqueadas.
Mariano intenta deducir si Ceci está cansada de la vida, de ésta vida. El trabajo de ella, como "sicaria" de Mariano, ya no la motiva. Esto es un problema para Mariano, ya que su vida depende de Ceci. Todo esto pasa por su cabeza, mientras termina la cerveza tibia como orina de gato. Mira la puerta del cuarto, esperando a que ella salga y tal vez lo abrace, como una niña que aprecia el amor de un hombre... pero no es así; todo se limita a la pasión carnal. "Esto no es bueno", dice en su mente. Puede perder el control y un jefe no puede perder el control de sus empleados.
