Capítulo 2: parte III "Cami"

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Estaciona su auto pegado al cordón de la acera. Cami ah llegado a un barrio humilde, al norte de la ciudad. El "presente" parece darle de lleno en su pecho, aun que la noche es fría y cobriza. Baja del auto, ajustando un poco su campera sin cerrar y camina, cruzando la acera, hacia una tapera con un pequeño muro de ladrillos a la vista. Ingresa en el angosto patio de entrada y se detiene frente a una puerta bastante oxidada. No toca la puerta, simplemente ingresa: un prieto comedor, con una mesa circular y una silla le dan la bienvenida. Cami observa la cocina esperando ver alguna olla o alguna sartén sobre las hornallas, pero no hay nada. Se dirige a una habitación contigua, un dormitorio.

-Pareces un murciélago... no me sorprendería verte colgado desde el techo, con las patas arriba.

El cuarto se ilumina por un velador en el suelo. Hay hombre sentado sobre la cama, con los codos sobre sus rodillas.

-Podría colgarme de otra forma... pero sabía que vendrías, así que lo pospongo para otra ocasión-dijo el hombre sin mirarla.

-No seas estúpido. No me asustes de esa manera- susurró su reto Cami.

Al sentarse Cami, cerca del hombre, ella lo rodea con su brazo izquierdo desde su cintura y posa su mejilla sobre su hombro. Quedan unos minutos en silencio.

-Enamorarte de mí no va a solucionar nada, Cami.

El hombre eleva su rostro al pronunciar las palabras, y en su naciente ascenso, una sonrisa tenue se dibuja en su semblante

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El hombre eleva su rostro al pronunciar las palabras, y en su naciente ascenso, una sonrisa tenue se dibuja en su semblante. Cami sonríe, ella sabe que es una simple broma. Ella no cree en el amor; en el romance, mucho menos. Por alguna razón nunca se había enamorado. Más ella no sintió pena o malestar ante este hecho; tal vez siempre creerá que "querer" a alguien, es menos enfermizo que morir por amor.

-Sabes bien que no te voy a soltar... ¿Cenaste? Mira que ahora tengo otra persona de quien ocuparme.

-Si... Me contó Zarco... Te gusta recoger perritos abandonados.

-... ¿Cuándo vino Zarco?

-No te preocupes... solo estuvimos charlando de algunas cosas... él no va desobedecerte ni aun que le digas que debe amputarse la mano.

-No me gusta las conversaciones entre hombres... ni menos los secretos... Cambiando un poco el tema: hoy, Mariana, no se presentó en el trabajo.

-Zarco me dijo que ella parece estar en problemas y piensa cuanto antes tomar medidas. Como dice Mariana: "La revolución es ahora o nunca".

Al escuchar de estas noticias, Cami se aferra aun más y mueve su semblante, acariciando su mejilla sobre el hombro del hombre.

-Martín...

-Sí, te escucho.

-Estoy preocupada por Mariana... seguro que está pensando hacer otras de sus locuras... y eso la va hundir... sola, como siempre ha estado.

-Zarco está con ella, es su perro faldero. Él no va a dejar que le pase algo malo. Pero ella esta decida a llevar su cometido, aun que nadie la siga.

-Si... lo sé... y ¿Vos que piensas hacer?

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2016 ⏰

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