Capítulo 2: parte II "Cami"

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-Ella es Ceci, va ser la nueva integrante de nuestro grupo- Declaró Cami felizmente.

Ceci se encontraba a un lado de Cami, casi pegada a su cuerpo. En frente de ellas, dos mujeres jóvenes: una de ellas, tiene el pelo corto y oscuro, una mirada lisa como en calma y sus ojos parecen la noche misma; la otra chica, sentada en el suelo, tiene el cabello ondulado y sus ojos están fijos en su celular.

-Bueno, debo agregar, con gran felicidad, que está llegando otra nueva integrante más... la familia se agranda por suerte... ¿Escuchaste Carla?- preguntó Cami a la joven sentada, que parece no prestarle atención.

  ¿Escuchaste Carla?- preguntó Cami a la joven sentada, que parece no prestarle atención

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Carla, desde el suelo, solo asienta con la cabeza. El gimnasio de entrenamiento es inmenso y solo alberga algunos materiales para el entrenamiento. Cami muestra una mueca ante la respuesta de Carla y se dirige hacia la otra joven.

-Anahí , ¿puedes acompañar a Ceci a los vestuarios? Le he dado unas vestimentas que ya no me entran... creo que estoy engordando, por no decir que estoy vieja- dijo Cami, soltando una gran sonrisa.

 creo que estoy engordando, por no decir que estoy vieja- dijo Cami, soltando una gran sonrisa

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Ceci finalmente sigue a Anahí y caminan a la par. Desaparecen por la puerta de pasillo norte del gimnasio, que lleva a los vestuarios. Cami, sola con Carla, saca a relucir nuevamente su mueca y espera unos segundos para hablar.

-¿Cómo está Sole?

-Bien... la deje con una amiga. Anoche casi destroza toda la casa por no querer bañarse... no sé de quién sacó ese carácter tan podrido- responde Carla, siempre desde el suelo y sin dejar de mirar el celular.

-Supongo que sacó el carácter de la madre... Es hora de que te cambies y ayudes a Anahí y a Ceci- replica Cami mientras se aleja del centro del gimnasio de entrenamiento.


En las oficinas del GECC, todas las empleadas corren: la mayoría llevan papeles, otras hablan con desesperación. Cami al entrar, nota el bullicio pero trata de no darle importancia. Antes de dirigirse a su oficina, una empleada la intercepta para comunicarles las novedades.

-Teniente, nos llegaron informes del Ministerio... ya están en proceso, nuevas investigaciones del pasado viernes.

-Gracias, María... ¿Llegó Mariana?

-No, ayer se fue temprano.

-Gracias María.

El fin de hora llega. Las oficinas se encuentran vacías y ni un susurro surca el ambiente. Cami espera a Mariana desde la puerta de su oficina. Comienza a pensar que ella no vendrá. Recorre la soledad de las instalaciones del GECC y parte al mundo exterior... ya cae la noche.

Piensa en Mariana... Cami ha notado a la Capitana muy desgastada y recuerda sus ojeras, nacientes desde los lagrimales, en un violáceo opaco. Piensa en el extremismo pensamiento de Mariana... nunca concuerdan a pesar de su mutuo respeto. Pero Cami sabe que no puede doblegarse. Comienza a sentir lástima por Mariana, un sentimiento que no desea tener de nadie... un sentimiento reprimido que aun guarda por la persona que va a visitar en ese mismo momento.


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