Capítulo 4. Volviendo A Casa

85 5 0
                                    

Cuando me despedí de Thomas fui directo a mi habitación, necesitaba descansar. Y curiosamente, mi cabeza trajo a mi mente a Dean. Me imaginé sus ojos esmeralda dedicándome una de sus más profundas miradas, su voz haciendo que me estremeciera de pies a cabeza. Y así sin darme cuenta, caí dormida con una ridícula sonrisa en mi cara.

Las primeras semanas en la Universidad fueron increíbles, los profesores eran los mejores, y no paraba de conocer gente, lo cual sorprendería a cualquiera que me conociera, ya que nunca fui una persona demasiado dada para hacer amigos.
Seguí juntandome con Thomas, pero hasta el momento nunca intentó hacer ningún movimiento, siquiera para besarme. Era raro, pero a fin de cuentas no me molestaba.
Mis padres llamaban prácticamente todos los días, preguntando como iban las clases, y como me llevaba con mi guardaespaldas.
Dean continuaba siguiendome a todos lados, en definitiva, seguía haciendo su trabajo. Aunque su trato hacia mí cambió de forma radical. No hablábamos casi nada, y cuando lo hacíamos, era extremadamente frío y distante.

Las semanas siguieron pasando, y sin darme cuenta ya llevaba 2 meses de estudio. De vez en cuando iba a alguna fiesta. Ya no me llevaba tan mal con mi compañera de cuarto, estábamos comenzando a entendernos. Se llama Meg, de hecho es bastante simpática cuando le das una oportunidad (y cuando ella te la da a vos).

Tenía intenciones de tener algún interés romántico pero hasta ahora no se había dado la oportunidad. Si bien tenía propuestas y varios pretendientes, en la segunda cita ya me aburrían y nunca pasábamos a segunda base. Puede que en gran parte se deba a que tenia a Dean vigilandome de cerca y eso me inhibia a la hora de conocer a algún chico. De todas formas el hombre que más interés despertaba en mi era él, pero no parecía darse por aludido.

Una noche me había dominado el insomnio, y no hallaba forma de poder conciliar el sueño. Mi cabeza daba vueltas y sólo podía pensar en él, y en por qué actuaba tan distante conmigo.

La curiosidad me ganó y salí de mi habitación directo a la suya, así como estaba, con la ropa de dormir, que consistía sólo en una remera ligeramente larga.
Toqué la puerta dos veces, pero nadie contestó. Inconscientemente tomé la manija y la puerta se abrió.

-¿Dean? ¿Winchester? ¿Estás aquí? - Pregunté ante la oscuridad que había en esa habitación.

-¿Qué sucede? - Preguntó sereno, era casi imposible verlo, busqué el interruptor y prendí la luz del cuarto. Me lo quedé viendo unos segundos, estaba recostado en la cama, con el torso descubierto y las piernas debajo de las sábanas. -¿Te gusta lo que ves? - Agregó con tono engreído.

Reí.

-Eso quisieras, no me atraen los egocéntricos. - Contesté sonriendo falsamente. En teoría eso era cierto, pero no podía negar que él me atraía y mucho. Aunque jamás se lo diría, mi orgullo depende de eso. Y yo no pierdo mi orgullo por nadie, mucho menos por un hombre. - Vine a saber qué pasa, estas últimas semanas fueron de lo más raras para mi, ¿estás molesto conmigo?

-¿Podes dejar de preguntar eso? Me está comenzando a irritar. No, no estoy molesto. ¿Puedo dormir ahora? - Dijo elevando el tono de voz.

-Pudrete. - Le respondí y di media vuelta para volver a mi habitación, pero él se acercó rápidamente y me puso contra la pared, mirándome fijo a los ojos y sujetando mis manos a los costados de mi cuerpo. Pude notar que estaba sólo en boxers, lo cual hizo que me ruborizara al instante.

-¿En serio quieres saber lo que me pasa? - Preguntó sonriéndome como si fuera un galán de cine.

-No, quiero jugar bolos. Claro que quiero saber, tarado.

-Tu compañera de cuarto está interesada en mi y no quiero que piense que entre nosotros hay algo. - Dijo y mi sangre hirvió. Sé que lo hacía para molestarme, Meg está conociendo a un chico que cursa con nosotras y es muy simpático. Pero no le iba a dar el gusto de verme enojada.

SaviorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora