SÁLVAME: HP FANFIC HARRY x HERMIONE

Parte 1: La partida de Ron

La lluvia arremetía contra la tienda de campaña y las lágrimas rodaban por las mejillas de Hermione.

Estaban peor que al inicio: con Ron herido, no tenían mucha comida y por lo que sabían, la espada de Gryffindor podía estar en cualquier lugar del mundo.

Su único triunfo había sido no ser detectados por el enemigo, pero ¿por cuánto tiempo?

Finalmente fue Harry quien rompió el silencio.

-Y bien, ¿por qué sigues aquí?- Inquirió acusador, hacia el otro lado de la habitación donde se hallaba Ron, quien miraba con ensoñación la abertura de la tienda de campaña mientras suspiraba.

Ron se dió vuelta y le encaró pero de forma tranquila, como adormilado.

-Tal vez lo haga -dijo- tal vez lo haga realmente.

Como impulsado por un rayo de tantos que caían esa tempestuosa noche, Ron se paró y cubrió los pocos metros que los separaban, quedando a escasos centímetros el uno del otro.

-¿Acaso no has oído lo que le han hecho a Ginny?-recriminó Ron- A tí sólo te importa tu gloriosa búsqueda ¡maldita sea! Tú y tu bosque prohibido, tú y tus malditas proezas. Pero el resto de nosotros no recibimos nada, ningún reconocimiento y sin embargo somos quienes pagan las consecuencias. ¡Mi familia es quien sufre, Harry, no la tuya!

Harry se sintió herido.

-También son mi familia, Ron. Los quiero como si fueran de mi propia sangre, y Ginny..

-¡Cállate!-explotó Ron-¡No son TU familia, es mía! Y la verdad es que no, no creo que te importen cuando no te conviene. "Los Weasley no necesitan a otro niño lastimado". ¿No los has escuchado en la radio? ¿Acaso vas a negarlo? - acusó frenético.

-Sí-dijo Harry- ¡Digo, no! - agregó débilmente - pero yo..

-Entonces admite que no te importan, deja de fingir por un maldito segundo.

-¡Ron! - interrumpió Hermione. Su cara estaba como encendida y sus ojos muy pequeños de tanto llorar. -No creo que se refieran a que algo malo ha sucedido, no al menos algo de lo que no sepamos ya por las cartas de George.

¡Oh, que tonto de mí! - Se mofó Ron- debí haberte preguntado a ti primero cómo está mi familia, después de todo - agregó socarronamente- TU lo sabes todo, ¿o no, HEZ-MIO-PE?

-¡Calla!- gritó Hermione con todas sus fuerzas- ¡Ya basta! Tú no eres así.

-Para ustedes es demasiado fácil-continuó Ron- Sus familias no son amenazadas continuamente.

-Mis padres están muertos, Ron - contestó Harry con la voz marchita - Sirius, mi padrino, está muerto también. Gracias por el recordatorio.

-Entonces entiendes cómo me siento, ¿verdad? - retrucó Ron desesperado - ¡Cualquiera de ellos podría ser el siguiente!

Harry no levantó la vista del suelo y respondió: -Vete entonces, ¿qué esperas? -Harry lo miró con recelo -Vete ¿acaso no quieres que tu mami y tu papi te escondan en un lugar seguro para protegerte? ¿Acobijado entre tus propias sábanas, en tu hogar, con una sopa caliente en tu estómago?

Las orejas de Ron adquirían un nuevo tono violáceo con cada palabra que agregaba Harry.

-¡Al menos tu hermana se arriesga por los suyos sin hacer tanto alboroto por ello!

Todo fue cuestión de segundos.

Ron y Harry trataron de sacar sus varitas, pero Hermione fue más rápida que ambos.

-¡Protego!- chilló, mientras un escudo invisible se expandía entre ellos, con tanta fuerza que envió a Ron volando a través de la sala hasta el borde de la tienda de campaña. Harry y Hermione quedaron del otro lado de la tienda, desparramados uno en los brazos del otro y tan avergonzados como sorprendidos por la cercanía de sus cuerpos.

-Ahora lo entiendo todo- anunció Ron con los ojos muy abiertos. Sentía como un odio se expandía por su pecho, haciéndolo subir y bajar con irregularidad y mientras era golpeado por el relicario. Una pequeña llama atravesó su corazón y logró incendiar cualquier recuerdo o sentimiento de amistad que sentía por ellos en segundos.

Sus amigos, aún abrazados, se incorporaron torpemente y lo observaron del otro lado con tristeza y dolor. Algo se había quebrado entre ellos.

Luego de lo que parecieron horas pero sólo fueron unos minutos, Harry desasió a Hermione y, tendiéndole la mano a Ron, con una voz muy seria, dijo: - Deja el Horrocrux y vete.

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