Parte 18: La Traición

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Harry miraba a Ron estupefacto.

Su amigo empapado hasta los huesos lo miraba atento, con la espada de Gryffindor en una mano y el relicario colgando de la otra.

-Debes estar condenadamente demente para meterte a un lago congelado, ni que hablar con esta cosa- sentenció Ron.

Harry no lograba formar una palabra en su boca. Tenía tantas ideas agolpadas en su cerebro: lo que había sucedido, sobre todo con Hermione y el descubrimiento de su amor prohibido por ella.

Tratando de ganar tiempo para ordenar sus ideas, el niño que vivió se cambiaba rápidamente sin perder de vista a su amigo, temiendo que éste fuera una alucinación provocada por el frío.

-¿Fu.. Fu.. Fuiste tu-tú?

-¿Qué dices?- Luego de un rato, Ron creyó comprender a lo que se refería - Si, yo te saqué del lago- dijo, hinchando un poco el pecho.

-No, no..no. Quie-ro decir si tu tú hiciste a-a-a la cierva - Trató de explicarse Harry sin mucho éxito.

-¿Qué? No. Creí que tú la habías hecho aparecer.

-Mi-mi Patronus es un-un ciervo - respondió con reproche.

Azorado por la confusión, Ron replicó.

-Ya me parecía que tenía algo diferente, por supuesto, las astas no estaban.

Harry finalmente se sintió en pleno uso de sus facultades mentales y vocales. Recogió el monedero de Handrid, su suéter y la varita de Hermione.

Su mente vagó hasta la tienda de campaña donde la joven bruja estaría esperándolo, no imaginando la sorpresa que le aguardaba. ¿Podría Harry renunciar a su amor recientemente encontrado en pos de la misión que les esperaba? ¿Qué pensaría ella de todo esto, acaso sus sentimientos por Ron habrían cesado con el desplante o volverían a encenderse con su regreso?

Ron lo miraba como extrañado, no entendía por qué Harry parecía tan taciturno.

Claro, una experiencia cercana a la muerte puede dejar una gran impresión en la vida de cualquiera, pero para estas alturas creía que eso era un requerimiento para ser Harry.

- Entonces, no quiero parecer desagradecido- se obligó a enunciar, aunque no fuese precisamente lo que sentía en ese momento -¿Pero, qué haces aquí?

-He.. vuelto, claro- carraspeó - Nunca debí irme y es que en realidad los he estado buscando todo este tiempo- las orejas de su amigo empezaban a adquirir color más brillante con cada palabra - Por supuesto, si todavía me quieren con ustedes- agregó tímidamente.

Ambos se quedaron callados, dejando que el frío del lago hiciera más pesado ese vacío entre ellos y las palabras que acababan de pronunciarse.

Por un lado, los había traicionado.

Había huido de su lado como un cobarde, dejándolos solos con el peso de la búsqueda. Pero por otro lado Harry se sentía muy apenado. Sentía que se había aprovechado de la deserción de su amigo, robándose a su ¿novia? ¿enamorada? ¿interés idílico?

Ni siquiera sabía con seguridad si ellos  mismos eran algo en ese punto pero de lo que si estaba seguro era que a Ron le gustaba Hermione, más que cualquier otra chica en los que hubiese posado sus ojos alguna vez.
El problema era que él también había sucumbido a sus encantos y ya no había vuelta atrás, no al menos para sus propios sentimientos por la bruja.

Por otro lado, él había vuelto, salvándole la vida y consiguiendo la espada en el proceso.

Tratando de llamar su atención, Ron agitó levemente la espada en el aire.

-Si, si, tenemos la espada- dijo Harry con tono irritado- Pero hay algo que no entiendo, ¿cómo hiciste para encontrarnos?

-Es una larga historia- respondió Ron, dejando que el peso de esos días se acentuara con cada palabra. - Llevaba horas buscándolos. Imaginé que Hermione podía pensar en este bosque por aquella vez que, ejem, vinimos con mi familia de picnic.- Sus orejas se tornaron carmesí por el recuerdo especial que llevaba en su corazón de ése día en particular.

Harry estaba seguro que la historia no acababa allí, pero sería muy sospechoso pedir más explicaciones de lo sucedido ese día entre ambos.

-Estaba por regresar a la madriguera cuando vi el Patronus correr hacia el lago y lo seguí.

-¿Entonces no viste a nadie más?- preguntó Harry de forma desesperada.

-No, mira, yo creo que vi algo que se movía entre los árboles. Pero justo te vi zarbullirte al lago y como no salías, corrí para sacarte. - Su amigo se cruzó de brazos como quien remarca lo obvio. Había elegido salvar su vida antes de perseguir algo desconocido por el bosque.

El joven mago sabía que Ron estaba esperando un halago de su parte, pero su fuga y los sentimientos por Hermione estaba impidiendo que el agradecimiento aflorara de forma natural.

-Y, bueno, ¿cómo crees que fue a parar ahí la espada? -dijo Ron abruptamente para cambiar de tema y el ambiente incómodo que se había generado.

-¿Honestamente? Creo que la misma persona que convocó al Patronus la puso allí para que la encontráramos, pero por qué y quién lo hizo es un misterio para mí.- explicó Harry.

-Tal vez deberíamos, tú sabes, probar si es auténtica.

La idea no era del todo mala y por primera vez el mago sintió que su sonrisa no era forzada. Tal vez, con el tiempo, su amistad podría sanar.
Sin tener en cuenta el factor amoroso.

-Creo que sólo hay una forma de averiguarlo.- Harry buscó una superficie plana donde apoyar el relicario y le tendió la mano a Ron. En cambio, su amigo le entregó la espada.

-No, tienes que ser tú-dijo Harry

¿Yo?- Ron quedó perplejo con el honor que le ofrecían -¿Pero, por qué?

-Porque tú lograste sacar la espada del lago- Te escogió a tí, y tal vez Hermione también lo haga, pensó amargamente para sus adentros.

Con una sonrisa tímida, Ron le ofreció hacerlo juntos.

La idea lo desconcertó por un momento, pero luego recapacitó.

-Yo hablaré parcel para que se abra y tú le darás el golpe con la espada.

-No, creo que es mejor que tú lo hagas, Harry, en serio.

-Pero es que tú sacaste la espada del lago. Ya sabes que quien la saque es digna de utilizar su poder.

-No me siento muy poderoso ahora. Sino más bien todo lo contrario- con esta confesión dejó que su cabeza cayera pesadamente sobre sus hombros- Sabes bien lo que esa cosa me hizo sentir y hacer. Nunca los hubiera dejado, pero soy débil. No quiero justificar mi cobardía pero es más fuerte que yo- Ron comenzó a realizar ademanes con la espada como tratando de probar su punto-
Retorcía mis ideas Harry, me hacía ver el mundo como un lugar desolado y sin compasión. ¡No puedo volver enfrentarlo!

Los ojos verdes del joven se llenaron de compresión por su joven amigo. Él más que nadie sabía lo que es sentirse amenzado por la psiquis de Voldemort.

-Con más razón debes hacerlo, Ron. Es tu deber. Debe pagar por lo que hizo.

Envalentonado por las palabras de ánimo de Harry, asintió con un leve movimiento de cabeza, levantando la espada por sobre la misma.

Harry se concentró en el relicario y en lo que él quería que hiciera. ÁBRETE-





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