Parte 13: La Varita

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Harry se reclinó y cerrando sus ojos, con una voz derrotada dijo:

-Nunca debimos ir al Valle de Godric. Todo fue mi culpa, lo siento Hermione.

Los grandes ojos de Hermione, enrojecidos de tanto llorar, reflejaban la bondad en su alma. ¿Cuántas veces había mirado a esos mismos ojos sin ver la belleza que en ellos se escondían?

-Tu no tienes la culpa de nada, ambos decidimos ir ya que tal vez Dumbledore habría dejado alguna pista.

Su labio inferior temblaba cuando pronunció la siguiente pregunta:

-¿Qué sucedió Harry? ¿ La serpiente mantenía prisionera a Bathilda? Voldemort la había encantado con algún hechizo, el Imperius tal vez.. ¿Ella está...?

-Está muerta Hermione, siempre lo estuvo. La serpiente era Bathilda, o mejor Bathilda era la serpiente.

-¿Qué quieres decir?

Harry sabía que ella había captado lo que había querido decir, pero era un pensamiento tan horrible, tan retorcido y asqueroso como haberlo visto en vivo y en directo. Aún así decidió que de nada servía ocultarle los horrores que esta guerra les depararía a ambos.

-Quiero decir que Bathilda ya estaba muerta cuando llegamos, probablemente lo estaba hace tiempo. La serpiente usaba su piel como algún tipo de disfraz para engañarnos. Él sabía que tarde o temprano volvería allí y la dejó como carnada para atraparnos.

La tez de Hermione se había puesto verde conforme avanzaba la explicación de Harry y luego de que concluyó, ella corrió fuera de la carpa para aliviarse.

Harry caminó hacia la orilla de la carpa donde Hermione todavía seguía afligida por lo sucedido.

-Tienes que reconocerlo, fue un plan brillante. Bathilda sólo hablaba cuando estábamos a solas, porque sabía que yo entiendo el parcel y no me daría cuenta de que algo andaba mal.

-Pero logramos escapar, eso es lo que importa- dijo Hermione apenas con un hilo de voz.

-La serpiente no tenía órdenes de matarme, sino de retenerme, por eso pudimos escapar. Si hubiese sido una pelea a matar o morir.. al menos me gustaría pensar que podría haberla llevado conmigo en el peor de los casos.

-Nunca.. digas.. eso.. - dijo furiosa la bruja, golpeando su pecho- ¡Me escuchaste, nunca!

La joven lo abrazó con tanta fuerza, con tal afán, que por un momento su imaginación cabalgó libre imaginando que ella era otra serpiente disfrazada. Luego se avergonzó de sus pensamientos, ya que el cariño que le estaban profesando no era digno de tal comparación.

Luego de la sorpresa agradable del momento y al ver que Hermione no languidecía en su abrazo, tuvo que asegurarle que no planeaba ir a ninguna parte hasta acabar con el Innombrable.

-No quiero que te ofendas, pero creo que podrías usar un descanso. Es mi turno de cuidarte ahora - añadió con una sonrisa. -¿Dónde dejaste mi varita?

Hermione desvió la mirada casi automáticamente.

-¿Es que acaso no lo recuerdas, Harry? - se mordió el labio tan fuerte que una gota de sangre se escurrió de entre sus labios. - Cuando peleamos contra la serpiente, la varita...

Entonces, de uno de los bolsillos de su sweater sacó lo que parecían ser dos ramas astilladas, pero que en realidad se trataba de su varita. 

Todavía podía recordar la emoción cuando ella lo eligió en Ollivanders. Acebo y fénix. Su frágil pluma central era lo único que mantenía a ambas partes conectadas. 

Como si se tratara de un ser moribundo, lo depositó en la cama y luego de mirarlo sin perder detalle, se volvió hacia su amiga con una voz lúgubre.

-Por favor , Hermione, dime que puedes repararla.

-Harry, no creo que esto funcione así..

-¡Tienes que intentarlo, por favor, te lo suplico!

Con esas palabras finales, el joven se arrodilló frente a la bruja desesperado.

-Re.. Reparo.

La varita en cuestión pareció obedecer el comando y volvió a unirse. Sin perder un momento, Harry la tomó en sus manos y exclamó:-¡Lumus!

La varita sacó chispas pero no emitió ninguna luz. Exasperado, Harry dirigió su varita hacia Hermione: - ¡Expelliarmus!

Hermione dio un respingo al verse objeto de las pruebas de Harry pero su varita no se inmutó en lo más mínimo. En cambio, la del joven, extenuada por el esfuerzo, volvió a partirse con un ¡puf!

Desconsolado y sosteniendo ambas partes de la varita con sus manos, Harry se dejó caer en el suelo por la desesperación. 

Su varita lo había acompañado en tantas pruebas difíciles, pero en éste momento difícilmente podría ir y conseguir otra. Ni tampoco le interesaba. El quería su varita, que tantas veces había sobrevivido, como él.. tal vez su momento también se acercaba.

-Fue un accidente- Hermione reunió coraje y se arrodilló para protegerlo con su cuerpo, como si hubiera algún enemigo invisible cerca - Creo que cuando solté la maldición en la habitación, rebotó en todas partes y debió haberle dado también a tu varita. ¡Lo siento muchísimo, Harry!

El muchacho levantó la vista e inhaló el aroma que despedía Hermione para tranquilizarse.No podía enojarse con ella, si bien consideraba a su varita como una extensión de si mismo. Gracias a su maleficio habían salido con vida de esa habitación. 

Quería regresarle el abrazo, agradecerle en palabras todo lo que había hecho por él hasta ahora pero cuanto más pensaba en explicarse más inútil y débil se sentía. Sólo se dejó abrazar unos minutos más para luego deshacer el abrazo y salir del refugio hacia el bosque.

Hermione lo siguió temerosa de que fuera a abandonarla como Ron lo había hecho.

Harry se dió vuelta y enfrentó a la muchacha:

-Ejem. Préstame tu varita. Yo iré a vigilar mientras tanto, es lo menos que puedo hacer.

Hermione no puso resistencia hacia su pedido. 

En silencio le entregó la varita como penitencia por su pecado imperdonable. Sabía como un mago se sentía hacia su varita. 

Harry nunca se lo perdonaría. Sintió en ese momento que lo había perdido para siempre.







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