Harry miró a la criatura maravillado por su aparición.
Deseó con todas sus fuerzas que Hermione estuviera con él. Temía que si hacía cualquier movimiento en falso o el más leve de los sonidos, la cierva plateada cabalgaría hasta desaparecer en la luz de la luna.
Confiando en volver al campamento y contarle luego a su compañera sobre lo sucedido, el joven mago siguió a la aparición por el denso bosque.
Luego de un tiempo de seguir a la cierva, la nieve a su alrededor comenzó a helar sus tobillos y hacía más difícil su persecución. Había tantas preguntas agolpadas en su mente: ¿Acaso se estaba metiendo en una trampa? ¿Se trataría de algún animal mágico, protector del bosque? ¿Podría ser otra jugarreta de Dumbledore?¿Por qué la estaba siguiendo a pesar de sus dudas?
De repente, el frondoso bosque pareció desaparecer en una exhalación para dejar al descubierto una gran zona cristalina. Un lago congelado, donde lo aguardaba el animal.
¿Quién eres?- susurró Harry.
Al acercarse, la figura se desvaneció de entre sus manos, dejando sólo tras de sí misma un halo que continuaba emitiendo una luz argenta, iluminando la superficie congelada del lago.
La cierva plateada era un patronus, sin duda alguna, pero ¿de quién?
-¡Lumos!- gritó Harry en la completa oscuridad.
Trató de localizar al mago o la bruja que lo había convocado pero sin suerte alguna. Estaba solo o al menos eso pensaba. La luz que produjo la varita reflejó un objeto centelleante en el fondo del lago. ¿Podría ser? ¿Acaso su suerte había comenzado a mejorar inexplicablemente?
Una gran cruz de plata refulgía en el fondo del mismo, su destello rojo tan intenso hacía a ese objeto inconfundible: se trataba de la espada de Godric Gryffindor.
Sin perder un momento, el joven conjuró el primer hechizo que se le ocurrió:-¡Accio espada!
Sin éxito, comenzó a entender que esto se trataba de una prueba, una forma de demostrarse merecedor de la espada y tal vez de la confianza ciega de Hermione.
Trató con todas sus fuerzas de recordar las circunstancias en las cuales la espada había acudido en su ayuda, pero dudaba que allí hubiese algún basilisco (y secretamente, también estaba agradecido). Tampoco parecía probable que en su ayuda acudiera el fénix del difunto Director, menos aún con el Sombrero Seleccionador.
El único paralelismo que pudo encontrar fue que se encontraba en una situación de gran necesidad, como en aquel entonces y no sabía muy bien cómo salir de aquel aprieto.
-Por favor, ayúdame- dijo lastimeramente el muchacho, sus ojos al borde de las lágrimas.
Volvió a caminar en círculos sobre la espada, rememorando las palabras de DUmbledore: "Sólo un verdadero miembro de Gryffindor podría haber sacado esto del sombrero, Harry". Luego pensó que si Hermione estuviera allí ya estarían de vuelta en la carpa, felices con el hallazgo.
No podía volver sin el objeto. Tendría que demostrar que era digno, definirse ante la bruja y la espada. ¿Y cuales eran las cualidades que definían a su casa? rememoró en silencio. Una voz en su interior, muy parecida a la de Hermione, le contestó con avidez: "Osadía, temple y caballerosidad".
De pronto sabía lo que tenía que hacer, después de todo no era la primera vez que la joven lo había sacado de un apuro. Incluso cuando no estaba presente, ella siempre estaba a su lado, dentro de su corazón.
Con los dedos temblorosos, comenzó a desvestirse con algo de recelo, si bien suponía que nadie lo iba a atacar en este momento, teniendo a mano tantas otras oportunidades como ésta en el bosque, se sentía sumamente vulnerable, dejando de lado su reciente desnudez.
Se preguntó si estar dispuesto a pasar por esta prueba calificaría como caballerosidad o estupidez galopante en la mente de Hermione.
Una vez que dejó su ropa apilada, ataviado solamente con su ropa interior y el relicario colgando de su cuello, colocó encima el monedero que contenía su varita, la carta de su madre, el fragmento del espejo de Sirius y la vieja Snitch.
Apuntando con la varita de Hermione, se dio coraje para lo que proseguía: - ¡Diffindo!
Una rajadura comenzó a extenderse por el hielo y terminó por desprender pedazos del mismo lago congelado hacia sus profundidades. Por suerte la espada no parecía estar en el fondo, pero sin duda alguna, tendría que meterse completamente para alcanzarla.
Dejó sobre la pila de ropa la varita de Hermione con luz destellando desde la punta: - Siempre iluminas mi camino Hermione, por favor, cuídame un poco más.
Y sin pensarlo mucho, se sumergió.
Al instante se dio cuenta del error que había cometido. Todo su cuerpo parecía convulsionarse por el frío. Sentía como el aire se congelaba en sus pulmones y ni siquiera podía atinar a dar varias patadas para poder entrar en calor. Intentó alcanzar la espada con sus extremidades, pero no tuvo éxito alguno. Era muy difícil mantener los ojos abiertos siquiera, ya que sentía como si mil dagas se estuvieran clavando en ellos.
Decidido en su corazón y sin más que eso para continuar, logró tomar la espada cuando sintió que algo lo tiraba para abajo. Al principio pensó que podían ser algas o tal vez algún ser mágico que vivía en el lago, pero luego notó que el Horrocrux se había vuelto más pesado y que era lo que lo estaba arrastrando al fondo del lago.
Intentó quitárselo sin suerte. Cada patada que daba en el agua era una batalla desesperada ente la vida y la muerte. La cadena lo estrangulaba cada vez más y más. Pronto comenzó a ver luces de colores. Perdóname Hermione, al final no fui digno de Gryffindor ni de tí, pensó.
Sabía que estaba a punto de morir y con este pensamiento se sumergió en las tinieblas.
Lo siguiente que supo Harry era que estaba tiritando en la nieve, cerca de la abertura del lago, convulsionando. A su lado había alguien empapado y tosiendo como loco. No obstante su condición, pudo notar que se trataba de un hombre por su contextura y el tono de su voz.
La misma le sonaba familiar. Tratando de recomponerse, reparó con sus manos arrugadas y temblorosas que la cadena y el relicario habían desaparecido.
Una voz le dijo entre jadeos:- ¿Es que acaso estás loco o qué? ¿Cómo se te ocurre meterte allí y con esta cosa maldita encima?
Sólo había una persona en el mundo, en su pequeño y triste mundo, quien le había hablado con tanta familiaridad y torpeza a la vez.
Ron había vuelto.
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SÁLVAME: HP FANFIC HARRY x HERMIONE
FanfictionRon se ha fastidiado. Abandonando la búsqueda de las reliquias de la muerte, deja solos a Harry y a Hermione con el peso de la incertidumbre. ¿Y quizá con una nueva oportunidad para redescubrir sus sentimientos? Una historia de una fan para otros f...