Capitulo 2

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 Sentía como la curiosidad comenzó a apoderarse de mí ¿Quién era ese tipo? ¿Cómo entro aquí? Esas preguntas no podían ser respondidas por que el único que podía responderlas desapareció sin ningún tipo de explicación. Sacudí la cabeza, supongo que fue un simple hombre pasando por allí, pero se supone que no entraría nadie y menos a estas horas de la noche.

  Con ese pensamiento en la cabeza me dirigí hacia la  puerta, volteando la mirada observé como el cuerpo de Antonio yacía sin vida en el piso. Me pregunte como lo sacaría de aquí, pero el recuerdo rodeo mi cabeza. Quemaríamos el lugar.

  Peter y Carlos estaban metidos en una gran discusión, al parecer importante por que a Carlos se le veían las venas de su cuello colarse a través de su piel. Sus gritos hacían eco en el gran almacén, mi cabeza la sentía pesada y adolorida y con los gritos de aquellos dos no ayudaba mucho. Rodé los ojos en frustración no hay momento en  el que ese par no discuta.

––Oigan chicos cálmense... ––Ellos ni notaron mi existencia, seguían sumergidos en puros gritos y empujones –– ¡Oigan!

  Al instante que oyeron mi voz furiosa voltearon a verme con los ojos abiertos en pánico,  se calmaron repentinamente, sus  pechos subían y bajaban con tanta rapidez que advertí que en cualquier momento se quedarían sin camisa.

––Les deje bien claro que apenas me vieran bajar por las escaleras encendieran el lugar, pero no, los encuentro peleando como idiotas irresponsables ––. El dolor de mi cabeza comenzó a disiparse, estresándome completamente.

––No Susan, no es lo que pensáis. Escuchamos un ruido proveniente de los arbustos de allá fuera ––.Dijo Peter repentinamente nervioso, su voz temblaba chocándose entre si misma haciéndolo tartamudear, y si no fuera por el dolor que estaba matándome en esos momentos, advirtiera que es por que temía por mi reacción ––, y… después se escucho el ruido de una moto arrancando y un vidrio estallando en miles de pedazos allá arriba, pero como veras no hay vidrios aquí.

  Recordé en el  momento cuando entre en la oficina de Antonio hace ya unos minutos y visualicé la silla de cuero dándome la espalda hacia una ventana abierta. La anticipación golpeo contra mí como una bofetada, y antes de que tuvieran oportunidad de hablar levante mi dedo índice indicándoles silencio.

  La habitación quedó completamente en silencio, solo nuestras respiraciones agitadas se escuchaban y de la nada como un timbre de advertencia, escuché el sonido de un reloj corriendo a gran velocidad.

––Mierda ––Susurre con voz ronca –– ¡Corran, salgan de aquí! ¡ES UNA BOMBA!

  Maldiciendo los empujé con fuerza hacia la salida, todos mis sentidos fueron disparados hacia mí, era como si pudiera imaginarme perfectamente cada detalle del rostro de aquél hombre extraño sonriendo con triunfo mientras huía en su moto, dejando en claro su única y semblante amenaza.

  Saltando hacia afuera con gran dificultad gracias al suelo fangoso, choqué contra el duro y frio barro, chillé de dolor, sintiendo un profundo dolor en la parte trasera de mi cabeza.  Escuché como Carlos les gritaba a Matt y a Kate que se retiraran de los arbustos y ahí fue cuando todo comenzó a pasar como una película frente a mis ojos.

  Kate se arrastraba por el suelo con gran dificultad gimiendo de dolor, su cara parecía entumecida, llena de manchas de barro, su cabello dorado ahora parecía castaño por las tan tenues manchas en el. Matt y Carlos estaban sentados con la espalda pegada al parachoques del auto, sostenían sus cabezas entre sus manos, sus miradas estaban perdidas sin ningún tipo de orientación, observando como el humo se disipaba hacia las alturas del cielo. Y Peter a mi lado halando los cabellos de su cabeza, su miraba concentrándose en el fango y la gran textura, estaba acostado igual que yo, en cambio que yo me encontraba boca arriba sosteniéndome por el peso de mis codos, sin darme cuenta de que estaba jadeando, mi pecho subía y bajaba lentamente, el fuego se fue calmando y el humo se hacia aun más denso y oscuro, escalando hacia las alturas de un cielo ahora mucho más oscuro.

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