Capitulo 5

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Incluso antes de abrir mis ojos, sabía que estaba en peligro.

El filo de un fino algo hincándose en la parte posterior de mi pierna, traspasando la piel hasta llegar el hueso y el fuerte aventón que sufrió mi cuello mientras que trataba de alzarlo, hicieron a abrir al fin mis ojos.

Vidrios rotos con las puntas tan amenazantes alzadas filosamente contra una ventana al frente mío, parpadeé un poco sintiendo, que, mientras más recuperaba del sueño era más consiente del dolor alojándose profundamente en mi pierna.

Traté de impulsarme hacia arriba para sentarme, pero mis manos se resbalaron por el piso, cayéndome de lleno al piso. Mi último esfuerzo no fue en vano, pero si forzoso; lleve mis palmas al sobresaliente pedazo de cristal que permanecía en mi pierna, sangre brotando a borbones de la herida, manchando el pantalón de rojo noche.

Fui a tocarlo, el dolor se intensifico al simple contacto de mis dedos, emití un gruñido gutural que salió de lo más hondo de la garganta. Suspiré una vez y arrastre las manos hasta colocarlas firmemente sobre cristal, tratando de ignorar el chillido de mi carne al dolor. Un leve reconocimiento flotaba sobre mi mente, aunque sólo por un momento; no podía concentrarme muy bien en el reflejo que disipaba mi mente ¿Qué era esto?...

Inhalé entrecortadamente y halé con fuerzas el pedazo de vidrio, los lados de este deslizándose hacia fuera causándome un ardor infernal, apreté los labios duramente reprimiendo un grito, el vidrio salió por fin  y lo lancé lejos. La hemorragia fluyendo como propia fuente, recordando cómo había salvado a Kate una vez con el mismo problema, me saqué el suéter por encima de mi cabeza y arranqué un gran pedazo de camiseta, amarrándolo por encima de la herida, así la sangre no seguiría corriendo hasta causarme una muerte por desangrado.

Espere a que el dolor se disipara un poco, pero aún seguía, vivido como el amanecer en mi ventana, traté de ignorarlo y caí en cuenta donde me encontraba… Las columnas se precipitaban hasta el techo de yeso demacrado y sucio, en las cuatro esquinas se hallaba una con forma moldeada elegantemente; sus estados físicos decían lo contrario. Tal vez en un pasado lo fueron, ya no. Literalmente la habitación estaba oscura sino fuera por la tenue luz que se colaba por la alta ventana, imposible de alcanzar hasta para un monstruo, un brillo permanente de luz en la esquinilla de una pared al otro lado, pero eso luz no era de sol, sino de un bombillo fosforescente.

Mis manos sintieron restos de papeles magullados bajo de ellas, había por todo el piso, rotos y con un olor casi asfixiante. Seguía mi vista a los alrededores, no era mucho que ver igual, una habitación con paredes grises y una gran puerta de esas que usan en los manicomios sellados completamente sin ninguna rendija de ventilación. Yo sabía lo que había pasado  y estaba completamente segura que eran menos de unas horas de lo ocurrido. Él me había drogado y hecho caer, él me trajo aquí tirada sin ninguna compasión ¿Por qué? Esa era una de las miles preguntas que rodeaban mi cabeza, ¿Qué había hecho yo? Cometer el error de pensar que las palabras que él dijo eran irreales, porque era todo menos eso… eran reales. Me tocaba pagar por mis errores de la manera que yo nunca imaginaría.

El leve sonido de una canción de radio acercándose me alertó, alejándome de mis pensamientos rotundos, la música ya no era lejana, ya se escuchaba al otro de la puerta, el cerrojo girando para después hacer click de repente, un silencio sepulcral sentenció la habitación por cinco segundos hasta que la puerta se abrió lentamente.

Una vieja radio asomándose primero para después revelar a un hombre de mediana edad, con cabellera castaña y de estatura alta, pareció muy simpático silbando la melodía de la canción.  Cerró la puerta tras él, la radio apagándose de repente, sólo se quedó evaluándome un rato hasta después desplazar su mirada a mi pierna y ver mi corte vendado, suspiro pesadamente seguido por un murmullo que no entendí. Dejó la radio en el piso, desplazándose hasta quedar frente a mí y sellar sus brazos alrededor de mi pierna, me estremecí pensando que me lastimaría, pero no lo hizo, sólo alzo mi pierna incapacitada y la elevó doblándola contra mi pecho, él sin duda solo trataba de ayudarme con la hemorragia y lo estaba logrando.

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