Enseguida cuando posó un píe sobre el aeropuerto el frío la consumió como si fuese su presa favorita, el cielo estaba oscurecido como en lo profundo de un abismo, el viento era el único sonido que se escuchaba y los despegar de los aviones.
Tn_ retiró su bolso y se preguntó en dónde se quedarían a pasar la estadía. Preguntaría de no ser porque Jannet y Suga la estaban ignorando completamente.
Hablaban en murmullos como si desearan apartarla de su conversación. Le causó una cólera tan
perceptible. Pero se la aguantó cerrando sus puños.
Odiaba con el alma a que la excluyeran.
Se sintió mejor cuando Suga se dio la media vuelta y pasó un brazo por su cintura, pareciera ser que él comprendió a la perfección cómo era que se sentía.
—Iremos a la casa de una tía ¿Está bien? —le sonrió a medias antes de darle un beso en la mejilla acaricándole la pelvis con gestos delicados por encima del vestido.
Ella le sonrió plácida.
—Hace mucho frío.
Suga la colocó frente a él rodeando sus brazos sobre sus hombros para acariciarle los brazos de arriba hacia abajo abrigándola con sus cálidas manos.
De pronto el chico que estaba a su lado en el avión se apareció frente a ella guiñándole un ojo soberbio, como quizás apercibiendo algo. Que ella no pudo comprender, alzó su cabeza para mirar a Suga, él no se habría dado cuenta de nada.
Se dirigieron hacia las barreras de la entrada, y los guardias los examinaron con rejones metálicos y al ver que nada extraño se escuchaba los dejaron entrar dentro del aeropuerto. Bajaron las escaleras mecánicas para llegar hacia el pavimento donde se encontraban los buses y taxistas.
Jannet alzó su dedo índice para hacer parar a un taxi, enseguida este se proporcionó frente a ellos subiéndose, y un aire calefaccionado se empalagó por todo su cuerpo.
Tn_ soltó un suspiro cuando no sentía tanto frío como antes.
Y cuando emprendió marcha, Suga le susurró sobre el oído.
—La tía Mile puede ser un poco desabrida. No debes sentirte ofendida si te mira con recelo, ¿Vale?
A la chica no le quedó más que asentir con la cabeza, y Suga imitó su acción y comenzó a mirar por la ventana entrelazando sus manos como para tratar de esconder nerviosismo. Tn_ presintió que la estaba pasando fatal, y que lo único que deseaba con sus fuerzas era descansar de una pesadilla mortal.
Como probablemente ella y Jannet también lo estaban deseando.
Concluyó que Suga realmente no era tan fuerte como aparentaba serlo, él también escondía sus propios sentimientos como si fuese algo malo.
Él también temía por más de que quería hacerle creer lo contrario. Él también sentía, también añoraba, también se cansaba. Suga no era de acero, quizás por fuera tratara de demostrarse denso, pero por dentro algo de ella le decía que era tan quebrantable como un jarrón tenue.
La verdad es que todos siempre tememos a algo, todos llevamos un pasado oscuro que no deseamos recordar por más de que los recuerdos fuesen reiteradamente aleatorios y acechadores. Y quién no temía, quien no sentía miedo,
podría ser una persona inhumana.
No quiso acercarse hacia él, quiso mantener distancias porque quizás Suga no quería tener a un estorbo en sus brazos, y a veces todos deseábamos tener un momento a solas con nuestras propias mentes.
Pensaba que, quizás podría necesitar apoyo, pero también pensó que necesitaba desamparo...
Suspiró apoyando su cabeza hacia la ventana haciendo que vibrara por el circular de las ruedas del vehículo.
Se encontraba tan desorbitada... pero a la vez contenta de tener a Suga a su lado.
Cerró sus ojos apoyando las manos sobre su regazo, el ambiente era tan tórrido, tan relajante... que le causó sueño.
Despertó por una frenada, haciendo que su cuerpo se balanceara hacia delante.
—Lo lamento chicos, lo lamento... —dijo el taxista realmente lamentándolo. Jannet tenía sus ojos muy abiertos y Suga traía el ceño fruncido con la vena marcada sobre su frente—. Un jodido auto se me atravesó.
—No se preocupe. —restó Jannet con un ademán. Tn_ miró hacia todos lados cubriéndose un bostezo y le dedico a Suga una mirada de perdición.
—¿Falta mucho?
Él la miró al fin haciendo que su vena desapareciera de inmediato.
—Sólo unos quince minutos. Llevamos viajando unas dos horas. —se talló un ojo, él también pareciera que acabase de despertar, antes de que ella fuese a preguntar, la interrumpió—. La casa queda por el campo por lo cuál es un largo trámite.
Ella asintió acurrucándose sobre el asiento. A Suga le causó ternura verla así, tiritando del frío y con sus molestias para no irritarlo.
Pensó entonces si realmente era tan duro con ella. Pero no lo creyó así. Después de todo ni siquiera con su propia familia se comportaba de una manera tan empalagosa como lo hacía con Tn_, no estaba acostumbrado a dar cariño ni amor. Y ahora al hacerlo ni siquiera sabía de dónde salía... ¿Cómo podía ser posible que una chica pudiese estimularlo de esa manera?
Entrecerró sus ojos poniéndose una mano sobre su frente, nunca nadie lo manipulaba a su gusto como si fuese una clase de marioneta. Nadie le daba órdenes, las demás personas le obedecían. ¿Por qué tenía que ser lo contrario con ella?
Ni si quiera era consciente de que ella lo maniobrara como quería. Y no se dio cuenta de no ser porque se estaba dando cuenta de las cosas que lo rodeaban.
Su madre, era víctima de su propio dolor ajeno y debía ser así porque él mismo lo estaba sintiendo. Habría estado siendo tan egoísta durante todos estos meses en Fort Worth con ella, la había dejado desamparada... la había tratado como si fuese su peor archienemigo efímero. Y no era así, era su madre.
Supo de inmediato que Jannet físicamente tenía a un sólo hijo, pero mentalmente... no tenía ninguno. Y es que ninguno le concebía el respeto como debía ser, nadie la tomaba enserio, nadie la apoyaba, ningún hijo suyo le dedicó jamás un abrazo en esos devastadores años de tortura y violencia. Sólo apoyo verbal. Y lo cierto era que, Jannet Sleivhor necesitaba sentirse querida, amada por sus hijos, ser tratada con respeto... y nadie le brindaba aquello.
Su vida era tan miserable, pero se conformaba con sus tres hermosos hijos que ahora ninguno estaba. Más que uno, que apenas la podía tomar en consideración.
Sabía que estaban pasando por el mismo cataclismo, que los mismos demonios los estaban atacando... haciéndole la vida imposible. Pero un poco de cariño y fuerzas dirigidas hacia ella no estarían mal.
Por eso se había sentido tan bien cuando Tn_ la sostuvo en sus brazos para calmarla. La hizo recordar a algún momento a ella cuando fue joven y trataba de consolar a su madre cuando era abusada verbalmente por su madre, acosándola y juzgándola por todo.
Jannet la consolaba diciéndole que era la mejor madre del mundo, y eso no parecía calmarla. La desesperación por tratar de encajar con su madre la conllevo hacia el suicidio dejando a sus hijos desvalidos y huérfanos.
La miseria perseguía a toda su familia, y parecía ser de generación a generación. Lanzándole la misma maldición a todos lo que le rodeaban. Se sentía fatal, porque también por la culpa de ella estaba causándole catástrofes en la vida de su propio hijo. Imponiendo barreras que lograrían obstruir su felicidad por completo.
Nunca nadie podría comprenderla de la mejor forma, era como si un gran saco de sentimientos estuvieran apoyándose sobre su pecho, una gran ancla sobre su espalda que no dejaba avanzarla.
La muerte de sus hijos había sido nada más que su culpa. Y no podía soportar aquello, las ganas de morir eran tan reiteradas, pero tenía sólo una motivación para seguir adelante. Su hijo.
Un delicioso ambiente campestre la rodeó desde los talones hacia la raíz de su cabello. Tn_ observó con tenacidad la gigante cabaña que estaba frente a ella, tan increíblemente grande y rústica. Que pareciera que los miles de años de construcción y dedicadeza habrían surtido efecto.
Jannet parecía nerviosa, técnicamente un zombie. Y cuando alzó su brazo derecho para llamar a la puerta lo pareció todavía más.
Nadie había respondido a sus llamados, hasta que en el tercer toque una señora con cara larga abrió la puerta, observando detalladamente a las personas que estaban frente a ella. En vez de emocionarse porque su hermana estaba allí, le dedicó una mirada de disgusto y arrugó el ceño.
—Jannet. —su tono no fue amable, ni mucho menos cariñoso. Estuvo lleno de resentimiento y arrastró las palabras cruzándose de brazos. Parecía de esas porristas envidiosas cuando trataba de humillar a alguien y no le salía. Era delgada, extremadamente delgada. Tan baja que llegaba hasta la mitad del umbral de la puerta, llevaba ojeras y su nariz era grande con dos ojos tan increíblemente verdes como los de Suga—. ¿Qué haces por acá?
—Hermana... —susurró con la voz ligeramente titubeante. Logrando captar la atención de ésta señora formal. Abrió sus ojos con sorpresa cuando había percibido el horrible tono de sus ojos verdines, la palabra suicidio estaba tatuada en su frente, y esto la hizo recordar tanto a su difunta madre.
—¿Qué es lo que ocurre? —al fin posó su mirada sobre los dos muchachos ya estaban unidos, su sobrino, Suga, le miraba con ojos cansados, como si acabase de salir de una guerra. Y la muchacha que se escondía detrás de su espalda como un gato indefenso, temblando de los píes a cabeza debido al frío que los consumía.
Su intuición le dijo de inmediato de que algo estaba sucediendo.
—Necesitamos hospeda con urgencia hermana.
Se corrió hacia un lado concediéndoles el paso.
—Pasen, pasen. —su voz estricta cambió drásticamente a uno lleno de preocupación. Y el remordimiento pareció haberse evaporado—. ¿Qué ha ocurrido? —volvió a insistir cruzándose de brazos mientras cerraba la puerta con el codo.
—Es George.
A Melinda le causó impresión que ese nombre saliera de la boca de su hermana. Miró a los chicos, y hizo un gesto con el mentón.
—Acompáñenme. —comenzó a subir las escaleras de madera tapizado con diseños pulcros y carmines—. Puedes quedarte aquí Jannet, hablaré contigo enseguida.
Ella asintió suspirando dejándose caer sobre un sofá.
A Tn_ le sorprendió la indiferencia de su tía hacia su sobrino, como si se tratara de un extraño que acababa de encontrar en la calle. ¿Dónde estaba la emoción por verlo? ¡No estaba!
Se encauzó hasta llegar a una puerta de madera con cerradura metálica dorada.
—Esta es su habitación temporalmente. Podéis hacer lo que quieras excepto destrozos. Si desean algo para comer o beber pueden bajar hacia la cocina, asegúrense de mantener el orden.
Fue todo lo que dijo antes de marcharse sin siquiera dirigirle una diminuta mirada.
Suga abrió la cerradura antes de adentrarse hacia la habitación gigante donde había una cama de dos plazas con nailones transparentes cayendo por las ventanas y trapos con diseños triangulares y coloridos. Era de noche, por lo cuál la luz tenue se enfocaba sobre la habitación. Cuando Tn_ tocó la cama quiso sumergirse en ella de inmediato, estaba tan cansada y temblando del frío. Hace tanto que no estaba en una cama tan cómoda. Lo cierto es que sólo habían sido unos días, pero realmente pareciera que fuese una eternidad.
—¿Es que vive sola? —preguntó ella con inocencia sentándose sobre el borde de la cama y un exquisito placer se fundió en ella cuando sintió el colchón hundirse bajo su trasero, blando y suave como el mismo terciopelo.
Suga soltó una risa sarcástica antes de quitarse los zapatos.
—¿Crees tú que una vieja amargada como ella podría tener pareja? ¡Por favor! —gruñó entre dientes abriendo las sábanas.
—No seas pérfido, nos ha dado techo.
—Eso no quita el hecho de que sigue siendo una antipática. Su única pareja han sido los gatos. Y se le han muerto todos o han escapado, debes suponer por qué. Es una bruja.
Tn_ prefirió callarse aunque realmente le molestó su comentario dirigido hacia su tía. Ella nunca tendría los valores suficientes para hablar de su familia en aquél tono tan maligno.
Pero claramente se estaba tratando con Suga. Por lo cuál decidió no comentar nada, sólo se recostó por debajo de las sábanas y lanzó un gemido de placer cuando sintió el cobertor cálido sobre ella.
—¿Dónde dormirá tu madre? —preguntó dándose media vuelta hundiendo su nariz en el cobertor. Pareciera que estuviera recién salido de la centrifuga.
—Millones de habitaciones hay por acá, estoy
seguro de que en una de ellas.
—¿Podrías dejar de hablarme en ese tono tan bisturiano?
—¿Acaso existe esa palabra, Tn_? Y respondiendo a tus quejas, como siempre, te estoy hablando como todos los días.
—Yo no me quejo a menudo, no digas gilipolleces. —frunció el ceño enfadada, más aún cuando él cerró sus ojos en una proposición de ignorarla por completo—. ¡Suga!
Él abrió los ojos de golpe.
—¡¿Qué no te das cuenta que estoy muy cansado Tn_?! Basta, detente. Me explotas la cabeza con tus jodidas mierdas. —habló con énfasis en cada una de sus palabras, ella se quedó en silencio de pronto. Y le miró dolida, ella también estaba muy cansada y no pagaba con él.
De pronto le pareció tan injusto que le hablara así, no cuando ella lo había dado todo por él. No merecía aquél trato.
Tragó saliva sonoramente antes de voltearse para darle la espalda.
Sorbió los mocos cerrando sus ojos. Si era lo que él quería, pues bien. Lo dejaría en paz.
Cuando sintió los dedos de él sobre sus caderas lo apartó de un manotazo.
—No me toques. —siseó entre dientes, y se sorprendió de la inmensa rabia que se apoderó de ella. Pero sin embargo, no dijo nada más. Y Suga tampoco dijo nada,
sólo se dedicó a mirarla a través de las luces tenues. Giró sus ojos. Era suficiente por hoy. Se volteó dándole la espalda, y así se durmieron ambos cayendo a un sueño inevitable y tan anhelante.
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Dark innocence. [2da Temporada Dark Sides]
AléatoireCuando Min Yoon Gi desaparece de la faz de la tierra, dejando siquiera una remota huella de que estuvo en Fort Worth, Tn_ Gilbert se propone salir hacia adelante dejando atrás el pasado melodramático y catastrófico, y cuando estuvo a punto de hacerl...