Sus manos temblaban, al igual que cada célula de su cuerpo en una sensación eminente, su pulso estaba tan alterado al igual que sus miedos. Apenas podía respirar con regularidad, estaba nerviosa bajo la dura mirada que le brindaba George, con la ceja arqueada y una sonrisa triunfal. Como si supiera desde el primer momento en que ella se rendiría y la muerte se sucumbiría en ella, y él estaría riendo, probablemente tachando su nombre en aquella lista murmurando un, Tn_, muerta. El problema es que ella no pensaba darle el placer de morirse ante sus ojos, por mucho que se esforzara por no moverse, estaba empezando a acalambrarse su trasero y sus brazos. En su mejilla picaba como si una suave pluma estuviese haciéndole cosquillas y las ganas de levantar su mano para rascarse, eran nulas. No podía, ni aunque quisiera.
—Vamos Tn_, estás trémula. No resistirás más. —comentó cruzándose de brazos ante ella como si la escena la causara tanta gracia como una obra teatral cómica.
* * *
Cuando había bajado del automóvil, una sensación extraña descendió por su cuerpo hasta transformarse en una brisa gélida, un aviso colgaba en el sórdido lugar que se encontraban.
No pisar, terreno privado.
Y con advertencias de que si apenas rozaban el umbral de la puerta habrían cargos policiales por pisar terreno privado, Luis cerró sus puños desesperado, sin duda alguna, deseaba con todas sus fuerzas a que su hija estuviera a salvo. Miró a Suga del mismo modo, de pronto su odio hacia él pareció esfumarse cuando vio la angustia sobre sus ojos como si fuera su propio reflejo. Sin duda, él la quería, y eso no se podría rectificar. Pero, ¿Cuál sería la razón para exponerla de aquella manera? Sin duda alguna, merecía muchas explicaciones que sin duda, ahora no podría tenerlas.
Los sargentos ya estaban detrás de ellos se mantuvieron con las armas sobre sus manos, habían traído apoyo de las fuerzas especiales. Esto se trataba de un asunto peligroso, si encontraban a George Min, o, al menos al culpable de las tragedias, serían enviados inmediatamente a la cárcel, por el asesinato de Sammy Min, y Elizabeth Min.
—No esperen misericordia. —alardeó Luis con la mandíbula cuadrada, él, al igual que Suga sabían perfectamente que él no podría salir ileso si lo encontraban.
Pisaron el césped pulcro antes de correr furtivamente dentro del recinto, abrieron la puerta con una patada, de inmediato atrayendo la atención de los cinco muchachos que jugaban un juego de póquer. Dejaron sus cigarrillos sobre la mesa al igual que sus fichas mirándoles expectantes.
—Todos levanten las manos de inmediato. —amenazó apuntando con su arma, todos los muchachos, absortos, obedecieron silenciosamente, palpitantes. Y cuando los sargentos se acercaban hacia ellos, el primer chico alzó un revólver amenazando con disparar.
—Bajen el ar... —ni si quiera alcanzó a proceder, cuando Luis le proporcionó un disparo justo sobre su corazón haciendo que se cayera sobre su propio charco de sangre reciente.
—Cualquiera que tenga un arma la baja enseguida si no quiere salir igual de muerto como su querido amigo. —aulló con una voz demandante. Todos dejaron caer su pistola sobre el piso y alzaron las manos, enseguida esto tomó como ventaja para ir hacia ellos y esposarlos sobre su espalda.
Luis y Suga, con los otros oficiales se encaminaron hacia la segunda planta examinándolo todo con determinación. Se escucharon gritos desde el fondo del pasillo, tortuosos, haciendo que un estremecimiento se arrebatara entre todos. Suga reconoció de inmediato, era su Tn_. Era su chica, sus ojos se llenaron de lágrimas sin importarle nada, corrió, y corrió hasta la segunda planta para llegar hacia el ático donde provenían los gritos.
Abrió la puerta de una patada y la vio, la vio por primera vez y toda la atmósfera pareció detenerse colocándose en un play. Sus ojos se encontraron, ella estaba convulsionando, pálida, frágil y descuidada. Pero, no pudo seguir inspeccionándola porque entonces sintió una bala atravesarle su estómago, haciendo que cayera de rodillas, tosiendo líquido carmesí de su garganta, sintió el grito de Tn_, y vio hacia el techo como todo se daba vueltas. Y escuchó otro disparo, y no supo nada más.
* * *
Lo único que podía sentir era corriente, adrenalina y escalofríos recorrerle todo su cuerpo cuando había alzado sus brazos hacia él, como si fuese un bebé necesitándolo más que a nada. Pero olvidó de las trampas que estaban en sus brazos y tobillos, haciendo que se electrocutara de los píes a cabeza. Se notaron los gritos de muchas personas juntas, pero no podía ver, ni hacer nada más que gritar del dolor. Una corriente estaba quemándole el cuerpo, sentía dedos enrollarse sobre sus muñecas y muchos disparos.
En lo único que podía pensar era en Suga, y en sus ojos conmocionados cuando la vio por primera vez en casi una semana.
Su cerebro no estaba funcionando, su corazón estaba dejando de latir y vio como una luz se posaba sobre sus ojos, un túnel sin salida. Un lucero centelleante como un flash que la guiaba hacia un Edén, cerró sus ojos con fuerza cuando saliva blanca caía de su propia boca. Y no sabía si se había dormido, o había muerto, porque entonces todo paro de rodar, dejó de respirar, no sintió nada, más que vacío.
* * *
La desesperación de Luis era interminable, que terminó por dispararle sobre su muslo aventándolo hacia el suelo, George aulló tortuoso, y enseguida los oficiales comenzaron a dispersarse sobre el salón encargándose de él, y su padre caminó hacia su hija con dedos trémulos para quitarle las pulseras y tobilleras de electricidad con lágrimas sobre sus ojos al ver a su hija en aquél estado. No podía soportarlo.
—Cariño, prometo que todo estará bien. —sollozó viendo su respirar, era nulo. Demonios—. ¡Llamen a una ambulancia, tenemos a dos heridos, por un infierno! —exclamó tomándola en sus brazos para acariciarle la frente, ella no respiraba, no lo estaba haciendo. Tomó el pulso de su corazón, y sus ojos se llenaron de lágrimas—. No hay tiempo para eso, necesitamos irnos de inmediato. —la tomó en sus brazos como a un bebé recién nacido, y corrió escaleras abajo con ella sobre sus brazos para montarla sobre el auto, le quitó la saliva esponjosa de su boca—. Todo saldrá bien cariño, lo prometo.
Ella temblaba como una gelatina, él sabía que no se podría haber marchado, su cuerpo no respondería ante sus temblores, pero si no hacían algo rápido, quizás podría abandonarlo.
Dos sargentos lo llevaron en sus brazos a Suga, estaba sangrando mucho, y si no lo llevaban a un hospital lo más pronto posible podría fallecer por pérdida de sangre, y además, pareciera que la bala estuviera afectándole algún órgano, porque le estaba faltando la respiración.
Lo dejó sobre los asientos traseros mientras que Luis se encargaba de ambos con dedos temblorosos, nunca antes había estado tan asustado como ahora, tenía en sus manos la responsabilidad de la vida de ambas personas que se amaban locamente, pero sobre todo, a su hija. La razón de sus sonrisas y del paso hacia la maduración. Cuando había cumplido los dieciocho y Eve le habría dicho que estaba esperando un hijo, su reacción había sido fenomenal. Estaba asustado, no sabía que hacer. No podría cuidarlo como se debía, necesitaba un trabajo estable, y a su edad apenas podía conseguir uno, necesitaba terminar sus estudios y tener a un hijo implicaba ciertas responsabilidades, pero no podía abandonarla. Él amaba con su alma a Eve, y nunca la dejaría sola. Y no se arrepentía de su decisión, habían tenido a una hermosa hija, la más bellas de todas. Con su rostro angelical, sus ojos zafiros, su sonrisa deslumbrante y genuina, llena de dulzura e inteligencia. El fruto del amor, y si lo perdía... un sentido menos para vivir, ella era su niña, la razón de vida.
El sargento prendió marcha lo más rápido posible desesperado, al igual que ambos.
—El hospital más cerca queda a unas cuantas cuadras, por suerte estaremos en unos minutos allá. —vociferó tembloroso arrancando lo más rápido posible, a toda velocidad, tan rápido que pareciera que su cabeza volaría por la ventana.
—Suga, hijo... vamos, sé fuerte. —lo palmeó en su mano con ojos temblorosos. La sangre se esparcía por los asientos y su respirar no era regular, estaba inconsciente. Y la desesperación no quiso ver a Tn_, porque sabía que se exasperaría tanto que podría darle un paro cardíaco, sus pulmones apenas funcionaban con eficacia—. Todos estaremos bien. —dijo optimista cerrando sus ojos con fuerza haciendo que las lágrimas resbalaran por sus mejillas rezándole a Dios que escuchara sus plegarias.
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Dark innocence. [2da Temporada Dark Sides]
AcakCuando Min Yoon Gi desaparece de la faz de la tierra, dejando siquiera una remota huella de que estuvo en Fort Worth, Tn_ Gilbert se propone salir hacia adelante dejando atrás el pasado melodramático y catastrófico, y cuando estuvo a punto de hacerl...