Suga se pasó una mano por sus cabellos dorados descansando en el sofá frente a la camilla de ella.
Reposaba con tanta tranquilidad que emanaba la misma parsimonia. A pesar de su derrumbado aspecto de enferma. Era preciosa, sus labios estaban pálidos como si hubiese estado sometida dentro de un congelador por más de tres horas, pero aún así eran tan deseables que quería besarla a cada instante. Sus pestañas gruesas se dejaban a caer hasta sus ojeras, estaba tan frágil... tan vulnerable que quería golpear algo. De tan sólo pensar como esos animales estaban devorando al potro más inerme e indefenso del rancho. Quería asesinarlos con sus manos, y la desesperación por hacerlo hacia que le enfureciera.
Pero sabía que todo en esta vida se devolvía, y esperaba a que fuese mucho peor de lo que le habían echo a su florcita, tan delicada e inocente, y a la vez tan sardónica y astuta.
La amaba tanto.
Se preguntó que estaría haciendo ahora mismo si no fuese por ella, quizás estuviese muerto al igual que su familia. Porque estaba muy seguro que desde el primer comienzo que lo habían secuestrado, George lo mataría. Pero ella lo salvó, ¿Era posible que una chica pudiese salvarlo? ¿Ser tan fuerte, y a la vez tan delicada?
Lo había conquistado con sus miradas insinuadoras desde el primer comienzo, él la había aborrecido, porque no podía aceptar el hecho de que sus miradas indiscretas sobre las mesas del casino le atrayeran tanto. Lo había desafiado, lo había enfadado como nadie, lo volvía loco como nadie podría hacerlo, cuando ella lo miraba podía olvidar por un momento de que era una bestia, cuando sus ojos lo idolatraban con tanto amor lo hacía sentir distinto, mientras que una pregunta rodaba sobre su mente. ¿Quién podría ser como ella? ¿Quién verdaderamente hubiera estado a su lado para siempre? Nadie más que ella, había matado, soportado sus gilipolleces, había estado a su lado cuando estaba triste, nunca lo había abandonado a pesar de que la tratase como si fuese la peor mierda. Cuando lo habían detenido, ella en vez de ignorarlo, caminó hacia él con sus ojos lagrimosos y la preocupación marcada sobre su reflejo, a pesar de que el día anterior la había tratado como una basura.
Demonios, la amaba tanto. Estaba ensimismado sobre sus pensamientos, que ni si quiera se dio cuenta cuando estaba frente a ella, tomándole de la mano y observándola con admiración.
Habían pasado unas cuantas horas, y ella aún no abría sus ojitos cándidos que extrañaba tanto. Había costado tanto convencer a Luis a que se marchara, a que él estaría cuando abriera sus ojos. No quería ser un atrevido por pedir aquello. Era su padre y tenía todo el derecho de estar con su hija, pero sentía que no quería que ella viese a nadie cuando despertara, más que a él.
Y si era un egoísta de lo peor, lo aceptaba, y no le avergonzaba.
Tomó un mechón de su cabello caoba entre sus dedos y lo acarició con su dedo pulgar e índice, contoneó sus dedos por todo su rostro esculpido, comenzando por sus cejas definidas y delgadas, para terminar por su labio inferior.
Se inclinó con lentitud para tomarlo sobre sus labios, la besó con una sensibilidad tan mesurada que se sorprendió a sí mismo por ello.
La Bestia se había enamorado, la Bestia había encontrado a su Bella.
La respiración acelerada de ella hizo que se diera cuenta de que estaba despierta, con sus labios unidos. Ella se sentó de golpe mirando hacia todos los lados de la habitación, parecía sin aire, tan asustada y conmocionada, que parecía perder consciencia de donde estaba.
—Has despertado... —vocifera sonriente, pero sin embargo, ella no lo hace. Lo observa con recelo, como si no lo conociera. Ella se vuelve a recostar sobre las almohadas de plumas cerrando sus ojos, como si no hubiese querido despertar nunca. Lo ve de píe, y ella se corre sólo unos centímetros para apartarle un espacio. Él no duda un instante en colocarse a su lado tomándole de la mano, ella no se aparta, pero está muy quieta sobre la cama. Tan estática que pareciera de goma. Tn_ inevitablemente se lleva una mano al vientre observando el techo con fijeza.
Suga la coloca encima de la de ella, Tn_ le observa sorprendida.
—Lo sabías... —susurra con los ojos brillantes, recuerda cuando él también había bajado una mano hacia su estómago para mirarla emotivo.
Había susurrado que no era deber suyo decírselo—. ¿Sabías que estaba embarazada, no es así?
Él se sintió regañado ante el tono de su voz, y sus ojos acechadores—. ¡Dímelo! —exigió, una lágrima se derramó de su ojo izquierdo.
—Sí. Lo sabía, pero créeme que te quise decir desde el primer instante pero el doctor no me dejó, temía que pudiese ocurrirte algo.
Cerró sus ojos con fuerza haciendo que una lágrima resbalara hasta caer sobre la almohada.
—Es tuyo, ¿Cierto? —adivinó fácilmente, el pánico de día le había consumido al pensar que podía ser de uno de aquellos cerdos pero... si hubiese sido así, Suga no estaría de ese modo, tan relajado, pero con una tensión sobre sus hombros, no parecía enfurecido, sólo nervioso. Y lo confirmó cuando él asintió con la cabeza.
—Tu padre también lo sabe. —suelta, piensa que podría reaccionar de un modo más distinto, quizás sorprendida... pero ella se mantiene en la cama con los ojos cerrados y acostada, ¿Era posible que todos lo supieran a excepción de ella? Pensó, se impresionaba de que su padre no hubiese sido el primero en regañarla por su descuido, pero ¿Cómo podría hacerlo cuando acababa de recuperarse de una muerte?
—No es necesario que finjas emoción falsa Suga. Sé que a ti no te agrada la idea de que yo esté embarazada, deja de actuar. Tu sabes tan claramente como yo de que apenas me den de alta te marcharás de mi lado, y no te culpo. Te he jodido la vida a muy temprana edad, ¿No? —dice sarcástica, e incapaz de observarlo. La mano de él sigue apoyada sobre la suya, y cuando escupe aquellas palabras él lo aparta con tanta fuerza que su le corre la frialdad de su gesto.
A Suga le enfureció que ella podría pensar aquello, le observó con una impotencia inalcanzable.
—¿Enserio me crees tan hijo de perra? —ella se exalta cuando escucha su voz rabiosa, pareciera que su comentario lo hubiese ofendido—. ¿Enserio crees que estaría acá a tu lado? ¿Enserio lo crees, Tn_? —la observó dolido, ella lo observó fijamente a los ojos, y supo que había franqueza, había una promesa—. Si alguien te ha jodido la vida, soy yo. Y lo sabes perfectamente. —graznó, el color rojizo colérico que había dominado su rostro estaba descendiendo hacia su cuerpo—. Si a alguien pareciera que la idea no le agrada en lo absoluto es a ti.
—No es eso... —susurró sin apenas inmutarse, sin apenas moverse. Traía una gran responsabilidad sobre sus hombros, ¿Cómo podían criar a un hijo? Amaba a los niños, pero no era lo suficientemente madura para ello. Y además, ¿Cómo podrían mantenerlo? Suga dudaba que pudiese estudiar, sacar algún título en algo, no sólo porque ella no lo dejaría, si no porque sus notas eran un asco al igual que su comportamiento y realmente dudaba de que él fuese a aprobar.
Su obligación era estudiar, licenciarse en la mejor universidad de Oxford,
no ser una madre a casi los dieciocho. El error que habrían estado tratando de prevenir sus padres no había servido para nada—. No hay futuro para esto, ¿Comprendes?
Suga frunció el ceño.
—¿Qué? —escupió conmocionado ante lo que acababa de oír. No podía creerlo, y no lo haría—. ¿Qué estás diciéndome? ¿Que no quieres tener a nuestro hijo? —hizo énfasis en sus palabras, y su piel se estremeció cuando oyó el modo plural de la frase, ella se quedó en silencio, no era que no quisiera tenerlo, sólo que... le costaba asimilar la idea, no quería defraudar a su madre, no quería ser una perdedora y tener que vivir con las limosnas y el mismo techo de sus padres, quería independizarse de sí misma, y no podía lograrlo así—. Tu padre está tan emocionado como yo Tn_. No puedes hacernos esto, tu madre sabe de la noticia también, ¿A qué temes? Nadie te regañará, nadie te dejará, yo no te dejaré. ¿Que no te das cuenta que lo que llevas dentro de ti es un milagro de Dios? —la estupefacción de sus palabras hacían que le doliera el corazón a ella.
—Ya sé Suga. —dijo hastiada, y suspiró—. Estoy tratando de pensar, de pensar en cómo podremos salir adelante con un hijo... no es un muñeco, es un bebé, real. Que define todos los cargos de maduración, de gastos económico... todo eso, ¿Entiendes?, y yo simplemente... yo... me siento tan estúpida, porque cuando alguien me toca pienso que me lastimarán, ¿Te das cuenta de eso? Soy una imbécil que estará absorta siempre sobre el pasado.
—Podremos salir adelante teniéndonos mutuamente. Dios, basta... —cerró sus puños—. Sé lo que cuesta salir de un trauma de abuso sexual, ¡También he pasado por ello, pero no me impide hacer mi vida! —gruñe, y enseguida se arrepiente de lo que ha escapado de sus labios.
—¿Qué has dicho?
Demasiado tarde, piensa. La incredulidad que ella emanaba lo atravesaba por todo el cuerpo, tragó saliva.
—¿Qué? ¿Te sorprende? ¿Crees que no he sido tocado por un neurótico de mierda? Nos violó a todos nosotros, empezando por mamá hasta llegar a mí, luego a Elizabeth, luego a Sammy. Y así fue, una y otra vez. Nadie podía defenderse, yo era lo bastante indefenso como para sacar fuerzas, como para golpearlo, al primer intento acabaría muerto.
Pero eso ya no más, me propuse a mí mismo que nadie si quiera me observaría con recelo si no quería ser golpeado, odié a todo el mundo, hasta mi propia madre, porque la culpaba de haberse casado con ese monstruo. Porque creía que por su culpa a nosotros nos había tocado vivir todo esto, pero me di cuenta de que sólo era su maldita culpa. De que era un enfermo, desgraciado y... —cerró sus puños haciendo que volviesen tan blancos como la nieve, Tn_ lo tomó de la mano, para alentarlo—. Manipulador. Todo este tiempo he tratado de mantener a Elizabeth, a mamá... escondidas, pero no ha funcionado nada. Han matado a mis dos hermanos, la vida es una completa mierda. Hasta que llegaste tú, sin ti sería una basura. Golpéame si soy demasiado cursi, porque realmente odio serlo. Pero me es inevitable hacerte saber lo que siento. Te
quise odiar durante tanto tiempo porque me atraías de una forma... asquerosa, te he deseado desde el primer día en que te vi en el instituto, con tu felicidad sobre tus ojos, me diste envidia, porque yo también quería ser un alma tan alegre como tú. No sé como mierda te fuiste colando en mi vida, hasta tal punto que te necesito tanto. Pero lo único que puedo decirte es que me haz salvado, gracias a ti he cambiado, sin siquiera ser esas tus intenciones.
No soportaría el hecho de perderte ahora a ti, ni tampoco a nuestro hijo... no nos hagas esto, ¿Qué no te emociona ser una familia? No seré el mejor padre del mundo, pero te prometo que daré todo lo de mí por esa cosa roja que llora, y haremos una familia... la familia que yo siempre quise. Por favor no
me niegues la oportunidad porque...
Él se quedó en silencio cuando ella le dio una bofetada. Y comenzó a reírse histéricamente mientras saltaba a sus brazos.
—Fuiste demasiado cursi. Lo lamento, te amo tanto Suga. Te amo más que a mi vida propia, nunca, nunca, nunca te alejaría de mí ni por todo el oro del mundo, te prometo que conformaremos la mejor familia del mundo. Seremos los padres más horribles y descuidados del mundo pero trataremos de mejorar con el tiempo, ¿Sí? —lo tomó de las mejillas para besarlo con todas sus ganas, nunca en la vida se había sentido tan feliz como ahora lo estaba, y el sentimiento era mutuo—. Pensemos que... este feto puede ser la reencarnación de tus dos hermanitos ¿Sí? Lo protegeremos con toda nuestra vida.
Él sonrió sobre sus labios nostálgico comiéndosela a besos, haciendo que ella quedase bajo su cuerpo, cayendo sobre la camilla, una lágrima fue incapaz de retenerse de sus ojos—. Oh mi amor... no llores. —susurró Tn_, al ver su puchero con el propósito de esconder sus sollozos, no evitó llorar al conjunto de él.
—Es que realmente me siento muy feliz... quizás somos demasiado
jóvenes para esto, pero no me importa. —volvió a besarla mientras acariciaba su vientre.
—Eres todo lo que necesito...
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Dark innocence. [2da Temporada Dark Sides]
NezařaditelnéCuando Min Yoon Gi desaparece de la faz de la tierra, dejando siquiera una remota huella de que estuvo en Fort Worth, Tn_ Gilbert se propone salir hacia adelante dejando atrás el pasado melodramático y catastrófico, y cuando estuvo a punto de hacerl...