Capítulo 2.

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~¿Ya llegamos? ¿Adónde vamos? ¿Vas a decirme? Andy...

-Ahhhhh ya para por favor—se quejó.

~De verdad quiero saber Andy, nunca me dices nada y me estoy alterando.

-Pues trata de calmarte *Tono del teléfono*—¿Quién es Maia?

~Es Roberto—dije viendo la pantalla de mi celular.

-¿Artigas?—Preguntó confundido.

~Si, el mismísimo Roberto Artigas—contesté antes de que se cortara.

Llamada telefónica:

~¿Roberto?

-Maia Harington ¿qué tal? Dile al ingrato de tu esposo que no recibimos ninguna llamada de él desde que se casó.

~Espera, te pongo en altavoz... Listo.

-Robertito dígame.

-Maldito Andy ¿Tan ocupado estás que no puedes ni hacernos una llamada?

-Hey Alejandro ¿No estaba hablando con Roberto?

-Me he quedado sin aire, pensé que no nos contestarías ya que nos tienes olvidados.

-Esperen un segundo ¿Hablo con Alejandro, Roberto, Johan, Kevo o Mena?

-Con todos pendejo—dijeron al unísono.

-Dios chicos discúlpenme es que ahora estoy de viaje con mi señorita esposa pero cuando regrese les juro que los iré a ver para salir, promesa de youtuber.

~¿Es enserio?

-Dios Maia ¿No conoces la promesa de Youtubers? Bien es algo inquebrantable.

~Un momento ¿Todos aquí son Youtubers?

-Obvio ¿Andy no te ha dicho nada?

-Haber haber chicos no evadan ese tema ¿si? Los iré a ver pronto cuando regrese.

-Ok, ojalá que sea pronto y no nos engañes Merino, te las verás con el gordo.

-Bien Johan, estás peor que mi chica.

-Que gracioso, bueno cuídate Maia, mándale saludos a los bebés, dile que los amamos, que los queremos y en estos días los vamos a ir a apachurrar.

~Ja, ja, ja, Yo les diré y no te preocupes los apachurraré por ti.

-Ya tranquila, lleguen rápido y visítennos .

-Ya no hostigues a mi chica y si los iremos a ver... Ok tenemos que colgar llegamos a nuestro destino.

-Mua Mua, adiós chicos—dijo Mena.

Fin de la llamada telefónica.

Habíamos llegado, era un lugar muy hermoso, elegante, traía puesto una blusa de seda blanca, pantalón jean y tacos color azul.

-¿Preparada?—dijo Andy antes de salir del auto.

~¿Qué es este lugar Andy?—pregunté analizando el lugar con la mirada.

-Este es el lugar donde se conocieron mis padres—Al oír eso volteé a verlo.

~Amor... Me trajiste a un muy hermoso lugar—musité y me acerqué a él a besar su mejilla.

-Este lugar... Me gusta mucho porque es acogedor, nuestra historia es como la de nuestros padres, los de mamá no querían que esté con papá por su dinero, pero después de tiempo él formó su propia empresa llegando a tener mucho dinero, sus padres de mi madre regresaron, pero ellos ya no los querían al darse cuenta que solo veían el dinero—mientras Andy miraba el restaurante con los ojos llenos de lágrimas, terminó de hablar y entrelacé nuestro dedos con delicadeza, a lo que él miro y sonrío, luego se volteó hacia mi, para tomar mis dos manos.

~Yo...

-No digas nada amor, solo prométeme que no te irás nunca de mi vida, que solo la muerte nos separará y que si yo me voy antes no me cambiarás por nadie y cuidarás de nuestros hijos.

~Andy, Andy no digas eso, tu te quedarás conmigo por muchos años más—puse mi mano en su mejilla y la atraje hacia mi boca, metiendo mi lengua en su cavidad recorriendo cada rincón— Te amo Merino.

-Yo también—pausó— ¿Entramos?—preguntó.

~Claro— ingresamos y el lugar era sumamente elegante, me tenía sin cuidado que mis padres no aceptaran a Andy, yo lo amo demasiado como para dejarlo, y así contra viento y marea estaré con él, no permitiré que nos separen.

PoV Andy:

Entramos al lugar y Maia escogió un mesa cerca de una pareja de ancianos, yo rodé los ojos dándole la razón como siempre, nos sentamos y la mesera con cuerpo perfecto no se hizo esperar, le miré solo el trasero cuando llegó asegurándome que Maia que no me viera, pedimos y ella al momento de que ella se retiraría, la fulminó con la mirada, me encantaba ver como Maia se ponía celosa, se veía hermosa con el ceño fruncido. Cuando pensé que no me había visto recibí una patada en los huevos por parte de ella supongo que se daría cuenta, presentimientos femeninos.

Después del incidente del culo rico pasando por mis narices, esperando que llegara la comida, hablamos de cosas vanas, de nuestro futuro, nuestro nuevo comienzo. Cada vez que la hacía reír y una hermosa sonrisa decoraba su perfecto rostro, sus bellos ojos azules como el mar, se iluminaban como antes. Seguíamos hablando de cosas sin sentido hasta que llegó la comida, Maia no comía frituras a pesar de que a veces degustaba cualquier cosa que encontrara por la calle, recorría cada puesto buscando algo nuevo para probar. Habíamos terminado de comer, al final pedimos un postre, podía ver como Maia lamía la cuchara con helado, como sacaba con su cuchara pedazos pequeños de chocolate y me los daba en la boca, salimos del restaurante, era tarde mientras iba manejando Maia se quedó dormida. Estaba solo a unas cuadras de llegar cuando a la distancia vi, como un hombre estaba parado en la pista, no podía tocar la bocina ya que estaba prohibido, así que fui despacio, prendí mis luces pero no se movía antes de que llegara, salió corriendo del lugar, me pareció muy extraño ya que estás cosas no pasan, al menos que haya visto a un fantasma o esté alucinando.

-Amor... —Susurré en el oído de Maia para despertarla, empecé a besar su cuello con delicadeza, la vi como se levantaba poco a poco.

~¿Llegamos?—preguntó con voz ronca y soltando un bostezo.

-Si... Amor acaba de...— La miré y se había vuelto a dormir, sonreí al verla y bajé del auto, Fui al asiento del copiloto para poder cargar a Maia y llevarla a la casa. La tomé entre mis brazos y llegó inmediatamente alguien de la residencia para guardar mi auto, después de darle las llaves, llegué a casa, estaba todo desordenado, dejé Maia en la cama.

-Te amo...—musitó y sonreí feliz.

Los Merino'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora