14° - Adiós.

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Te vi, tan quieto. 
Inmóvil en aquel salón, inmenso ante tu presencia.
Cubierto de blanco velo, reposando, en descanso eterno.
Esbozando una sonrisa.
Te toqué, rocé tus manos, tus dedos fríos, yemas moradas.
El olor a perfume que al tocarte me impregnó.
Apoyé, como en aquellos tiempos, 
mi mano en tu frente. 
Acaricié los escasos mechones ceniza, recordé viejos momentos.
Me sumí ante el dolor,
 y afloraron de mis ojos los lamentos más profundos.

Perdón por no haberte despedido,
susurre casi por dentro. 
Lo que se va jamás vuelve, 
ni tampoco esos momentos.

Ni Dios va a ayudarme,
 a olvidar esto que vivo.
Ni aunque de arriba me implores, 
ni aunque de aquí me lo pidan.

Ya no me importa este plano, en mis sueños, estas vivo.



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