El esperado viaje

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 Después de horas de insomnio, en donde no pude pegar un ojo y me la pasé escuchando a GOT7, logré dormir unas tres horas.

*Riiiing Riiiiiing* sonó el despertador a las 7:30 am, nos levantamos perezosas con Agustina, desayunamos con nuestro padre, a quién le destellaban los ojos de felicidad, y quién no notaba nuestras inseguridades acerca de mudarnos a un país tan distinto al nuestro...

 Habían pasado alrededor de dos horas hasta que llegamos al aeropuerto, ahora nos encontrabamos esperando abordar el vuelo.

Agustina- No sé cómo puedes estar TAN tranquila, estamos yendo a conocer a nuestra ''nueva familia'', no puedo soportarlo.

Leila- También estoy inquieta, solo que no servirá de nada alterarnos, además, veamosle el lado positivo, iremos al país de nuestros sueños.

Agustina- Un país donde papá nos dijo que tenemos otros hermanos, donde no pienso llamar ''mamá'' a su nueva mujer.

Leila- Nadie te obligará a hacerlo.

 Al cabo de unos minutos, estábamos en el avión despegando hacia Corea, era la primera vez que pasábamos por esta experiencia, y fué increíble, adrenalina total cuando subíamos, ver las pomposas nubes de cerca, las ciudades casi invisibles de tan pequeñas que se llegaban a ver y la cantidad insuperable de agua *claramente tratando de evitar pensar en las incontables películas en dónde los aviones siempre caen al océano. El pánico no ayudaría en nada*.

  Después de exactamente 24 horas de viaje, con una pequeña escala en Estambul antes de seguir a nuestro destino, llegamos a la mágica Corea Del Sur... al bajar, recogimos nuestro equipaje y nos dirigimos a la entrada del aeropuerto, papá marcó un número en su teléfono, habló en un perfecto coreano por unos segundos, y cortó. Nos dijo que esperáramos porque un auto venía en camino para llevarnos a nuestra nueva casa -Qué raro sonaba que todo fuera ''nuevo''- .

Un lujoso auto nuevo aparcó a nuestro lado, nos subimos los tres y emprendimos el corto viaje a nuestro hogar.

Agustina- ¿Cuánto falta?

Padre- No mucho Agus.

Leila- ¿Cómo es la casa?, ¿compartiremos habitación?.

Padre- La casa es grande, pero no tiene tantas habitaciones, la compartirán hasta que encontremos una solución.

Agustina- Mudarnos solos, quizá...

Padre- ¡AGUSTINA!. Lo que pasa es que como les comenté, también están sus hermanos, ellos también comparten su habitación y prometieron dar lo mejor de sí para ayudarlas a adaptarse. ¿Puedo pedirles paciencia?.

Leila- ¿Y porqué no nos hablas de nuestros hermanos?.

Padre- Prefiero que los conozcan en persona primero, y se saquen sus dudas preguntándoles a ellos mismos. Ya verán porqué...

 Veinte minutos más tarde estábamos parados frente a la puerta de una hermosa casa, papá abrió la puerta y escuchamos un escandaloso: ¡BIENVENIDAS!, pero no puedo explicar lo impactadas que estábamos al ver quiénes eran los que dijeron aquella palabra...

Un nuevo comienzo *Mark Tuan* (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora