Después del amor.

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Desperté y vi la hora, estaba justo a tiempo. Mis pies se entumieron al hacer contacto con el frió piso de mi habitación. Tarde unos segundos en estar lo suficientemente consciente para poder caminar hasta el baño y tomar una ducha.

Cuando termine me dirigí al cuarto de Jessica, si no le daba tiempo de maquillarse y peinarse me mataría.

Me pare en el umbral de su puerta tome aire y grite a todo pulmón—¡Hora de despertaaaaaaaar! ¡tenemos clases!

—¡No puede ser! ¡Cállate!— Grito mientras se ponía la almohada sobre la cabeza.

—Vamos, ¡primer día de clases!—Corrí hasta su cama y subí en ella— ¡Ariba! ¡Vamos!— Le picaba las costillas, el brazo, le jalaba el cabello y no se levantaba. Baje y le quite todas las cobijas de encima.

—¡Detente, por favor!— Suplico aún acostada.

—Vamos a llegar tarde, arriba—Seguía sin moverse así que fui al baño y llene una pequeña tina con agua fría. Una vez llena, regrese a su cama y con un poco de dificultad subí, puse un pie en cada lado de su cuerpo y deje caer el agua fría.

—¡Hora de despertaaaaaaar— Dije con voz cantarina al mismo tiempo que caía el liquido cristalino.

—¡Maldita sea! ¡Kalli!—Dio un brinco y corrió hacia el baño.

Después de alistarme prepare nuestros almuerzos ya que la comida de la cafetería era espeluznante.

Jessica salió de su cuarto lista, sentándose en la barra de la cocina. Su cabello rojizo hacia que sus ojos verde avellana resaltaran,  al igual que las pecas en su rostro, recuerdo haber sentido envidia por sus largas piernas, puesto que la hacían mucho mas alta que yo.

—Te vas a ir al infierno, maldita—Me mostró su sonrisa mas falsa para luego mostrar una expresión mas tranquila.

—Tu te vas a ir caminando, querida— Guiñe un ojo y ella sonrió aun más— Además, se te hubiera hecho tarde, de nada.

—Que más da, tenemos que irnos la clase inicia en treinta minutos— Tomamos nuestras cosas y corrimos hacia mi mini cooper negro.

Una vez en marcha Jess encendió el radio, sonaba "Blank Space" de Taylor Swift y las dos comenzamos a cantar.

—Llegamos— Mire a mi amiga, quien se veía igual de nerviosa que yo. Hicimos nuestra rutina con las manos para desearnos suerte y salimos del auto para dirigirnos a la gran edificación.

Comenzaba a frustrarme el no encontrar el salón en el que tendría mi primer clase hasta que finalmente divise la placa con el nombre de la materia a un lado de la puerta.

Entre deprisa tomando el primer asiento que encontré libre, que por supuesto era frente al escritorio del profesor, quien creía, era el sujeto canoso que escribía en la pizarra.

—Buenos días, soy el profesor Frederick, y yo les daré la clase de Historia del Arte. Podría empezar a intimidarlos, pero no es mi estilo, así que háganme las cosas fáciles y anoten su nombre en las hojas...— Me entrego varios folios blancos y con un gesto con la mano me indico pasarlos hacia atrás.

—Muy bien, ahora es el turno de... ¿Kalliste Duarte León?— Me levante de mi asiento y camine hasta el. Volvió a dirigir su vista hacia el papelito blanco donde había anotado mi nombre manteniendo un gesto de confusión, el cual cambio por una sonrisa en cuestión de segundos— ¿Eres extranjera?