Capítulo 3

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Antes de empezar, debo decir dos cosas:

Primero, me pongo a escribir porque POR FIN terminé mi práctica y mi seminario *o* peeero me queda la tesis hasta el fin de mis días así que seguiré sufriendo xD manden aiiuuudaaa

Segundo, GRACIAS por sus comentarios y estressshitas :D y por hacerme llegar a más de 100 ojitos (?

Ahora sí~

(Reborn no es mío y todo eso)

Capítulo 3

El profundo estado de shock en el que había quedado sumergido, le impidió notar en qué momento su fiel guardián había echado a correr. Pasaron segundos que le parecieron horas, no podía terminar de encajar una cosa con otra, le pareció que sus propios pensamientos estaban en otro idioma.

Arrastró los pies hasta su casa, cenó en completo silencio y a pesar del escándalo de Lambo e I-Pin, no se movió ni un centímetro, llevándose la comida a la boca por mera inercia.

Estando ya listo para dormir sólo consiguió tumbarse y mirar el techo fijamente, con la frase dicha por la calavera repitiéndose una y otra vez: "¡Qué vergüenza! ¡Cada vez que te enfermas y te dejan en la cama de Sawada Tsunayoshi te masturbas oliendo sus sábanas!"

Es cierto, al vivir en la misma casa con Bianchi, era bastante común que Gokudera se enfermara del estómago con sólo verla, producto de sus traumas de la niñez. Y siempre terminaba prestándole su cama para descansar...y al parecer no descansaba solamente.

En la oscuridad de la noche, intentó por enésima vez poner todo sobre la mesa y analizar bien qué demonios estaba sucediendo, tanto en él mismo como en su amigo.

Comenzando por la enorme y vergonzosa charla a la que Reborn lo había sometido, mas gracias a ello es que ahora podía entender mejor lo que les pasaba a ambos, estaban en la época donde las hormonas gobiernan sus cuerpos y es normal tener deseos de tocarse. Ahora bien, ¿por qué al guardián de la tormenta le pasaba eso en su cama y a él en plena clase de matemáticas? Esto se estaba complicando más y más.

No supo cuándo logró quedarse dormido, puesto que en su sueño figuraba en su propia cama a oscuras, pero no en soledad como se había acostado. Las sábanas habían quedado lejos y su ahora necesitada parte baja estaba siendo acariciada con mucha habilidad.

-¿Le gusta así, Juudaime?-Esa dulce voz que conocía tan bien le hizo cosquillas en la oreja, sintiendo una lengua húmeda acariciar desde allí hasta su clavícula, moviéndose lentamente.

-Mnh...-Se relamió los labios, doblando un poco las rodillas por las intensas sensaciones que recibía. Todo se sentía tan bien.-Nhg... ¡Sí, me gusta mucho!-No pudo mentir ni ocultar su goce, estaba poseído por ese vaivén.

Contento con la respuesta, su acompañante aumentó el ritmo y dejó una mordida bien marcada en el hombro del más bajo, haciéndolo gritar y sonreír de oreja a oreja. Tsuna sintió que flotaba, más bien era como estar sobre una nube de espuma, navegando en un mar de infinito placer que lo llenaba de un calor abrasante.

No había tiempo para quitarle la ropa, por lo que Gokudera sólo la movió y dejó a medio poner para tener más de la piel de su jefe, dejando marcas con sus fuertes chupones y mordidas. Eso era precisamente lo que estaba buscando el décimo Vongola, al no saber nada de sexo, quería que alguien más se hiciera cargo de sus deseos, que lo tomara con violencia, lo sometiera y le diera una vez más esa explosión deliciosa que sintió en el salón de clases, se sentía capaz de cualquier cosa con tal de volver a tener algo así.

-Juudaime...-Susurró con la voz cargada de deseo, masajeando deliciosamente la erección de Tsuna, pegándose a su cuerpo para hacerle sentir la propia, frotándose contra su pierna. El castaño no pudo hacer más que seguir retorciéndose, dejando que el otro se encargara de satisfacerlo.

Sapiencia [5927]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora