Regreso a casa

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[XK]

Minghao preparó la elaborada cena de aquella noche (tres emparedados de cuatro quesos, con un vaso de leche y una gelatina) para su novio y su sobrino mayor. Chan tuvo su propia y exclusiva papilla de zanahoria con chicharros además de su biberón de fórmula láctea (que Minghao tuvo que buscar un tutorial en Youtube para poder prepararlo). 

Al terminar la comida, mientras Junhui jugaba con sus peluches y su hermano menor al restaurant, Soon y Minghao acomodaron todos los productos en las gavetas de la cocina. Después de dos horas, a las diez de la noche, los hijos de la hermana mayor Xú tomaron un baño y se fueron a la cama.

Minghao y su novio se acomodaron en la oscuridad de la sala viendo alguna película de terror que encontraron en un canal y con un tazón de frituras en la mesa de centro, esperando a que los padres llegaran.

— Eres la persona más infantil del mundo —dijo Soonyoung, recargado en el hombro del menor.

— No sé a qué te refieres, hyung —el mas alto subió sus largas piernas al regazo de su novio y con sus manos se colgó de su cuello.

— Besarme por celos, qué original —rodó los ojos, con una sonrisa divertida.

El chino hizo un puchero de inocencia, abrazando con fuerza a su pareja, y ambos se echaron a reír por el gesto. Minghao besó la mejilla del mayor una y otra vez hasta dejar un caminito de saliva que iba desde su pómulo hasta sus labios, donde se detuvo un largo rato a saborear la suave boca de Soon.

— Creo que seríamos buenos padres —comentó el de pequeños ojos, aún muy cerca de los labios contrarios.

Minghao deshizo su abrazo y bajó las piernas del regazo del mayor. Antes de que Soonyoung tuviera tiempo de reclamar, Ming lo sujetó fuertemente de la cintura y lo alzó un poco hasta colocarlo sobre sus piernas. El mayor casi perdió el equilibrio por lo que se sujetó de los hombros de su novio. Frente a frente.

— Entonces hagamos bebés, hyung —Minghao sonrió tiernamente, como si su comentario no estuviese subido de tono.

 Soonyoung frunció su ceño y una sonrisa nerviosa surcó su boca, alejándose lentamente del cuerpo ajeno. El chino notó aquella acción y aferró más el agarre en la cintura contraria. El menor tiró a Soon de espaldas contra el suave sofá, colocándose sobre él, atacó con besos rudos en la blanca piel del cuello de Soon.

— Minghao... d-detente —decía el de pequeños ojos, a pesar de que su tono no era convincente y ladeaba la cabeza para dejar más espacio que besar— ...M-Ming...   

— Hyung —el más alto susurró en su oído mientras una mano se colaba por debajo de la camiseta blanca de Soon. 

— ¡Buenas noches! 

Las luces se encendieron y los muchachos se separaron de un brinco, fingiendo que nada sucedía, a pesar de que la hermana mayor Xú y el cuñado de Minghao los miraban con sonrisas burlonas. Soon clavó la vista en el suelo, rojo hasta las orejas. Minghao (igual de ruborizado) sonrió a su hermana, preguntando casualmente sobre "cómo estuvo la salida".

— Bien, bien. No sabía que Soonyoungie iba a ayudarte, hermanito. Hubiera estado más tranquila desde un principio —la elegante mujer se cruzó de brazos, conteniendo las risas—. ¿Y mis niños?

— D-durmiendo. Les dimos de cenar y los bañamos —contestó el mayor de los chicos, nervioso y abochornado.

— ¿Durmiendo? ¿Lograron dormirlos tan temprano? —La madre parecía verdaderamente sorprendida—. Soon, ¿no quieres ser nuestros niñero oficial? Horarios flexibles, niños tranquilos..., te pagaré bien. 

Al supermercado. [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora